1 Corintios 13

A) CONTEXTO

Introducción

Para comprender plenamente 1 Corintios 13 y su enfoque en el amor, es esencial situarlo dentro del contexto más amplio de la carta de Pablo a los Corintios. Esta carta fue escrita a una iglesia que enfrentaba diversos problemas y tensiones internas, y cada capítulo aporta detalles importantes sobre las situaciones que estaban ocurriendo. Al explorar los capítulos anteriores y posteriores, así como el ambiente social y cultural de Corinto, podemos tener una visión más clara de por qué Pablo enfatiza tanto el amor en este pasaje.

Contexto Histórico y Cultural

La Ciudad de Corinto

Corinto era una ciudad clave en la antigua Grecia, conocida por su riqueza, comercio y diversidad cultural. Su ubicación en el istmo de Corinto la convertía en un punto de encuentro para viajeros y comerciantes de todo el mundo mediterráneo. Sin embargo, también era famosa por su inmoralidad y las prácticas religiosas paganas, incluyendo el culto a Afrodita, la diosa del amor, que influenciaba fuertemente la vida social y moral de la ciudad.

La Iglesia en Corinto

La iglesia de Corinto fue establecida por Pablo durante su segundo viaje misionero (Hechos 18:1-17). Esta comunidad era diversa, compuesta por judíos y gentiles convertidos al cristianismo, lo que aportaba una variedad de antecedentes culturales y religiosos. Esta diversidad, aunque enriquecedora, también resultaba en conflictos y divisiones dentro de la congregación.

Contexto de los Capítulos Anteriores

Capítulo 12: Los Dones Espirituales

El capítulo 12 de 1 Corintios se centra en los dones espirituales y su propósito dentro del cuerpo de Cristo. Pablo empieza describiendo la diversidad de dones dados por el Espíritu Santo (1 Corintios 12:4-11), enfatizando que todos estos dones provienen del mismo Espíritu y tienen como fin la edificación de la iglesia.

“Hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” (1 Corintios 12:4-6)

Pablo utiliza la analogía del cuerpo humano para ilustrar cómo cada miembro de la iglesia tiene un papel único y necesario (1 Corintios 12:12-27). Cada miembro, sin importar su función, es valioso y esencial para el bienestar del cuerpo entero. Sin embargo, en Corinto, los dones espirituales se habían convertido en una fuente de orgullo y competencia, en lugar de ser herramientas para la unidad y el servicio mutuo.

“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.” (1 Corintios 12:12)

Pablo concluye el capítulo destacando que, aunque los dones espirituales son importantes, hay un “camino aún más excelente” que desea mostrarles, preparando el terreno para el capítulo 13.

“Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.” (1 Corintios 12:31)

Contexto de los Capítulos Posteriores

Capítulo 14: La Profecía y las Lenguas

El capítulo 14 continúa la discusión sobre los dones espirituales, enfocándose especialmente en el don de profecía y el don de lenguas. Pablo enfatiza la importancia de la edificación de la iglesia en la utilización de estos dones. En contraste con el uso de las lenguas, que puede no ser entendido por todos, la profecía es destacada por su capacidad de edificar, exhortar y consolar a la congregación (1 Corintios 14:3).

“Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” (1 Corintios 14:3)

Pablo instruye a los corintios a buscar los dones que edifiquen a la iglesia, subrayando que todo debe hacerse de manera ordenada y comprensible para que todos puedan ser edificados (1 Corintios 14:26-33).

“Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.” (1 Corintios 14:39-40)

El Ambiente Social y Cultural de Corinto

Diversidad y Conflictos Internos

La diversidad cultural y social en Corinto no solo aportaba riqueza a la comunidad cristiana, sino que también traía desafíos. La influencia de las prácticas paganas y la inmoralidad de la ciudad eran factores constantes que la iglesia tenía que enfrentar. Además, los diferentes trasfondos de los miembros contribuían a las divisiones y a los malentendidos sobre cómo vivir la nueva fe cristiana.

Influencias Religiosas

El politeísmo y las prácticas religiosas paganas estaban profundamente arraigadas en la vida cotidiana de los corintios. La ciudad era conocida por sus templos y rituales dedicados a diversas deidades, lo que contradecía directamente las enseñanzas cristianas sobre la adoración de un solo Dios verdadero. La iglesia de Corinto luchaba por mantenerse fiel en un ambiente que promovía valores y prácticas contrarias al evangelio.

Competencia y Orgullo

La competencia y el orgullo eran problemas serios dentro de la iglesia. Los miembros a menudo se enorgullecían de sus dones espirituales, lo que causaba divisiones y resentimiento. En lugar de ver sus dones como herramientas para servir y edificar a los demás, muchos los utilizaban para elevarse a sí mismos. Esta actitud contradecía el mensaje de humildad y servicio enseñado por Jesús.

Resumen del Contexto

1 Corintios 13 no surge en un vacío, sino en medio de una discusión sobre los dones espirituales y la unidad del cuerpo de Cristo. Los capítulos 12 y 14 proporcionan un trasfondo crucial que ayuda a entender por qué Pablo siente la necesidad de enfatizar el amor como el principio rector que debe guiar el uso de los dones. En un contexto de competencia, orgullo y divisiones, el amor es presentado como el camino más excelente, el único que puede traer verdadera unidad y edificación a la iglesia.

Al estudiar estos capítulos y el ambiente social de Corinto, podemos apreciar mejor la profundidad y relevancia del mensaje de Pablo. Nos recuerda que, más allá de cualquier don o habilidad, el amor es lo que verdaderamente refleja el carácter de Cristo y lo que debe guiar todas nuestras acciones y relaciones dentro del cuerpo de Cristo.

B) MAPA RESUMEN

1. La Necesidad del Amor (Versículos 1-3)

  • Sin amor, los dones espirituales y los actos de generosidad no tienen valor.

2. La Naturaleza del Amor (Versículos 4-7)

  • Positivo: Paciente, bondadoso, regocija en la verdad.
  • Negativo: No envidioso, no jactancioso, no orgulloso, no deshonroso, no egoísta, no irritable, no se deleita en la maldad.
  • Siempre: Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

3. La Permanencia del Amor (Versículos 8-13)

  • Temporal: Dones espirituales (profecía, lenguas, conocimiento) son temporales.
  • Eterno: El amor nunca deja de ser.
  • Comparación: Ahora vemos parcialmente, pero un día veremos cara a cara.
  • Supremacía: Fe, esperanza y amor permanecen; el mayor de ellos es el amor.

Aplicación Práctica

  • Prioridad: El amor debe ser la base de la vida cristiana y los dones espirituales.
  • Definición: Amor es acción, no solo sentimiento.
  • Evidencia: El amor promueve unidad y edificación en la iglesia.

Este mapa resume los temas clave de 1 Corintios 13, destacando la importancia, naturaleza y permanencia del amor cristiano.


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1 Corintios 13:1 – Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

Este versículo inicia el famoso capítulo sobre el amor en la primera carta de Pablo a los Corintios. En él, Pablo establece la preeminencia del amor sobre todos los dones espirituales. En este versículo, Pablo enfatiza que sin amor, incluso los dones más extraordinarios y las acciones más nobles no tienen ningún valor.

  • “Si yo hablara”: Pablo utiliza la primera persona del singular, “yo”, lo que hace que su declaración sea personal y directa. Esta elección literaria implica que, independientemente de quién sea, sin importar su posición o dones, el principio que está a punto de expresar se aplica a todos los creyentes. Hablar en este contexto es una referencia a uno de los dones espirituales más valorados en la iglesia de Corinto: el don de lenguas.
  • “Lenguas humanas”: Aquí, Pablo menciona “lenguas humanas” y “angélicas”, ampliando el ámbito de su argumentación. Las “lenguas humanas” se refieren a los diferentes idiomas que existen en el mundo. En el día de Pentecostés, los discípulos recibieron el don de hablar en otros idiomas (Hechos 2:4-6), un milagro que permitió que personas de diferentes naciones entendieran el mensaje del evangelio en su propio idioma.
  • “Lenguas angélicas“: Este concepto sugiere un tipo de lenguaje celestial, posiblemente usado por los ángeles en su comunicación. Aunque no se detalla explícitamente en las Escrituras, Pablo podría estar usando esta expresión para abarcar todos los tipos de comunicación sobrenatural. En Daniel 10:12-14, vemos un ejemplo de un ángel comunicándose con Daniel, sugiriendo que los ángeles tienen una forma de comunicación divina. Sin embargo, aunque uno pudiera hablar en estos lenguajes celestiales, sin amor, todo ese don se vuelve inútil y vacío. En 1 Corintios 12, Pablo discute los diversos dones espirituales, incluido el hablar en lenguas (1 Corintios 12:10, 28). Enfatiza que, aunque este don es valioso, su uso sin amor lo despoja de su valor. La mención de lenguas angélicas también puede ser vista como una hipérbole, enfatizando la inutilidad de incluso los dones más sublimes si no están acompañados por el amor.
  • “y no tengo amor”: El amor (ἀγάπη, “agapē”) es el tipo de amor más elevado y desinteresado, caracterizado por la abnegación y el sacrificio por el bienestar de otros. Es el tipo de amor que Dios tiene por nosotros y que debemos tener unos por otros. Este amor es el fundamento de todas las virtudes cristianas y la esencia de la vida en Cristo (1 Juan 4:8). El amor ágape es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no es arrogante, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad (1 Corintios 13:4-7). Este amor es la esencia del carácter de Dios. En Juan 3:16, vemos que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El amor ágape es la fuerza motriz detrás de la redención y es el vínculo perfecto que une todas las virtudes cristianas (Colosenses 3:14). Sin este amor, nuestras acciones y dones no tienen valor eterno. Pablo coloca el amor como el cimiento esencial sobre el cual todos los dones y acciones deben edificarse. Jesús enseñó que el amor es el mandamiento más grande (Mateo 22:37-40), y Pablo reafirma esta verdad aquí. El amor, en este contexto, no es simplemente un sentimiento, sino una acción constante y comprometida hacia los demás, reflejando el amor de Cristo.
  • “vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”: Metal que resuena: Esta frase se refiere a un gong de bronce que produce un sonido fuerte y retumbante. Sin amor, nuestras palabras y acciones, aunque impresionantes, son ruidos vacíos y sin significado. El gong puede llamar la atención por un momento, pero no tiene valor duradero. Este sonido puede ser atrayente, pero en última instancia, es solo un ruido sin propósito. En el contexto de la iglesia primitiva, los corintios estaban muy enfocados en los dones espirituales visibles y audibles, pero Pablo les recuerda que sin el amor, esos dones no tienen ningún valor real. Címbalo que retiñe: Un címbalo es un instrumento de percusión que produce un sonido agudo y penetrante. Pablo usa esta imagen para ilustrar que sin amor, incluso los dones más extraordinarios son como un ruido estridente y molesto. Aunque puede ser ruidoso y notorio, no tiene sustancia ni valor espiritual. Esta comparación subraya que los dones espirituales deben ser usados con amor para edificar a la iglesia y glorificar a Dios, no para el autoengrandecimiento. En el Antiguo Testamento, los címbalos y otros instrumentos eran usados en la adoración (Salmo 150:5), pero siempre con la intención de alabar y glorificar a Dios. Pablo usa esta analogía para mostrar que, así como los instrumentos de percusión pueden ser utilizados con propósito en la adoración, sin el amor, nuestros dones espirituales se vuelven ruido sin propósito. De manera similar, las acciones y dones sin amor pueden impresionar externamente, pero carecen de verdadero valor eterno y edificador.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron este amor de manera tangible y sacrificial. En Juan 15:13, Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Y en 1 Juan 3:16, vemos que “en esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros”. Jesús es la manifestación perfecta del amor de Dios (1 Juan 4:9-10).

Jesús habló de la importancia del amor en numerosas ocasiones. En Mateo 22:37-40, cuando se le preguntó cuál es el gran mandamiento en la ley, Jesús respondió que amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente es el primer y gran mandamiento, y que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es el segundo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Esto muestra que el amor es el cumplimiento de la ley y la esencia de la vida cristiana.

Conclusión

En resumen, 1 Corintios 13:1 nos desafía a considerar la motivación detrás de nuestras palabras y acciones. Sin amor, incluso los dones más espectaculares y las habilidades más notables son inútiles. Este versículo nos recuerda que el amor ágape, el amor divino y sacrificial, es la esencia de la vida cristiana y la verdadera manifestación del carácter de Dios en nosotros.

Pablo, en su carta a los Corintios, nos exhorta a buscar los dones espirituales (1 Corintios 14:1), pero más que eso, a seguir el camino del amor. Este amor es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no es arrogante (1 Corintios 13:4-7). Este amor es el fruto del Espíritu y la evidencia de una vida transformada por el evangelio (Gálatas 5:22-23). Sin este amor, nuestras acciones, por muy impresionantes o espirituales que parezcan, carecen de valor y significado verdadero (1 Corintios 13:1-3).

Que al meditar en este versículo, seamos movidos a buscar y cultivar este amor en nuestras vidas, reflejando a Cristo en todo lo que hacemos. Que nuestro conocimiento, fe y dones espirituales estén siempre acompañados y motivados por el amor, para la gloria de Dios y la edificación de su iglesia (Efesios 4:15-16). Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones (1 Juan 3:18).


1 Corintios 13:2 – Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

Este versículo es parte del famoso capítulo sobre el amor en la primera carta de Pablo a los Corintios. En él, Pablo profundiza sobre la supremacía del amor sobre otros dones espirituales.

“Y si tuviese profecía”

Profecía (προφητεία, “prophēteía”): En el contexto del Nuevo Testamento, la profecía no se refiere simplemente a predecir el futuro, sino a declarar la verdad de Dios con poder y claridad. Este don es vital en la edificación de la iglesia. Pablo destaca su importancia en 1 Corintios 14:1-5, donde afirma que el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. La profecía, según 1 Pedro 1:10-11, tiene como propósito principal dar testimonio de Cristo y su obra redentora, quien es el cumplimiento supremo de toda profecía (Mateo 5:17). Todas las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis, apuntan a Cristo (Lucas 24:27), mostrando que Él es el centro y el cumplimiento de la revelación divina.

“y entendiese todos los misterios y toda ciencia”

Entendiese (εἰδῶ, “eidó”): Este verbo implica un conocimiento profundo y una comprensión plena. En la Biblia, los “misterios” (μυστήριον, “mystērion”) son verdades divinas que anteriormente estaban ocultas pero que ahora se han revelado a través de Cristo (Efesios 3:3-5). Los misterios incluyen la encarnación de Cristo (1 Timoteo 3:16), la unión de los judíos y gentiles en un solo cuerpo (Efesios 3:6), y el evangelio mismo (Colosenses 1:26-27).

Ciencia (γνῶσις, “gnōsis”): Se refiere al conocimiento general y específico, especialmente de las cosas de Dios. En Colosenses 2:3, Pablo dice que en Cristo “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Este conocimiento no es meramente intelectual, sino una comprensión espiritual de la revelación bíblica que transforma la vida (Romanos 12:2). El verdadero conocimiento de Dios se revela en la persona y obra de Jesucristo (Juan 1:18), quien es la imagen del Dios invisible (Colosenses 1:15).

“y si tuviese toda la fe”

Fe (πίστις, “pistis”): En el Nuevo Testamento, la fe es más que una creencia intelectual; es una confianza activa y viviente en Dios. Hebreos 11:1 define la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Esta fe salvadora es un regalo de Dios (Efesios 2:8-9), y no solo se refiere a la creencia en hechos o doctrinas, sino a una confianza personal en Cristo para la salvación (Romanos 10:9-10). Jesús enseñó sobre la fe que mueve montañas en Mateo 17:20, señalando que una fe genuina, aunque pequeña como un grano de mostaza, tiene un poder tremendo, inigualable e incomparable, porque está puesta en un Dios todopoderoso. Esta fe poderosa no se trata de la cantidad de fe, sino del objeto de esa fe: Dios mismo. Además, en Gálatas 5:22-23, la fe es descrita como parte del fruto del Espíritu Santo, indicando que una vida guiada por el Espíritu (Caminar en santidad y obediencia) produce fe junto con otras virtudes cristianas. Importante aclarar: Esta fe no es un esfuerzo humano, sino una obra de Dios en el creyente, produciendo una vida transformada que evidencia la realidad de esa fe salvadora.

“de tal manera que trasladase los montes”

Trasladase (μεθιστάνω, “methistano”): Este verbo implica mover de un lugar a otro. La imagen de mover montañas es una hipérbole que Jesús usó para ilustrar el poder de la fe (Marcos 11:23). Este acto milagroso simboliza el remover obstáculos insuperables a través de la confianza en Dios. En el contexto bíblico, los montes a menudo representan dificultades o desafíos grandes e insuperables (Salmo 121:1-2). La fe que mueve montañas demuestra la capacidad de Dios para hacer lo imposible (Lucas 1:37), y es un recordatorio de su soberanía y poder omnipotente.

“y no tengo amor”

Amor (ἀγάπη, “agapē”): Esta es la palabra griega para el amor divino y sacrificial, el tipo de amor que Dios tiene por nosotros y que debemos tener unos por otros. 1 Juan 4:8 nos dice que “Dios es amor”, y Juan 3:16 muestra el amor de Dios en acción al dar a su Hijo unigénito para la salvación del mundo. Este amor ágape es incondicional y no depende de las acciones o méritos de quien los recibe. Es el mismo amor que llevó a Cristo a la cruz (Romanos 5:8), y que se nos manda a imitar en nuestras relaciones con los demás (Efesios 5:1-2).

“nada soy”

Esta declaración radical subraya que sin amor, todos los dones espirituales y habilidades son inútiles y vanos. Aunque uno pueda poseer dones impresionantes, como la profecía, el conocimiento y una fe poderosa, estos no tienen valor eterno si no están motivados y acompañados por el amor. Este amor verdadero es primero “Vertical” y luego “Horizontal”. Es vertical porque implica amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, como se describe en Mateo 22:36-38. Es horizontal porque, al amar a Dios, naturalmente amaremos a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:39). Además, el amor es el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) y evidencia de la verdadera transformación y vida en Cristo (Juan 13:35). La esencia del evangelio es el amor de Dios hacia nosotros y nuestra respuesta de amor hacia Él y hacia los demás (Mateo 22:37-40).

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron este amor de manera tangible y sacrificial. En Juan 15:13, Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Y en 1 Juan 3:16, vemos que “en esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros”. Jesús es la manifestación perfecta del amor de Dios (1 Juan 4:9-10).

Al meditar en 1 Corintios 13:2, somos llamados a reflejar el carácter de Cristo en nuestras vidas. Cristo, siendo la sabiduría y el conocimiento de Dios hecho carne (1 Corintios 1:24, Colosenses 2:3), nos muestra que el amor es esencial. Sin amor, nuestros actos, no importa cuán espectaculares o poderosos sean, carecen de verdadero valor y significado. La vida de Jesús nos enseña que el amor es el principio más alto y supremo que debe guiar todas nuestras acciones y motivaciones (Juan 13:34-35).

Jesús nos dejó el mandamiento de amarnos unos a otros como Él nos amó (Juan 13:34). Este amor es el distintivo de sus discípulos y la esencia del mensaje del evangelio. Todo lo que hacemos, ya sea profetizar, enseñar, tener fe, debe estar enraizado y motivado por el amor. El amor ágape es el reflejo de la naturaleza de Dios y es el fundamento sobre el cual se construye toda la ética cristiana (1 Juan 4:7-8).

Conclusión

En resumen, 1 Corintios 13:2 nos desafía a examinar nuestras motivaciones y el propósito detrás de nuestros dones espirituales y acciones. Sin amor, somos “nada”. Este versículo nos recuerda que el amor ágape, el amor divino y sacrificial, es la esencia de la vida cristiana y la verdadera manifestación del carácter de Dios en nosotros.

Pablo, en su carta a los Corintios, nos exhorta a buscar los dones espirituales (1 Corintios 14:1), pero más que eso, a seguir el camino del amor. Este amor es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no es arrogante (1 Corintios 13:4-7). Este amor es el fruto del Espíritu y la evidencia de una vida transformada por el evangelio (Gálatas 5:22-23). Sin este amor, nuestras acciones, por muy impresionantes o espirituales que parezcan, carecen de valor y significado verdadero (1 Corintios 13:1-3).

Que al meditar en este versículo, seamos movidos a buscar y cultivar este amor en nuestras vidas, reflejando a Cristo en todo lo que hacemos. Que nuestro conocimiento, fe y dones espirituales estén siempre acompañados y motivados por el amor, para la gloria de Dios y la edificación de su iglesia (Efesios 4:15-16). Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones (1 Juan 3:18).


1 Corintios 13:3 – Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve

Este versículo es una continuación del capítulo sobre el amor en la primera carta de Pablo a los Corintios, donde se destaca la preeminencia del amor sobre todos los actos de sacrificio personal y obras de caridad.

“Y si repartiese”

Repartiese (διαμερίζω, “diamerizó”): Este verbo implica la acción de dividir o distribuir. El acto de repartir todos los bienes personales es una demostración extrema de generosidad. En el contexto bíblico, dar a los pobres es una virtud destacada. Jesús enseñó sobre la importancia de ayudar a los necesitados en Mateo 25:35-40, donde asocia directamente el servicio a los pobres con el servicio a Él mismo. El dar a los pobres es una manifestación del amor y la justicia de Dios (Proverbios 19:17).

“todos mis bienes”

Esto sugiere una disposición total y radical de los recursos personales. En Hechos 2:44-45, vemos que los primeros cristianos vendían sus posesiones y bienes y los compartían según la necesidad de cada uno. Esta comunidad de bienes refleja el ideal de compartir y ayudar al prójimo como expresión de amor y unidad en la iglesia.

“para dar de comer a los pobres”

Alimentar a los hambrientos es una de las formas más tangibles y prácticas de mostrar amor y compasión. Santiago 2:15-16 critica una fe sin obras, enfatizando que la verdadera fe se manifiesta en acciones concretas de amor hacia los necesitados. Proverbios 22:9 dice que el generoso será bendecido porque comparte su comida con los pobres. Jesús mismo alimentó a los hambrientos, como en el milagro de los panes y los peces (Juan 6:1-14), demostrando su compasión y poder divino.

“y si entregase”

Entregase (παραδίδωμι, “paradídōmi”): Este verbo sugiere una entrega voluntaria y deliberada. En este contexto, indica un acto extremo de sacrificio personal. La imagen de ser quemado puede referirse a un martirio ardiente, una de las formas más dolorosas y públicas de morir. Este tipo de sacrificio extremo es visto en la historia de la iglesia, donde muchos mártires dieron sus vidas por su fe en Cristo.

“mi cuerpo”

El cuerpo físico es el templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19-20). Entregar el cuerpo en sacrificio es la forma más alta de entrega personal y devoción. En Romanos 12:1, Pablo exhorta a los creyentes a presentar sus cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, lo cual es un acto racional de adoración.

“para ser quemado”

Este acto de martirio extremo subraya la disposición a sufrir y morir por la fe. Sin embargo, Pablo señala que incluso este sacrificio máximo es inútil sin amor. La historia de los mártires cristianos, como Policarpo y otros, muestra que el verdadero martirio está motivado por un amor profundo por Cristo y su iglesia.

“y no tengo amor”

Amor (ἀγάπη, “agapē”): Este es el amor divino, incondicional y sacrificial. Es el amor que Dios tiene por nosotros y que debemos tener unos por otros. Este amor es el fundamento de todas las virtudes cristianas y la esencia de la vida en Cristo (1 Juan 4:8). El amor ágape es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no es arrogante, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad (1 Corintios 13:4-7).

Este amor es la esencia del carácter de Dios. En Juan 3:16, vemos que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El amor ágape es la fuerza motriz detrás de la redención y es el vínculo perfecto que une todas las virtudes cristianas (Colosenses 3:14). Sin este amor, nuestras acciones y sacrificios no tienen valor eterno.

“de nada me sirve”

Esta declaración subraya nuevamente que sin amor, todos los actos de sacrificio personal y caridad son inútiles. Aunque uno pueda repartir todos sus bienes a los pobres y entregar su cuerpo para ser quemado, estos actos no tienen valor eterno si no están motivados y acompañados por el amor. El amor es el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22), y es la evidencia de la verdadera transformación y vida en Cristo (Juan 13:35). La esencia del evangelio es el amor de Dios hacia nosotros y nuestra respuesta de amor hacia Él y hacia los demás (Mateo 22:37-40).

Conexión con Jesucristo

Jesucristo, en su ministerio terrenal, constantemente mostró que el amor era el fundamento de todas sus acciones. Cuando Jesús alimentó a los cinco mil (Mateo 14:13-21), no sólo proveyó para las necesidades físicas de la multitud, sino que también mostró compasión y amor por ellos. Este milagro no sólo fue un acto de provisión, sino también una manifestación del amor de Cristo hacia la humanidad.

En la cruz, Jesús demostró el acto supremo de amor al entregar su vida por nosotros (Romanos 5:8). Este sacrificio no fue solo un acto de obediencia al Padre, sino también una expresión de amor incondicional hacia la humanidad. Jesús se ofreció voluntariamente, no sólo por los justos, sino por los pecadores, mostrando que el amor verdadero no busca su propio beneficio, sino el bien del otro (1 Juan 4:10).

Jesús también enseñó sobre el amor sacrificial en sus discursos. En Juan 15:13, Jesús dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Aquí, Jesús establece un estándar elevado de amor, uno que se mide por la disposición a sacrificar incluso la propia vida por el bienestar de otros. Este tipo de amor es radical y va más allá de los actos superficiales de generosidad; es profundo y sacrificial.

Conclusión

1 Corintios 13:3 nos recuerda que nuestras acciones, por muy nobles o sacrificadas que sean, carecen de valor si no están motivadas por el amor. En nuestra vida cristiana, es esencial que todo lo que hagamos sea una expresión del amor ágape. Este amor no es solo una emoción o un sentimiento, sino una decisión de actuar en beneficio de los demás, reflejando el carácter de Dios en nuestras vidas.

El amor ágape es el vínculo que une y da sentido a todas nuestras acciones y dones espirituales. Sin amor, nuestros esfuerzos son vanos y vacíos, como lo explica Pablo. Por eso, debemos esforzarnos por cultivar este amor en nuestras vidas, buscando siempre reflejar el amor de Cristo en todo lo que hacemos.

En nuestras interacciones diarias, ya sea ayudando a los necesitados, sacrificándonos por los demás, o sirviendo en nuestras comunidades, el amor debe ser el motivo y la fuerza impulsora. Este amor transforma nuestras acciones, dándoles un propósito y un valor eterno, y nos acerca más a la imagen de Cristo.

Recordemos que el amor ágape es paciente, bondadoso, no envidia, no se jacta, no es arrogante, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad (1 Corintios 13:4-7). Este amor es la verdadera evidencia de una vida transformada por el evangelio y la base de nuestra relación con Dios y con los demás.

Finalmente, que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios. Que todo lo que hagamos, ya sea en palabra o en acción, esté impregnado y motivado por este amor ágape, asegurando así que nuestras vidas glorifiquen a Dios y sean un reflejo fiel de su amor redentor.


1 Corintios 13:4 – El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

Este versículo forma parte del conocido pasaje de Pablo sobre el amor en su primera carta a los Corintios, donde describe las características esenciales del amor ágape.

“El amor es sufrido”

Sufrido (μακροθυμεῖ, “makrothumei”): Esta palabra se traduce también como “paciente”. La paciencia aquí no es una mera tolerancia pasiva, sino una capacidad activa para soportar dificultades y provocaciones sin ceder al enojo o al resentimiento. Esta paciencia es un reflejo de la paciencia de Dios con nosotros. En 2 Pedro 3:9, se dice que “el Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. La paciencia de Dios es un ejemplo perfecto para nosotros, mostrando cómo debemos ser pacientes con los demás, soportando sus fallas y debilidades con un espíritu de amor.

Esta paciencia también se manifiesta en la forma en que tratamos a los demás en nuestras relaciones diarias. En Efesios 4:2, Pablo exhorta a los creyentes a “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”. La paciencia en el amor no es simplemente aguantar, sino una disposición activa de soportar las fallas y debilidades de los demás, siempre buscando su bien y crecimiento en Cristo.

“es benigno”

Benigno (χρηστεύεται, “chrēsteuetai”): Esta palabra implica ser amable, generoso y compasivo. La benignidad no es simplemente la ausencia de maldad, sino una actitud activa de bondad hacia los demás. Esta bondad refleja el carácter de Dios, quien es descrito como bondadoso en muchos pasajes bíblicos. En Tito 3:4-5, se dice: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia”. La bondad de Dios es activa y se manifiesta en acciones concretas de misericordia y gracia, y así debe ser nuestra benignidad hacia los demás.

La benignidad de Dios también se ve en su paciencia y misericordia con la humanidad. En Romanos 2:4, Pablo dice: “¿O menospreciáis las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Aquí vemos que la bondad de Dios es un aspecto de su amor que nos atrae a él, llevándonos al arrepentimiento y la salvación.

La benignidad se manifiesta en nuestras interacciones cotidianas cuando actuamos con bondad y generosidad hacia los demás. En Colosenses 3:12, Pablo exhorta a los creyentes a “vestirse de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”. Esta bondad es una expresión tangible del amor ágape, que busca el bienestar y la felicidad de los demás. La bondad no es una virtud pasiva, sino una actitud activa de buscar el bien de los demás, incluso cuando no es conveniente o fácil.

“el amor no tiene envidia”

Envidia (ζηλοῖ, “zēloi”): La envidia es un sentimiento de resentimiento o descontento por las ventajas, posesiones o logros de otros. El amor verdadero no alberga envidia porque se regocija en el bien ajeno. La envidia es destructiva y contraria a la naturaleza del amor ágape. En Santiago 3:16, se nos advierte: “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa”. El amor ágape celebra las bendiciones y éxitos de los demás, buscando su bien y no su mal. Un corazón lleno de amor se regocija en la prosperidad y felicidad de los otros.

La envidia es un pecado que a menudo comienza en el corazón y puede llevar a acciones destructivas. En Proverbios 14:30, se dice: “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos”. La envidia corroe internamente y destruye la paz y la satisfacción. Al contrario, el amor ágape nos libera de la envidia y nos permite disfrutar y celebrar las bendiciones de los demás.

En nuestras vidas, el amor que no tiene envidia nos llama a celebrar las bendiciones y éxitos de los demás. En Romanos 12:15, se nos exhorta a “gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran”. Este amor nos invita a ser genuinamente felices por el bienestar y la prosperidad de los demás, dejando de lado cualquier sentimiento de envidia o celos. Este amor nos llama a ver las bendiciones de otros como una expresión de la gracia de Dios y a regocijarnos en su bondad.

“el amor no es jactancioso”

Jactancioso (περπερεύεται, “perpereuetai”): Jactarse es alardear o presumir de las propias cualidades o logros. El amor no es jactancioso porque no busca la autoexaltación. En vez de eso, el amor es humilde y considera a los demás como superiores a uno mismo, tal como se nos enseña en Filipenses 2:3: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. La jactancia es una manifestación del orgullo, que es incompatible con el amor cristiano. El amor verdadero se deleita en la verdad y en el servicio humilde, no en la auto-promoción.

La jactancia es un signo de inseguridad y egoísmo, y está en desacuerdo con el amor ágape que busca el bien de los demás antes que la autoexaltación. En Proverbios 27:2, se nos aconseja: “Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos”. El amor verdadero permite que nuestras acciones hablen por sí mismas y busca edificar a los demás en lugar de buscar reconocimiento o alabanza.

El amor que no es jactancioso también se manifiesta en la disposición a reconocer nuestras propias limitaciones y depender de la gracia de Dios. En 2 Corintios 12:9, Pablo dice: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. Este reconocimiento de nuestras propias limitaciones y la dependencia en la gracia de Dios es una expresión de humildad y amor verdadero.

“no se envanece”

Envanece (φυσιούται, “physioutai”): Envanecerse significa estar inflado con orgullo o arrogancia. El amor no es arrogante ni orgulloso; más bien, es humilde y reconoce sus propias limitaciones y dependencias en Dios. La humildad es una virtud central en la vida cristiana, y en Proverbios 16:18 se nos advierte: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. La arrogancia conduce a la ruina, pero el amor verdadero, que es humilde, construye y edifica a los demás.

La humildad también implica reconocer y valorar a los demás. En Romanos 12:10, Pablo exhorta: “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Esta preferencia y honor hacia los demás es una manifestación del amor ágape que no se envanece.

El amor que no se envanece también se muestra en nuestra disposición a aprender y crecer. En Santiago 4:6, se dice: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. Esta humildad nos permite estar abiertos a la corrección y el crecimiento espiritual, reconociendo que siempre hay más que aprender y más áreas en las que podemos crecer en nuestro caminar con Cristo.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron todas las características descritas en 1 Corintios 13:4.

El amor es sufrido: Jesús mostró una paciencia extraordinaria a lo largo de su ministerio. En su trato con los fariseos y saduceos, quienes constantemente lo desafiaban y buscaban atraparlo en sus palabras, Jesús respondió con paciencia y sabiduría. En Mateo 23, vemos a Jesús denunciando la hipocresía de los líderes religiosos, pero también llamándolos al arrepentimiento, mostrando su deseo de que ellos también se volvieran a Dios.

En la crucifixión, Jesús soportó un sufrimiento indescriptible con una paciencia asombrosa. A pesar de las burlas, el dolor físico y el abandono, Jesús no maldijo ni se defendió, sino que soportó el sufrimiento por amor a nosotros. En Hebreos 12:2, se nos dice que “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio”. Este gozo era la redención de la humanidad, mostrando que el amor ágape es paciente y dispuesto a soportar por el bien de otros.

Es benigno: La benignidad de Jesús se manifestó en sus innumerables actos de compasión y misericordia. En Marcos 5:21-43, vemos a Jesús sanando a una mujer que había sufrido una hemorragia durante doce años y resucitando a la hija de Jairo. En ambos casos, Jesús mostró una profunda compasión y bondad, atendiendo las necesidades físicas y emocionales de las personas.

En la alimentación de los cinco mil (Juan 6:1-14), Jesús no solo satisfizo la necesidad física de hambre, sino que también mostró su amor y preocupación por la multitud que lo seguía. Este acto de bondad refleja el corazón compasivo de Jesús, siempre dispuesto a ayudar y bendecir a los demás.

El amor no tiene envidia: Jesús nunca mostró envidia. En vez de eso, Él se regocijó en el éxito y la bendición de los demás. Cuando sus discípulos regresaron de predicar y sanar, Jesús se regocijó en su éxito y alabó a su Padre por revelarse a ellos (Lucas 10:17-21). Jesús nos enseña a alegrarnos por las bendiciones y éxitos de los demás, sin permitir que la envidia eche raíces en nuestros corazones.

Jesús también enseñó a sus discípulos a no envidiar a otros. En la parábola de los trabajadores de la viña (Mateo 20:1-16), Jesús mostró que todos reciben la gracia de Dios según su voluntad, y que no debemos envidiar las bendiciones de otros, sino estar agradecidos por lo que Dios nos da.

El amor no es jactancioso: Jesús nunca se jactó de sus propios logros o de su posición como Hijo de Dios. En lugar de eso, Jesús enseñó y vivió una vida de humildad. En Mateo 20:28, Jesús dijo: “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Esta declaración resume el corazón humilde y servicial de Jesús, quien siempre buscó el bien de los demás.

En la última cena, Jesús lavó los pies de sus discípulos, un acto de humildad increíble para alguien de su posición (Juan 13:1-17). Este acto de servicio y humildad es un poderoso ejemplo de cómo el amor verdadero no es jactancioso, sino que se manifiesta en el servicio humilde a los demás.

No se envanece: Jesús mostró una humildad perfecta a lo largo de su vida y ministerio. En Mateo 11:29, Jesús dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”. Jesús, siendo el Hijo de Dios, nos invita a aprender de su humildad y mansedumbre, mostrando que el verdadero amor se manifiesta en la humildad y el reconocimiento de nuestra dependencia en Dios.

La humildad de Jesús también se ve en su obediencia al Padre. En Filipenses 2:8, se nos dice que “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Esta obediencia y humildad extrema son el reflejo perfecto del amor ágape, que no busca la propia exaltación sino la glorificación de Dios y el bienestar de los demás.

Conclusión

1 Corintios 13:4 nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor ágape. Este amor es paciente y benigno, no alberga envidia, no se jacta y no se envanece. Nos desafía a vivir una vida marcada por estas virtudes, reflejando el carácter de Cristo en todas nuestras interacciones.

El amor que es paciente soporta las debilidades y fallas de los demás sin resentimiento, mostrando la misma paciencia que Dios nos muestra a nosotros. La paciencia no es simplemente aguantar, sino una disposición activa de soportar las fallas y debilidades de los demás, siempre buscando su bien y crecimiento en Cristo.

La benignidad nos llama a ser activos en nuestra bondad, buscando maneras de bendecir y servir a los demás con un corazón compasivo. Esta bondad es una expresión tangible del amor ágape, que busca el bienestar y la felicidad de los demás. La bondad no es una virtud pasiva, sino una actitud activa de buscar el bien de los demás, incluso cuando no es conveniente o fácil.

El rechazo de la envidia nos enseña a celebrar los logros y bendiciones de los demás, en lugar de resentirlos. Este amor nos invita a ser genuinamente felices por el bienestar y la prosperidad de los demás, dejando de lado cualquier sentimiento de envidia o celos. Este amor nos llama a ver las bendiciones de otros como una expresión de la gracia de Dios y a regocijarnos en su bondad.

La humildad nos llama a evitar la jactancia y a considerar a los demás como superiores a nosotros mismos, imitando la humildad de Cristo. Este amor nos invita a buscar la exaltación de los demás, no la nuestra, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien se humilló a sí mismo y sirvió a los demás con un corazón humilde y desinteresado.

Finalmente, el amor que no se envanece nos recuerda la importancia de la humildad y la dependencia en Dios, evitando el orgullo que conduce a la ruina. La humildad de Jesús, que se humilló a sí mismo hasta la muerte en la cruz, es el ejemplo supremo del amor ágape que no busca la propia exaltación sino la glorificación de Dios y el bienestar de los demás.

En nuestras vidas diarias, debemos esforzarnos por cultivar estas cualidades del amor ágape. Al hacerlo, no solo reflejamos el carácter de Dios, sino que también edificamos y fortalecemos a la comunidad de fe. Que nuestras acciones y actitudes estén siempre motivadas por este amor, asegurando que nuestras vidas glorifiquen a Dios y sirvan de testimonio vivo de Su amor redentor.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que el amor ágape, descrito por Pablo, sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a servir y amar a los demás como Cristo nos ha amado (Efesios 5:1-2).

En conclusión, 1 Corintios 13:4 nos brinda una visión profunda y práctica del amor ágape. Este amor, que es paciente, benigno, no tiene envidia, no es jactancioso y no se envanece, es esencial para vivir una vida cristiana auténtica y fructífera. Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en nuestras interacciones diarias, promoviendo la integridad, el servicio desinteresado, la paciencia y el perdón.

Al aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria, no solo glorificamos a Dios, sino que también edificamos a la comunidad de fe y servimos como testimonio vivo del amor redentor de Cristo. Que el amor ágape descrito por Pablo sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a amar y servir a los demás como Cristo nos ha amado.


1 Corintios 13:5 – no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor

“No hace nada indebido”

Indebido (ἀσχημονεῖ, “aschēmonei”): Esta palabra griega implica actuar de manera inapropiada, indecente o deshonrosa. El amor ágape no se comporta de manera que avergüence o degrade a otros. Este amor es siempre respetuoso y honorable. En Efesios 5:4, Pablo advierte contra “palabras deshonestas, necedades y truhanerías”, que son impropias para los santos. En contraste, el amor verdadero es siempre decoroso y digno.

En la vida de Jesús, vemos un ejemplo perfecto de este comportamiento honorable. Jesús siempre trató a las personas con dignidad y respeto, incluso cuando se enfrentó a sus acusadores o a personas de mala reputación. En Juan 8:1-11, cuando los fariseos llevaron a una mujer sorprendida en adulterio a Jesús, esperando que Él la condenara, Jesús respondió con compasión y dignidad, mostrándoles que todos tienen fallas y necesitan misericordia. En lugar de avergonzar a la mujer, la dignificó y le dio la oportunidad de arrepentirse y vivir una vida nueva.

En otro episodio, Jesús muestra un profundo respeto y honra hacia sus padres terrenales. En Lucas 2:51, leemos que después de haber estado en el templo hablando con los doctores de la ley, “descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos”. Aquí, vemos a Jesús, el Hijo de Dios, sometiéndose humildemente a la autoridad de sus padres terrenales, mostrando un ejemplo perfecto de respeto y honor.

La Biblia nos insta a comportarnos de manera honorable en todas nuestras relaciones. En 1 Pedro 2:12, se nos dice: “Mantened entre los gentiles una conducta irreprochable, para que, en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, al ver vuestras buenas obras, glorifiquen a Dios en el día de la visitación”. El amor ágape se expresa en un comportamiento que es siempre respetuoso, digno y honroso.

“No busca lo suyo”

No busca lo suyo (οὐ ζητεῖ τὰ ἑαυτῆς, “ou zētei ta heautēs”): El amor ágape es desinteresado y no busca su propio beneficio. Este amor se enfoca en el bienestar y las necesidades de los demás antes que en las propias. Jesús enseñó sobre este tipo de amor sacrificial en Juan 15:13: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Este amor se demuestra en actos de servicio y sacrificio por el bien de los demás.

El ejemplo supremo de no buscar lo suyo lo encontramos en Jesucristo, quien, siendo Dios, se humilló a sí mismo y se hizo siervo. Filipenses 2:5-8 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, quien, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Este es el mayor ejemplo de amor desinteresado, donde Cristo puso nuestras necesidades de salvación por encima de su propia comodidad y vida.

Jesús constantemente puso las necesidades de los demás por encima de las suyas. En Juan 13:1-17, Jesús lavó los pies de sus discípulos, un acto de servicio humilde y amoroso que era considerado el trabajo de un siervo. Este acto simboliza la purificación espiritual y el llamado a servir a los demás desinteresadamente.

El amor que no busca lo suyo también se refleja en la vida de los apóstoles. Pablo, en 1 Corintios 10:24, exhorta: “Ninguno busque su propio bien, sino el del otro”. Este llamado al amor desinteresado es un reflejo del carácter de Dios, quien nos amó y dio a su Hijo unigénito por nuestra redención. Este amor nos invita a poner las necesidades y el bienestar de los demás antes que las nuestras, siguiendo el ejemplo de Cristo.

“No se irrita”

No se irrita (οὐ παροξύνεται, “ou paroxynetai”): Esta frase significa que el amor no se enoja fácilmente, no es irritable ni propenso a la ira. La paciencia y la calma son características esenciales del amor ágape. En Proverbios 15:1, se nos dice: “La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor”. El amor verdadero mantiene la calma incluso en situaciones provocadoras y responde con mansedumbre y autocontrol.

Jesús mostró esta mansedumbre en numerosas ocasiones, como en la ocasión en que fue arrestado en el jardín de Getsemaní (Mateo 26:47-56). A pesar de la injusticia y el trato violento que recibió, Jesús mantuvo la calma y no reaccionó con ira. Incluso sanó la oreja del siervo del sumo sacerdote que Pedro había cortado (Lucas 22:50-51), mostrando una vez más su naturaleza compasiva y pacífica.

En otro ejemplo, cuando Jesús fue llevado ante el sumo sacerdote y fue golpeado injustamente, no respondió con ira. En Juan 18:22-23, leemos: “Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles que estaba allí le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?” Jesús, en lugar de responder con ira, respondió con calma y razón, mostrando el control sobre sus emociones y el amor incluso hacia aquellos que lo maltrataban.

Pablo, en su carta a los Efesios, exhorta: “Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:26-27). Este llamado a controlar la ira y no permitir que se convierta en pecado es un reflejo del amor ágape que no se irrita. Este amor nos llama a ser pacientes y a manejar nuestras emociones de manera que refleje el carácter de Cristo.

“No guarda rencor”

No guarda rencor (οὐ λογίζεται τὸ κακόν, “ou logizetai to kakon”): Esta frase significa que el amor no lleva cuentas del mal, no guarda resentimiento ni se mantiene enfocado en los agravios pasados. El amor verdadero perdona y olvida, liberando tanto al ofensor como al ofendido. En Efesios 4:32, Pablo exhorta: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. El perdón es una parte esencial del amor ágape.

Jesús enseñó y ejemplificó el perdón durante su ministerio. En la cruz, Jesús oró por sus verdugos, diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Este acto supremo de perdón muestra que el amor verdadero no guarda rencor, incluso en las circunstancias más extremas. Jesús también enseñó a sus discípulos a perdonar “setenta veces siete” (Mateo 18:21-22), indicando que el perdón debe ser ilimitado y continuo.

La parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32) es una poderosa ilustración del perdón. En esta parábola, el padre perdona a su hijo que se había desviado y malgastado su herencia. Cuando el hijo regresa arrepentido, el padre lo recibe con los brazos abiertos, sin rencor ni recriminaciones, simbolizando el amor incondicional y perdonador de Dios.

El amor que no guarda rencor también se refleja en la vida de Esteban, el primer mártir cristiano. Mientras era apedreado, Esteban oró por sus verdugos, diciendo: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Hechos 7:60). Este acto de perdón en medio del sufrimiento refleja el amor ágape que no guarda rencor y está dispuesto a perdonar incluso en las circunstancias más difíciles.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron todas las características descritas en 1 Corintios 13:5.

No hace nada indebido: Jesús siempre actuó con integridad y rectitud. En su interacción con la mujer samaritana en el pozo (Juan 4:1-26), Jesús rompió las barreras culturales y sociales para mostrarle respeto y dignidad, mientras le revelaba la verdad sobre Él mismo como el Mesías. Este encuentro no solo cambió la vida de la mujer, sino que también llevó a muchos samaritanos a creer en Jesús (Juan 4:39-42).

Jesús también mostró un profundo respeto hacia sus enemigos. En Mateo 26:48-50, cuando Judas lo traicionó con un beso, Jesús le dijo: “Amigo, ¿a qué vienes?”. A pesar de la traición, Jesús no respondió con ira ni indignidad, sino que mostró un respeto y dignidad extraordinarios.

No busca lo suyo: Jesús constantemente puso las necesidades de los demás por encima de las suyas. En Juan 13:1-17, Jesús lavó los pies de sus discípulos, un acto de servicio humilde y amoroso que era considerado el trabajo de un siervo. Este acto simboliza la purificación espiritual y el llamado a servir a los demás desinteresadamente.

En otro ejemplo, Jesús alimentó a cinco mil personas con solo cinco panes y dos peces (Mateo 14:13-21). Este milagro no solo mostró su poder, sino también su compasión y preocupación por las necesidades físicas de la multitud. Jesús no solo enseñó sobre el amor desinteresado, sino que lo vivió en cada aspecto de su ministerio.

No se irrita: A lo largo de su ministerio, Jesús mostró una paciencia extraordinaria, incluso cuando fue provocado o maltratado. En Marcos 10:13-16, cuando los discípulos reprendieron a los niños que eran traídos a Jesús, Él no se irritó, sino que los recibió con amor y bendijo a los niños, mostrando su paciencia y compasión.

Jesús también demostró paciencia y amor en su trato con sus discípulos, quienes a menudo no entendían sus enseñanzas y cometían errores. En varias ocasiones, Jesús les explicó pacientemente sus enseñanzas y corrigió sus malentendidos, como vemos en Mateo 15:15-20 y Juan 13:6-10. Su paciencia con ellos es un ejemplo de cómo el amor verdadero no se irrita fácilmente.

No guarda rencor: El perdón de Jesús es uno de los temas centrales de su ministerio. En la parábola del siervo despiadado (Mateo 18:21-35), Jesús enseñó sobre la importancia de perdonar a los demás, recordándonos el inmenso perdón que hemos recibido de Dios. Ejemplo clasico de esto es cuando Jesús perdonó a Pedro por negarlo tres veces (Juan 21:15-19), restaurando su relación y su llamado apostólico.

En otro ejemplo, cuando los discípulos querían llamar fuego del cielo sobre un pueblo samaritano que no los recibió, Jesús los reprendió, diciendo: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lucas 9:55-56). Jesús no guardó rencor contra aquellos que no lo aceptaron, sino que mostró un amor y compasión continuos.

Conclusión

1 Corintios 13:5 nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor ágape. Este amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita y no guarda rencor. Nos desafía a vivir una vida marcada por estas virtudes, reflejando el carácter de Cristo en todas nuestras interacciones.

El amor que no hace nada indebido nos llama a actuar con integridad y honor en todas nuestras relaciones. Nos recuerda que debemos tratar a los demás con respeto y dignidad, evitando cualquier comportamiento que pueda avergonzar o degradar a otros.

El amor que no busca lo suyo nos desafía a vivir desinteresadamente, poniendo las necesidades y el bienestar de los demás por encima de los nuestros. Este amor sacrificial refleja el amor de Cristo, quien se entregó a sí mismo por nuestra salvación.

El amor que no se irrita nos enseña la importancia de la paciencia y el autocontrol. Nos llama a responder con mansedumbre y calma, incluso en situaciones provocadoras, siguiendo el ejemplo de Jesús.

El amor que no guarda rencor nos invita a practicar el perdón continuo y liberador. Nos recuerda que el amor verdadero no lleva cuentas del mal, sino que perdona y olvida, promoviendo la reconciliación y la paz.

En nuestras vidas diarias, debemos esforzarnos por cultivar estas cualidades del amor ágape. Al hacerlo, no solo reflejamos el carácter de Dios, sino que también edificamos y fortalecemos a la comunidad de fe. Que nuestras acciones y actitudes estén siempre motivadas por este amor, asegurando que nuestras vidas glorifiquen a Dios y sirvan de testimonio vivo de Su amor redentor.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que el amor ágape, descrito por Pablo, sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a servir y amar a los demás como Cristo nos ha amado (Efesios 5:1-2).

En conclusión, 1 Corintios 13:5 nos brinda una visión profunda y práctica del amor ágape. Este amor, que no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita y no guarda rencor, es esencial para vivir una vida cristiana auténtica y fructífera. Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en nuestras interacciones diarias, promoviendo la integridad, el servicio desinteresado, la paciencia y el perdón.

Al aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria, no solo glorificamos a Dios, sino que también edificamos a la comunidad de fe y servimos como testimonio vivo del amor redentor de Cristo. Que el amor ágape descrito por Pablo sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a amar y servir a los demás como Cristo nos ha amado.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios, reflejando su carácter en todo lo que hacemos y promoviendo la reconciliación, la paz y la edificación mutua en la comunidad de fe.


1 Corintios 13:6 – no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad

“No se goza de la injusticia”

Injusticia (ἀδικία, “adikia”): La palabra griega “adikia” se refiere a todo lo que es contrario a la justicia y la rectitud. La injusticia abarca cualquier acto de maldad, pecado, y falta de equidad. El amor verdadero no encuentra placer en la injusticia, es decir, no se deleita en el pecado ni en la maldad. Esto implica una repulsión natural hacia todo lo que es injusto y pecaminoso. En Romanos 1:18, Pablo dice: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”. La justicia es una característica central del carácter de Dios, y por ende, el amor verdadero se alinea con este carácter.

En el contexto bíblico, la injusticia no solo se refiere a acciones individuales, sino también a sistemas y estructuras que perpetúan la opresión y el mal. El profeta Amós, por ejemplo, denunció la injusticia y la explotación de los pobres en Israel, diciendo: “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo” (Amós 5:24). Aquí, vemos que la verdadera adoración y amor hacia Dios también implica una lucha activa contra la injusticia.

La injusticia también puede manifestarse en formas más sutiles, como la parcialidad y la discriminación. Santiago 2:9 advierte: “Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores”. El amor verdadero no hace acepción de personas y trata a todos con justicia y equidad, reflejando el carácter imparcial de Dios.

El amor que no se goza de la injusticia también se opone a la maldad y al pecado en todas sus formas. En Efesios 5:11, se nos dice: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”. Este amor se distancia activamente de todo lo que es injusto y busca promover la justicia y la rectitud en todas las áreas de la vida.

“mas se goza de la verdad”

Verdad (ἀλήθεια, “alētheia”): La palabra griega “alētheia” se refiere a lo que es verdadero, genuino y confiable. El amor verdadero se deleita en la verdad, es decir, encuentra alegría y satisfacción en todo lo que es auténtico y conforme a la realidad de Dios. En Juan 17:17, Jesús oró: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. La verdad es una característica esencial del carácter de Dios y de su revelación en las Escrituras. Por lo tanto, el amor verdadero se alinea con la verdad de Dios y busca promoverla en todas las áreas de la vida.

El amor que se goza de la verdad también implica una dedicación a la integridad y la honestidad. En Efesios 4:25, Pablo exhorta: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”. La honestidad y la transparencia son características fundamentales del amor ágape, que busca siempre lo que es verdadero y genuino.

La verdad también implica una adhesión a la doctrina sana y a la enseñanza correcta. En 2 Timoteo 2:15, Pablo le dice a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”. El amor verdadero se compromete con la enseñanza correcta de la Palabra de Dios y rechaza las falsas doctrinas y enseñanzas erróneas.

El amor que se goza de la verdad también se manifiesta en la justicia y la rectitud en nuestras acciones y decisiones. En 1 Juan 3:18, se nos exhorta: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Este amor se demuestra en acciones concretas que reflejan la verdad y la justicia de Dios.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron todas las características descritas en 1 Corintios 13:6.

No se goza de la injusticia: Jesús, en su ministerio, siempre se opuso a la injusticia y defendió la verdad y la justicia de Dios. En varias ocasiones, Jesús denunció la hipocresía y la injusticia de los líderes religiosos de su tiempo. En Mateo 23:27-28, Jesús dice: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”. Jesús no toleraba la injusticia y la hipocresía, sino que las confrontaba con la verdad y la justicia.

Jesús también mostró su compromiso con la justicia en la purificación del templo. En Juan 2:13-16, Jesús expulsó a los cambistas y comerciantes del templo, diciendo: “Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado”. Este acto de justicia mostró el celo de Jesús por la pureza y la santidad del lugar de adoración, oponiéndose a la injusticia y la corrupción.

Se goza de la verdad: Jesús se deleitaba en la verdad y enseñaba la verdad de Dios en todas sus palabras y acciones. En Juan 14:6, Jesús declara: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Jesús es la encarnación de la verdad, y su vida y enseñanzas reflejan la verdad de Dios en su forma más pura.

En su ministerio, Jesús enseñó la verdad con autoridad y claridad. En Juan 18:37, Jesús dice a Pilato: “Para esto yo he nacido, y para esto he venido al mundo: para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”. Jesús vino a revelar la verdad de Dios al mundo y a llamar a las personas a vivir en conformidad con esa verdad.

Reflexión final

1 Corintios 13:6 nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor ágape. Este amor no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Nos desafía a vivir una vida marcada por estas virtudes, reflejando el carácter de Cristo en todas nuestras interacciones.

El amor que no se goza de la injusticia nos llama a oponernos activamente al pecado y la maldad en todas sus formas. Nos desafía a vivir una vida de integridad y justicia, buscando siempre lo que es recto y agradable a Dios. Este amor nos invita a ser agentes de justicia en el mundo, luchando contra la opresión y la inequidad.

El amor que se goza de la verdad nos llama a vivir en integridad y honestidad, comprometidos con la verdad de Dios en todas las áreas de nuestra vida. Este amor nos invita a estudiar y adherirnos a la doctrina sana, rechazando las falsas enseñanzas y viviendo de acuerdo con la verdad de las Escrituras.

En nuestras vidas diarias, debemos esforzarnos por cultivar estas cualidades del amor ágape. Al hacerlo, no solo reflejamos el carácter de Dios, sino que también edificamos y fortalecemos a la comunidad de fe. Que nuestras acciones y actitudes estén siempre motivadas por este amor, asegurando que nuestras vidas glorifiquen a Dios y sirvan de testimonio vivo de Su amor redentor.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que el amor ágape, descrito por Pablo, sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a servir y amar a los demás como Cristo nos ha amado (Efesios 5:1-2).

En conclusión, 1 Corintios 13:6 nos brinda una visión profunda y práctica del amor ágape. Este amor, que no se goza de la injusticia sino que se goza de la verdad, es esencial para vivir una vida cristiana auténtica y fructífera. Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en nuestras interacciones diarias, promoviendo la integridad, el servicio desinteresado, la paciencia y el perdón.

Al aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria, no solo glorificamos a Dios, sino que también edificamos a la comunidad de fe y servimos como testimonio vivo del amor redentor de Cristo. Que el amor ágape descrito por Pablo sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a amar y servir a los demás como Cristo nos ha amado.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios, reflejando su carácter en todo lo que hacemos y promoviendo la reconciliación, la paz y la edificación mutua en la comunidad de fe.


1 Corintios 13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

“Todo lo sufre”

Todo lo sufre (πάντα στέγει, “panta stegei”): La palabra griega “stegō” significa “cubrir”, “soportar” o “proteger”. El amor verdadero es capaz de soportar cualquier adversidad y cubrir las fallas y debilidades de los demás. Este tipo de amor es resiliente y protector, dispuesto a enfrentar dificultades por el bien del otro.

El amor soporta con paciencia la debilidad, los errores, las imprudencias, las negligencias y los pecados de otros (Charles Spurgeon). Este sufrimiento no es meramente tolerar, sino un acto activo de protección y apoyo, reflejando la naturaleza sacrificial del amor ágape. Este amor está dispuesto a llevar cargas, soportar injusticias y enfrentar pruebas sin rendirse.

Además, este aspecto del amor nos llama a soportar las ofensas y pecados de los demás sin resentimiento. Proverbios 10:12 dice: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas”. El amor que todo lo sufre no guarda rencor ni se aferra a las ofensas, sino que las cubre con gracia y perdón.

Este sufrimiento también se ve en nuestra capacidad para soportar la persecución y el sufrimiento por nuestra fe. 2 Timoteo 2:3 dice: “Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. El amor ágape nos fortalece para soportar las dificultades y pruebas, sabiendo que estamos siguiendo el ejemplo de Cristo.

“Todo lo cree”

Todo lo cree (πάντα πιστεύει, “panta pisteuei”): La palabra griega “pisteuō” significa “creer” o “tener fe”. El amor verdadero siempre cree lo mejor de los demás, tiene una fe inquebrantable y confía en la bondad y las intenciones de aquellos a quienes ama. Este amor no es ingenuo, sino que elige confiar y creer en las personas, dando el beneficio de la duda y esperando lo mejor.

La verdadera fe siempre se manifiesta en amor, porque el amor es el fruto genuino de la fe. El amor que todo lo cree es un amor que elige confiar y tener fe en los demás, incluso cuando hay razones para dudar.

Este amor también se manifiesta en nuestra disposición a creer en la obra redentora de Dios en la vida de las personas. En Filipenses 1:6, Pablo expresa su confianza en la obra de Dios: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. El amor ágape cree en el poder transformador de Dios y confía en que Él completará su obra en nosotros.

Además, este aspecto del amor nos llama a mantener la fe en las promesas de Dios, incluso cuando las circunstancias son difíciles. Hebreos 11:1 define la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. El amor que todo lo cree se aferra a las promesas de Dios y confía en su fidelidad, sin importar las circunstancias.

“Todo lo espera”

Todo lo espera (πάντα ἐλπίζει, “panta elpizei”): La palabra griega “elpizō” significa “esperar” o “tener esperanza”. El amor verdadero siempre tiene esperanza, espera lo mejor y mira hacia el futuro con una actitud positiva. Este amor es optimista y perseverante, manteniendo la esperanza incluso en las circunstancias más difíciles.

La esperanza es la esencia de la fe y el amor. Este amor que todo lo espera es un amor que no se rinde, que siempre espera lo mejor y confía en las promesas de Dios. Este amor mantiene la esperanza en medio de las pruebas y las dificultades, sabiendo que Dios está obrando y que su plan es bueno.

Este amor también se manifiesta en nuestra disposición a esperar pacientemente el cumplimiento de las promesas de Dios. Romanos 8:25 dice: “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. El amor ágape nos da la fuerza para esperar pacientemente, confiando en el tiempo perfecto de Dios.

Además, este aspecto del amor nos llama a mantener la esperanza en la redención y restauración de todas las cosas. Romanos 8:24 dice: “Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?” El amor que todo lo espera se aferra a la esperanza de la redención final y la restauración del mundo.

“Todo lo soporta”

Todo lo soporta (πάντα ὑπομένει, “panta hypomenei”): La palabra griega “hypomenō” significa “soportar” o “perseverar”. El amor verdadero es perseverante, dispuesto a soportar cualquier cosa y permanecer firme en medio de las pruebas. Este amor no se rinde fácilmente, sino que persevera hasta el final, demostrando un compromiso inquebrantable.

La perseverancia es una marca del verdadero amor. Este amor que todo lo soporta es un amor que no se rinde, que permanece firme en medio de las dificultades y que persevera hasta el final. Este amor demuestra un compromiso inquebrantable y una disposición a soportar cualquier cosa por el bien del otro.

Este amor también se manifiesta en nuestra disposición a soportar las pruebas y dificultades por nuestra fe. Santiago 1:12 dice: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”. El amor ágape nos da la fuerza para soportar las pruebas y dificultades, sabiendo que hay una recompensa eterna.

Además, este aspecto del amor nos llama a permanecer firmes y perseverar en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos oposición y persecución. 2 Timoteo 2:12 dice: “Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará”. El amor que todo lo soporta permanece firme en su fe, confiando en la fidelidad de Dios.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron todas las características descritas en 1 Corintios 13:7.

Todo lo sufre: Jesús soportó un sufrimiento indescriptible por amor a nosotros. En Isaías 53:4-5, se nos dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Jesús sufrió voluntariamente por nosotros, soportando el castigo que merecíamos para que pudiéramos ser reconciliados con Dios.

En su vida y ministerio, Jesús mostró una disposición constante a soportar las dificultades y las pruebas por amor a los demás. En Hebreos 12:2, se nos dice que “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio”. Jesús soportó la cruz, el sufrimiento y la vergüenza por amor a nosotros, demostrando un amor que todo lo sufre.

Todo lo cree: Jesús mostró una fe inquebrantable en la bondad y las promesas de Dios. En Marcos 11:22-24, Jesús dijo a sus discípulos: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Jesús enseñó y vivió una fe que todo lo cree, confiando en las promesas de Dios y creyendo en su bondad.

En su ministerio, Jesús mostró una disposición constante a creer en lo mejor de los demás y a confiar en la obra de Dios en sus vidas. En Juan 11:40, Jesús dijo a Marta: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”. Jesús nos llama a creer y confiar en las promesas de Dios, demostrando un amor que todo lo cree.

Todo lo espera: Jesús siempre tuvo esperanza y miró hacia el futuro con una actitud positiva. En Juan 14:1-3, Jesús dijo a sus discípulos: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Jesús nos enseñó a mantener la esperanza y a esperar con confianza el futuro que Dios tiene para nosotros.

En su vida y ministerio, Jesús mostró una disposición constante a mantener la esperanza y a mirar hacia el futuro con confianza. En Hebreos 12:2, se nos dice que Jesús “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz”. Jesús mantuvo la esperanza y el gozo en medio del sufrimiento, demostrando un amor que todo lo espera.

Todo lo soporta: Jesús mostró una perseverancia inquebrantable en medio de las pruebas y las dificultades. En Lucas 22:42, Jesús oró en el huerto de Getsemaní: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Jesús mostró una disposición constante a soportar y perseverar en medio de las pruebas, confiando en la voluntad de Dios.

En su vida y ministerio, Jesús mostró una disposición constante a soportar cualquier cosa por amor a nosotros. En Hebreos 12:3, se nos dice: “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. Jesús soportó la oposición y la persecución, demostrando un amor que todo lo soporta.

Reflexión final

1 Corintios 13:7 nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor ágape. Este amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Nos desafía a vivir una vida marcada por estas virtudes, reflejando el carácter de Cristo en todas nuestras interacciones.

El amor que todo lo sufre nos llama a soportar las dificultades y pruebas, a llevar las cargas de los demás y a protegerlos con gracia y perdón. Este sufrimiento no es solo soportar el dolor, sino una manifestación del compromiso y la dedicación hacia el bienestar del otro. Esta disposición a soportar todo es una demostración del amor incondicional y sacrificial que Dios tiene por nosotros y que somos llamados a reflejar.

El amor que todo lo cree nos llama a confiar en los demás, a creer en el poder transformador de Dios en sus vidas y a mantener la fe en las promesas de Dios. Este amor elige creer en la posibilidad de cambio y crecimiento en los demás, confiando en la obra redentora de Dios. Esta fe en los demás es una demostración del amor ágape que confía en la redención y la transformación que Dios puede traer.

El amor que todo lo espera nos llama a mantener la esperanza en medio de las pruebas, a esperar pacientemente el cumplimiento de las promesas de Dios y a confiar en la redención final y la restauración de todas las cosas. Este amor no se desanima fácilmente, sino que elige esperar lo mejor y confiar en el futuro que Dios tiene para nosotros. Esta esperanza es una demostración del amor ágape que confía en la bondad y la fidelidad de Dios.

El amor que todo lo soporta nos llama a perseverar en medio de las pruebas y dificultades, a permanecer firmes en nuestra fe y a soportar la oposición y la persecución. Este amor no se rinde fácilmente, sino que permanece firme y comprometido, demostrando un amor inquebrantable y perseverante. Esta perseverancia es una demostración del amor ágape que permanece fiel y firme, incluso en las circunstancias más difíciles.

En nuestras vidas diarias, debemos esforzarnos por cultivar estas cualidades del amor ágape. Al hacerlo, no solo reflejamos el carácter de Dios, sino que también edificamos y fortalecemos a la comunidad de fe. Que nuestras acciones y actitudes estén siempre motivadas por este amor, asegurando que nuestras vidas glorifiquen a Dios y sirvan de testimonio vivo de Su amor redentor.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que el amor ágape, descrito por Pablo, sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a servir y amar a los demás como Cristo nos ha amado (Efesios 5:1-2).

En conclusión, 1 Corintios 13:7 nos brinda una visión profunda y práctica del amor ágape. Este amor, que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta, es esencial para vivir una vida cristiana auténtica y fructífera. Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en nuestras interacciones diarias, promoviendo la integridad, el servicio desinteresado, la paciencia y la perseverancia.

Al aplicar estas enseñanzas en nuestra vida diaria, no solo glorificamos a Dios, sino que también edificamos a la comunidad de fe y servimos como testimonio vivo del amor redentor de Cristo. Que el amor ágape descrito por Pablo sea la marca distintiva de nuestras vidas cristianas, guiándonos a amar y servir a los demás como Cristo nos ha amado.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios, reflejando su carácter en todo lo que hacemos y promoviendo la reconciliación, la paz y la edificación mutua en la comunidad de fe.


1 Corintios 13:8 – El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará

“El amor nunca deja de ser”

Nunca deja de ser (οὐδέποτε πίπτει, “oudepote piptei”): La frase griega aquí implica que el amor verdadero nunca falla, nunca cae y nunca se extingue. A diferencia de otros dones espirituales que son temporales, el amor es eterno. Esta característica del amor ágape subraya su naturaleza inmutable y perdurable. Es constante y permanece firme a través de todas las circunstancias.

Este aspecto del amor nos recuerda la naturaleza eterna de Dios, quien es amor (1 Juan 4:8). El amor de Dios hacia nosotros es incondicional y eterno. En Jeremías 31:3, Dios dice: “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. El amor de Dios no tiene fin y no se ve afectado por nuestras circunstancias o fallas.

En nuestras relaciones humanas, el amor que nunca deja de ser nos llama a una constancia y fidelidad inquebrantables. Este amor no se ve afectado por las ofensas, las pruebas o las dificultades. En Romanos 8:38-39, Pablo declara: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Este amor nos da la seguridad de que nada puede separarnos del amor de Dios, y nos llama a reflejar esa misma constancia y fidelidad en nuestras relaciones con los demás.

“pero las Profecías se acabarán”

“Profecías”

Profecías (προφητεία, “prophēteia”): La palabra griega “prophēteia” se refiere a la capacidad de recibir y comunicar mensajes divinos. En la Biblia, la profecía incluye tanto la predicción de eventos futuros como la proclamación de la verdad divina. Los profetas del Antiguo Testamento no solo predecían eventos futuros, sino que también llamaban al pueblo de Dios al arrepentimiento y a la obediencia a la Palabra de Dios. En el Nuevo Testamento, la profecía continuó como un don espiritual para edificar, exhortar y consolar a la iglesia (1 Corintios 14:3). En el Nuevo Testamento, la profecía se menciona como un don espiritual dado por el Espíritu Santo para la edificación de la iglesia (1 Corintios 12:10). Este don no solo incluía predicciones futuras, sino también la proclamación y aplicación de la Palabra de Dios a situaciones presentes.

Cesacionismo y Continuismo:

  • Cesacionismo: Los cesacionistas creen que ciertos dones espirituales, como la profecía, las lenguas y el conocimiento especial, cesaron con la muerte de los apóstoles y la finalización del canon del Nuevo Testamento. Argumentan que estos dones fueron dados para autenticar a los apóstoles y establecer la iglesia, y que una vez cumplido este propósito, ya no eran necesarios. Un pasaje clave para los cesacionistas es 1 Corintios 13:8-10, donde Pablo dice que “las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”, interpretando “lo perfecto” como el estado eterno final en la presencia de Dios.
  • Continuismo: Los continuistas creen que todos los dones espirituales mencionados en el Nuevo Testamento, incluyendo la profecía, continúan hasta hoy. Sostienen que estos dones son necesarios para la edificación continua de la iglesia y la proclamación del evangelio. Argumentan que “lo perfecto” en 1 Corintios 13:10 se refiere a la segunda venida de Cristo, momento en el cual los dones espirituales ya no serán necesarios porque veremos a Cristo cara a cara.
Advertencia sobre Falsas Profecías

Es importante tener discernimiento y cuidado con aquellos que afirman tener el don de profecía hoy en día. En Mateo 24:24, Jesús advierte: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos”. No todas las profecías o revelaciones son de Dios, y debemos evaluar todas las enseñanzas y profecías a la luz de las Escrituras (1 Juan 4:1).

Se acabarán (καταργηθήσονται, “katargēthēsontai”): La palabra griega “katargēthēsontai” significa “cesar” o “dejar de existir”. Pablo nos recuerda que las profecías, que son revelaciones de Dios, tienen un propósito temporal y eventualmente cesarán cuando todo se cumpla y lleguemos al conocimiento pleno en la eternidad.

En el contexto de la iglesia primitiva, las profecías eran cruciales para la edificación y dirección del cuerpo de Cristo. Sin embargo, Pablo subraya que estos dones son temporales y no perdurarán para siempre. Esto nos lleva a valorar el amor por encima de los dones espirituales, entendiendo que el amor es la esencia de la vida cristiana y la característica que permanecerá eternamente.

En la perspectiva eterna, cuando estemos en la presencia de Dios, ya no habrá necesidad de profecías porque tendremos el conocimiento completo y perfecto. En Apocalipsis 21:3-4, se nos da una visión de esta realidad: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. En esa plenitud, la necesidad de profecías se desvanecerá, pero el amor seguirá siendo la fuerza que une a los creyentes con Dios y entre sí.

“y cesarán las lenguas”

“Lenguas”

Lenguas (γλῶσσαι, “glōssai”): La palabra griega “glōssai” se refiere a idiomas o lenguajes. En el contexto del Nuevo Testamento, el don de lenguas era la capacidad sobrenatural dada por el Espíritu Santo para hablar en idiomas extranjeros que el hablante no conocía. Este don se manifestó por primera vez en el día de Pentecostés, cuando los discípulos hablaron en diferentes idiomas y las personas de diversas naciones entendieron el mensaje del evangelio en su propio idioma (Hechos 2:4-11). En 1 Corintios 14, Pablo da instrucciones sobre el uso del don de lenguas en la iglesia, enfatizando que debe ser usado para la edificación de la congregación y que, si no hay un intérprete, el hablante debe guardar silencio en la iglesia (1 Corintios 14:27-28). Esto sugiere que el don de lenguas no solo era la capacidad de hablar en idiomas extranjeros, sino que también debía ser comprensible y edificante para los oyentes.

Cesacionismo y Continuismo:

  • Cesacionismo: Los cesacionistas creen que el don de lenguas cesó con la era apostólica. Argumentan que este don era una señal para los no creyentes y que su propósito se cumplió en el establecimiento de la iglesia primitiva. Además, señalan que el uso del don de lenguas en muchas iglesias contemporáneas no se alinea con las directrices bíblicas, lo que sugiere que no es el mismo don que se menciona en el Nuevo Testamento.
  • Continuismo: Los continuistas creen que el don de lenguas sigue vigente hoy en día y puede manifestarse tanto en idiomas humanos conocidos como en lenguajes espirituales que requieren interpretación. Sostienen que este don es para la edificación personal y la edificación de la iglesia cuando se interpreta correctamente.
Advertencia sobre el Uso del Don de Lenguas

Es crucial tener discernimiento sobre el uso del don de lenguas, especialmente dado el abuso y la falsificación en algunos círculos. 1 Corintios 14:33 dice: “Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz”. El don de lenguas debe ser usado de manera ordenada y con el propósito de edificación, no de confusión o espectáculo. Debemos evaluar el uso de este don a la luz de las Escrituras y ser cautelosos con aquellos que lo usan de manera desordenada o fuera de contexto bíblico.

Cesarán (παύσονται, “pausontai”): La palabra griega “pausontai” significa “detenerse” o “parar”. Aquí, Pablo se refiere al don de lenguas, que también es temporal y cesará en el tiempo venidero. El don de lenguas, que era un signo poderoso en la iglesia primitiva, tenía un propósito específico para la edificación y evangelización. Sin embargo, en la eternidad, este don ya no será necesario. Esa palabra griega usada para “cesarán” parece implicar que las lenguas cesarán por sí mismas. Esta palabra sugiere que el don de lenguas tenía un propósito temporal y que se desvanecería sin necesidad de un evento externo que lo detuviera.

En 1 Corintios 14:22, Pablo dice: “Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes”. Las lenguas servían como señal para los no creyentes y como edificación para la iglesia, pero su relevancia es temporal en comparación con el amor eterno.

En la plenitud de la eternidad, cuando estemos en comunión perfecta con Dios, el lenguaje humano y los dones como las lenguas ya no serán necesarios, porque todos seremos uno en Cristo y compartiremos una comprensión perfecta y plena. En Apocalipsis 7:9-10, vemos una visión de esta realidad: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Esta comunión perfecta en la eternidad trasciende cualquier necesidad de dones temporales como las lenguas.

“y la ciencia acabará”

“Ciencia”

Ciencia (γνῶσις, “gnōsis”): La palabra griega “gnōsis” se refiere al conocimiento o entendimiento. En el contexto del Nuevo Testamento, el don de ciencia se refiere a un conocimiento especial o revelación dada por el Espíritu Santo para la edificación de la iglesia. Este conocimiento incluye la comprensión profunda de las verdades espirituales y la capacidad de aplicarlas a la vida cristiana. El don de ciencia es mencionado en 1 Corintios 12:8, donde Pablo dice: “Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu”. Este don era crucial en la iglesia primitiva para proporcionar dirección y entendimiento en cuestiones espirituales.

Cesacionismo y Continuismo:

  • Cesacionismo: Los cesacionistas creen que el don de ciencia, como los otros dones reveladores, cesó con la era apostólica. Argumentan que este don fue necesario para la formación de la doctrina y la dirección de la iglesia primitiva, pero que ahora tenemos la revelación completa en las Escrituras.
  • Continuismo: Los continuistas creen que el don de ciencia sigue vigente y es necesario para la edificación continua de la iglesia. Sostienen que este don permite una comprensión profunda y una aplicación práctica de las verdades bíblicas, y que el Espíritu Santo sigue revelando cosas a los creyentes hoy.

Advertencia sobre el Uso del Don de Ciencia

Debemos tener discernimiento en el uso y la interpretación del don de ciencia, especialmente dado el riesgo de falsa revelación o conocimiento erróneo. 1 Corintios 8:1 advierte: “El conocimiento envanece, pero el amor edifica”. El verdadero conocimiento debe llevarnos a un amor más profundo por Dios y por los demás, no a la arrogancia o el orgullo.

Acabará (καταργηθήσεται, “katargēthēsetai”): La palabra griega “katargēthēsetai” también significa “dejar de existir” o “anularse”. Aquí, Pablo se refiere al conocimiento parcial que poseemos en esta vida. La ciencia o conocimiento humano es limitado y parcial, y en la eternidad, este conocimiento parcial será reemplazado por un conocimiento completo y perfecto.

En 1 Corintios 13:9, Pablo explica: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos”. El conocimiento que tenemos ahora es fragmentario y limitado. Pero en la eternidad, conoceremos plenamente, como también somos conocidos por Dios. En 1 Corintios 13:12, Pablo dice: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. Este conocimiento perfecto es una promesa de la plenitud de la revelación divina y la comunión con Dios en la eternidad.

La ciencia o conocimiento humano es valioso, pero es temporal y limitado en comparación con el amor eterno. En la eternidad, la necesidad de conocimiento parcial desaparecerá, porque estaremos en la presencia de Dios, quien es la fuente de todo conocimiento y verdad. Este conocimiento perfecto en la eternidad reemplazará el conocimiento parcial y limitado que tenemos ahora.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es el ejemplo perfecto y encarnación del amor ágape. Su vida y ministerio en la tierra demostraron todas las características descritas en 1 Corintios 13:8.

El amor nunca deja de ser: El amor de Jesús es eterno e inmutable. En Hebreos 13:8, se nos dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. El amor de Jesús no cambia y no se ve afectado por las circunstancias o el tiempo. Este amor eterno es una demostración del amor ágape que nunca deja de ser.

En su ministerio terrenal, Jesús mostró un amor constante y fiel hacia todos, incluso hacia aquellos que lo rechazaron y lo crucificaron. En Juan 13:1, se nos dice: “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”. Este amor hasta el fin es una manifestación del amor que nunca deja de ser.

Las profecías se acabarán: Jesús es la culminación de todas las profecías. En Mateo 5:17, Jesús dice: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”. Jesús cumplió todas las profecías del Antiguo Testamento, demostrando que Él es el cumplimiento de la revelación divina. En la eternidad, cuando estemos en la presencia de Jesús, las profecías ya no serán necesarias porque estaremos en comunión perfecta con Él.

Cesarán las lenguas: Jesús es la Palabra eterna de Dios. En Juan 1:1, se nos dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Jesús es la revelación perfecta y completa de Dios, y en la eternidad, cuando estemos en su presencia, las lenguas y los dones temporales ya no serán necesarios porque estaremos en comunión directa con la Palabra de Dios.

La ciencia acabará: En Jesús, encontramos la plenitud del conocimiento y la verdad. En Colosenses 2:3, se nos dice: “En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. Jesús es la fuente de todo conocimiento y verdad, y en la eternidad, conoceremos plenamente como también somos conocidos. Este conocimiento perfecto en la eternidad reemplazará el conocimiento parcial y limitado que tenemos ahora.

El Peso Bíblico y la Oración por Confirmación

El peso bíblico parece inclinarse hacia el cesacionismo por varias razones:

  1. Finalización del Canon Bíblico: Muchos cesacionistas argumentan que con la finalización del canon del Nuevo Testamento, ya no son necesarios los dones reveladores como la profecía y la ciencia. 1 Corintios 13:10 dice: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”. Interpretan “lo perfecto” como la finalización de las Escrituras. De igual forma, “lo perfecto” puede entenderse como el estado eterno final en la presencia de Dios, cuando ya no necesitaremos los dones parciales porque veremos a Cristo cara a cara.
  2. Propósito de los Dones: Los dones espirituales como las lenguas y la profecía fueron dados para autenticar el mensaje de los apóstoles y establecer la iglesia. Una vez que la iglesia fue establecida y el canon bíblico fue completado, estos dones ya no eran necesarios. Hebreos 2:3-4 dice: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”.
  3. Historia de la Iglesia: A lo largo de la historia de la iglesia, ha habido largos períodos donde no se ha visto la manifestación de estos dones de manera generalizada, lo que algunos interpretan como una evidencia de que cesaron después de la era apostólica.

Sin embargo, es importante recordar que nuestras interpretaciones y comprensiones son limitadas. Debemos buscar la guía del Espíritu Santo y orar para que Dios nos confirme su verdad. En Santiago 1:5 se nos dice: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Debemos orar y pedir a Dios que nos dé claridad y entendimiento sobre estos asuntos.

Reflexión final

1 Corintios 13:8 nos invita a reflexionar profundamente sobre la naturaleza del amor ágape. Este amor nunca deja de ser, mientras que las profecías, las lenguas y la ciencia son temporales y cesarán. Nos desafía a valorar y priorizar el amor por encima de los dones espirituales y el conocimiento humano, entendiendo que el amor es la esencia de la vida cristiana y la característica que perdurará eternamente.

El amor que nunca deja de ser nos llama a una constancia y fidelidad inquebrantables. Este amor no se ve afectado por las ofensas, las pruebas o las dificultades. Es un amor que refleja la naturaleza eterna e inmutable de Dios, quien nos ama con un amor eterno e incondicional.

El recordatorio de que las profecías se acabarán nos llama a valorar el amor por encima de las revelaciones temporales. En la perspectiva eterna, cuando estemos en la presencia de Dios, ya no habrá necesidad de profecías porque tendremos el conocimiento completo y perfecto. Este conocimiento pleno en la eternidad subraya la supremacía del amor sobre los dones temporales.

El hecho de que cesarán las lenguas nos llama a reconocer que los dones temporales tienen un propósito específico, pero su relevancia es limitada en comparación con el amor eterno. En la plenitud de la eternidad, cuando estemos en comunión perfecta con Dios, el lenguaje humano y los dones como las lenguas ya no serán necesarios.

La verdad de que la ciencia acabará nos llama a valorar el amor por encima del conocimiento parcial y limitado. En la eternidad, este conocimiento parcial será reemplazado por un conocimiento completo y perfecto. Este conocimiento perfecto en la eternidad reemplazará el conocimiento limitado que tenemos ahora, subrayando la supremacía del amor eterno.

En conclusión, 1 Corintios 13:8 nos brinda una visión profunda y práctica del amor ágape. Este amor, que nunca deja de ser, mientras que las profecías, las lenguas y la ciencia son temporales y cesarán, es esencial para vivir una vida cristiana auténtica y fructífera. Nos desafía a reflejar el carácter de Cristo en nuestras interacciones diarias, promoviendo la integridad, el servicio desinteresado, la paciencia y la perseverancia.

Recordemos siempre que el amor es la esencia de Dios y la base de nuestra relación con Él y con los demás. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a vivir y manifestar este amor en todas nuestras acciones y relaciones. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo del amor de Dios, reflejando su carácter en todo lo que hacemos y promoviendo la reconciliación, la paz y la edificación mutua en la comunidad de fe.


1 Corintios 13:9 – Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

“Porque en parte conocemos”

  • Porque: La conjunción “porque” (γάρ, gar) introduce la razón o causa de lo que Pablo está explicando. Aquí, Pablo argumenta por qué el amor es superior a los dones espirituales. Esta palabra nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de nuestro conocimiento y nuestra capacidad limitada de comprender la totalidad del plan de Dios.
  • En parte: La frase “en parte” (ἐκ μέρους, ek mérous) subraya la fragmentación y limitación de nuestro conocimiento. La palabra griega “μέρος” (mérous) significa una parte de un todo, indicando que nuestra comprensión es solo una pequeña fracción de la realidad completa. Este concepto se encuentra en Eclesiastés 3:11: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Aquí, Salomón reconoce que aunque Dios ha puesto un anhelo de eternidad en nuestros corazones, nuestra comprensión de su obra es limitada.
  • Conocemos: El verbo “conocemos” (γινώσκομεν, ginōskomen) implica un conocimiento progresivo y experiencial. En griego, “γινώσκω” (ginōskō) sugiere un conocimiento profundo y relacional, más que un mero entendimiento intelectual. En Juan 17:3, Jesús dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Este conocimiento es una relación continua y creciente con Dios, más que una simple acumulación de hechos.

Es necesario mostrar humildad, reconociendo que nuestro conocimiento es limitado y fragmentado.

“y en parte profetizamos”

  • Profetizamos: El verbo “profetizamos” (προφητεύομεν, prophēteuomen) implica hablar bajo la inspiración de Dios. En el contexto del Nuevo Testamento, la profecía no se limita a predecir el futuro, sino que incluye la proclamación de la verdad de Dios y la edificación de la iglesia. En 1 Corintios 14:3, Pablo dice: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.” Esto resalta el propósito práctico y edificante de la profecía.
  • En parte: Al igual que con el conocimiento, “en parte” (ἐκ μέρους, ek mérous) indica que incluso nuestras mejores proclamaciones y revelaciones de la verdad divina son incompletas. Nuestras profecías y enseñanzas están veladas, no porque Dios no quiera revelarse completamente, sino porque nuestras mentes finitas no pueden comprender la plenitud de su revelación. Nuestro entendimiento de la verdad divina es como ver a través de un vidrio oscuro; una visión parcial y opaca de la gloriosa luz de Dios.

Nuestras mejores profecías son solo una sombra de la verdad eterna de Dios. Definitivamente nuestra proclamación de la verdad es, en el mejor de los casos, una representación débil y fragmentaria de la gloriosa realidad que es Dios.

Conexión con Jesucristo

Jesucristo es la revelación completa y perfecta de Dios. En Él, encontramos el cumplimiento de toda la ley y los profetas (Mateo 5:17). Jesús es la “imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15) y en Él “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Colosenses 2:9). Aunque en su humanidad, Jesús experimentó las limitaciones del conocimiento humano, en su divinidad, Él posee todo conocimiento y sabiduría.

En Juan 1:14 leemos: “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Aquí, la encarnación de Jesús es la manifestación perfecta del conocimiento y la verdad de Dios. Además, Jesús mismo reconoce la limitación temporal de nuestro entendimiento en Juan 16:12: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.” Esto subraya la naturaleza progresiva de nuestra comprensión espiritual.

Jesús es el cumplimiento de todas las profecías y el conocimiento pleno de Dios. Él es el “autor y consumador de nuestra fe” (Hebreos 12:2), y en Él tenemos la esperanza de una comprensión completa en la eternidad. En Apocalipsis 22:4 se nos asegura que “veremos su rostro,” un símbolo de la comunión plena y el conocimiento perfecto que tendremos en la eternidad.

Reflexión final

La frase “Porque en parte conocemos” introduce la razón detrás de la naturaleza temporal e incompleta de los dones espirituales en comparación con el amor eterno. Esta declaración es un llamado a reconocer nuestra dependencia de Dios para un conocimiento más profundo y a valorar el amor que trasciende nuestro entendimiento parcial. La expresión “en parte” nos recuerda constantemente nuestra naturaleza finita. Nuestra comprensión parcial de la verdad debe llevarnos a una postura de humildad y a una mayor dependencia de la revelación de Dios a través del Espíritu Santo. El conocimiento en este contexto es relacional y experiencial. No se trata solo de acumular información, sino de profundizar en nuestra relación con Dios. Cada experiencia y revelación de Dios es un paso más hacia un conocimiento pleno que solo se completará en la eternidad.

Al igual que con el conocimiento, “en parte” (ἐκ μέρους, ek mérous) indica que incluso nuestras mejores proclamaciones y revelaciones de la verdad divina son incompletas. La profecía incluye tanto la predicción como la proclamación de la verdad divina. En su contexto más amplio, es un medio por el cual Dios edifica, exhorta y consuela a su pueblo, aunque siempre de manera limitada debido a nuestra naturaleza humana. Jesús, siendo la encarnación del Verbo, es la manifestación perfecta de la sabiduría y el conocimiento de Dios. En Él, tenemos la promesa de un conocimiento pleno y una relación íntima con Dios. Su vida y enseñanzas nos guían hacia una comprensión más profunda de Dios y nos muestran el camino hacia la plenitud del conocimiento que solo se alcanzará en la eternidad.

Jesús, en su humanidad, también creció en sabiduría y conocimiento (Lucas 2:52), reflejando nuestra experiencia de crecimiento progresivo en el entendimiento de Dios. Sin embargo, en su divinidad, Él es la fuente de todo conocimiento verdadero y la revelación perfecta de Dios. En Juan 14:6, Jesús declara: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Esta afirmación subraya que en Jesús encontramos la plenitud de la verdad y el camino hacia el conocimiento completo de Dios.

En conclusión, 1 Corintios 13:9 nos recuerda nuestra condición humana de conocimiento y profecía limitados. Este reconocimiento debe llevarnos a una mayor dependencia de Dios y una esperanza en la plenitud de conocimiento que vendrá en la eternidad. En Cristo, tenemos la promesa de un conocimiento pleno y una relación íntima con Dios. Hasta ese día, caminamos por fe, confiando en que Dios revelará todo lo que necesitamos saber para vivir vidas que le glorifiquen.

Al meditar en este versículo, seamos humildes en nuestro conocimiento y diligentes en nuestra búsqueda de la verdad, siempre apuntando a la gloria de Dios y el ejemplo perfecto de Jesucristo.


1 Corintios 13:10 – pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

“Pero”

La palabra “pero” (en griego “de”) introduce un contraste significativo. Aquí, Pablo está contrastando lo temporal y parcial con lo eterno y completo. En la vida cristiana, esta palabra nos recuerda que hay una esperanza y una plenitud que aún no hemos alcanzado. En Efesios 2:4-5, Pablo dice: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.” Aquí, “pero” marca un giro radical de nuestra condición pasada a nuestra nueva vida en Cristo.

“cuando venga”

Esta frase implica una expectativa y una promesa futura. La palabra “venga” (en griego “erchomai”) se utiliza frecuentemente en el Nuevo Testamento para referirse a la venida de Cristo. En Juan 14:3, Jesús promete: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” La certeza de la venida de Cristo llena de esperanza nuestras vidas, sabiendo que lo que ahora es imperfecto será completado en su venida.

“lo perfecto”

La palabra “perfecto” (en griego “teleios”) significa completo, maduro o consumado. En el contexto bíblico, esto se refiere a la plenitud de la revelación de Dios y la perfección en su reino. En Mateo 5:48, Jesús dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” La perfección aquí mencionada no es meramente una mejora gradual, sino la consumación de todas las cosas en Cristo. La perfección se alcanza en la completa unión con Cristo, donde todas las cosas son restauradas y reconciliadas en Él (Colosenses 1:20).

“lo que es en parte”

La expresión “en parte” (en griego “ek merous”) subraya la naturaleza incompleta y provisional de nuestro conocimiento y dones espirituales actuales. En 1 Corintios 13:9, Pablo menciona: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.” Nuestra comprensión actual es fragmentaria y limitada. Esta parcialidad no debe ser motivo de desesperanza, sino de humilde reconocimiento de nuestra dependencia de la revelación final de Dios en Cristo (1 Corintios 13:12).

“se acabará”

La palabra “acabará” (en griego “katargeo”) significa hacer nulo o abolir. Este término nos asegura que lo temporal y parcial será reemplazado por lo eterno y completo. En 1 Corintios 15:24-26, Pablo describe el fin cuando Cristo entregará el reino a Dios Padre después de haber destruido todo dominio y autoridad. Esta abolición no es una simple cesación, sino una transformación en algo gloriosamente nuevo y completo en la presencia de Dios.

Reflexión final

El Contraste entre lo Temporal y lo Eterno

1 Corintios 13:10 nos presenta un contraste fundamental entre lo temporal y lo eterno, lo parcial y lo completo. Este versículo es una invitación a reflexionar sobre la naturaleza de nuestras experiencias y dones actuales en comparación con la plenitud que vendrá. Nuestras mejores obras y entendimientos son como “trapos de inmundicia” (Isaías 64:6) en comparación con la gloria que será revelada. En esta vida, nuestros esfuerzos, aunque sinceros, están manchados por la imperfección. Sin embargo, la promesa de lo perfecto nos asegura que hay una plenitud y perfección más allá de lo que ahora conocemos.

La Esperanza de la Venida de Cristo

La frase “cuando venga lo perfecto” nos dirige directamente a la segunda venida de Cristo. Esta venida es el punto culminante de la historia redentora, donde Cristo reunirá a su pueblo y establecerá su reino eterno. En 1 Tesalonicenses 4:16-17, Pablo describe el retorno glorioso de Cristo, donde “los muertos en Cristo resucitarán primero; luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” Esta promesa infunde esperanza y urgencia en nuestra vida cristiana, recordándonos que lo que es ahora parcial será completado en su presencia.

La Perfección en Cristo

La perfección mencionada en este versículo no es un estado que alcanzamos por nuestros propios esfuerzos, sino que es la perfección de Cristo imputada a nosotros. En Hebreos 10:14, se nos dice: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” Esta perfección es tanto posicional como progresiva. Posicionalmente, somos perfectos en Cristo, justificados ante Dios. Progresivamente, somos perfeccionados en santificación a través de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Jonathan Edwards enseñó que la santificación es el proceso continuo de ser conformados a la imagen de Cristo, culminando en nuestra glorificación cuando lo veamos cara a cara (1 Juan 3:2).

La Transitoriedad de lo Parcial

Pablo nos recuerda que lo que es en parte se acabará. Esto incluye nuestros dones espirituales y conocimiento. En 1 Corintios 12, Pablo enumera diversos dones espirituales, enfatizando su importancia para la edificación del cuerpo de Cristo. Sin embargo, en 1 Corintios 13, aclara que estos dones son temporales y parciales. Estos dones son como las sombras de la realidad venidera; útiles y necesarios ahora, pero destinados a desaparecer cuando la perfección llegue. Al igual que la luz del sol reemplaza las sombras, la plenitud del conocimiento de Dios en Cristo reemplazará nuestros conocimientos parciales y fragmentados.

La Plenitud de la Revelación de Dios

En Cristo, la revelación de Dios es completa y perfecta. En Hebreos 1:1-2, leemos: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.” Jesús es la revelación perfecta y final de Dios. Todo lo que necesitamos saber sobre Dios y su voluntad está plenamente revelado en Cristo. Mientras los profetas del Antiguo Testamento y los apóstoles del Nuevo Testamento nos dieron fragmentos de la revelación divina, en Cristo tenemos la revelación completa y final. Esta perfección en Cristo nos motiva a buscar conocerlo más profundamente y vivir de acuerdo a su enseñanza.

Aplicación Práctica

En nuestra vida diaria, este versículo nos llama a vivir con una perspectiva eterna. Nos recuerda que nuestras experiencias y entendimientos actuales, aunque valiosos, son temporales y parciales. Esto debe infundir en nosotros una humildad profunda y una dependencia continua en Dios. Charles Spurgeon decía que el conocimiento y los dones son como las estrellas que brillan en la noche, pero que palidecen ante la luz del sol de la mañana. Así también, nuestras mejores comprensiones y habilidades serán eclipsadas por la gloria y perfección de Cristo.

Además, este versículo nos llama a enfocar nuestras vidas en lo eterno. Jesús enseñó en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Nuestra prioridad debe ser buscar a Dios y su reino, sabiendo que lo temporal dará paso a lo eterno. Esta búsqueda nos lleva a una vida de santificación y devoción, anticipando el día en que veremos a nuestro Salvador cara a cara y conoceremos plenamente como somos conocidos (1 Corintios 13:12).

Conclusión

1 Corintios 13:10 es una poderosa declaración de la esperanza y la plenitud que tenemos en Cristo. Nos recuerda que, aunque ahora conocemos y experimentamos en parte, un día veremos y conoceremos en plenitud. La perfección que viene no es simplemente una mejora de lo actual, sino una transformación radical en la presencia de Dios. Esta verdad nos llama a vivir con una perspectiva eterna, buscando primeramente el reino de Dios y su justicia, y confiando en que lo que ahora es en parte se acabará cuando venga lo perfecto en Cristo. Que esta meditación nos inspire a vivir con humildad, esperanza y devoción, anticipando el glorioso día en que lo veremos cara a cara y seremos hechos perfectos en Él.


1 Corintios 13:11 – Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

“Cuando”

La palabra “cuando” marca un punto en el tiempo, una transición. En griego, “hote” (ὅτε) sugiere un momento específico y determinante. La vida cristiana está llena de “cuando”, momentos en los cuales Dios nos transforma y nos lleva de un estado a otro (Filipenses 1:6). Estos momentos son cruciales en nuestro caminar con Cristo, porque representan los tiempos en los que Dios obra poderosamente en nosotros. Cada “cuando” es una oportunidad para ver la mano de Dios en nuestras vidas, para reconocer Su intervención y Su gracia que nos lleva de la infancia espiritual a la madurez.

“Yo era niño”

El apóstol Pablo reflexiona sobre su vida pasada con la frase “yo era niño” (en griego, “népios” – νηπιος), implicando inmadurez tanto en el pensamiento como en el comportamiento. Este concepto de ser niño se relaciona con una etapa en la que uno es dependiente, limitado en entendimiento y discernimiento. Jesús mismo habló sobre la importancia de recibir el Reino de Dios como un niño (Marcos 10:15), pero aquí Pablo nos muestra que quedarse en esa etapa no es el propósito final de la vida cristiana. Ser niño en la fe significa estar en una etapa temprana del crecimiento espiritual, caracterizada por una comprensión limitada y una mayor dependencia de lo básico de la doctrina (1 Pedro 2:2).

“Hablaba como niño”

La palabra “hablaba” (en griego, “elaloun” – ἐλάλουν) implica expresión verbal. Cuando Pablo dice “hablaba como niño”, está reconociendo que sus palabras eran reflejo de su inmadurez. Las palabras que usamos son un espejo de nuestro corazón (Mateo 12:34), y un niño, en su simplicidad, no tiene aún la capacidad de entender o expresar la profundidad de las verdades espirituales. Como cristianos, nuestras palabras deben madurar junto con nuestra fe, reflejando la sabiduría y el entendimiento que adquirimos en Cristo (Colosenses 4:6).

“Pensaba como niño”

El pensamiento (en griego, “ephronoun” – ἐφρόνουν) se refiere a la manera en que razonamos y comprendemos el mundo. “Pensaba como niño” implica una perspectiva limitada, centrada en lo terrenal, inmediato y en lo propio. Romanos 12:2 nos llama a la transformación por la renovación de nuestro entendimiento, un proceso que va más allá del pensamiento infantil hacia una comprensión profunda y espiritual de la voluntad de Dios. El crecimiento en Cristo implica un cambio en nuestra forma de pensar, alejándonos de la superficialidad y acercándonos a la sabiduría divina (Proverbios 2:6).

“Juzgaba como niño”

Juzgar (en griego, “elogizomēn” – ἐλογιζόμην) se refiere a la capacidad de evaluar y discernir. Un niño no tiene el criterio desarrollado para discernir correctamente, y en el ámbito espiritual, esto se traduce en una falta de juicio sano, sólido y bíblico. Hebreos 5:14 dice que el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para aquellos que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Como adultos en la fe, debemos juzgar todas las cosas a la luz de las Escrituras, desarrollando un discernimiento que nos permita navegar las complejidades de la vida con la sabiduría que Dios nos ha revelado en Su Palabra y a traves de el Espiritu Santo.

“Mas cuando ya fui hombre”

La transición de “niño” a “hombre” (en griego, “anēr” – ἀνήρ) marca un cambio significativo de inmadurez a madurez. Este crecimiento no es solo físico, sino espiritual. Efesios 4:13 nos llama a alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, una madurez que refleja Su carácter y Su amor. La madurez espiritual es el objetivo de cada creyente, una vida que glorifica a Dios en pensamiento, palabra y obra (2 Pedro 3:18).

“Dejé lo que era de niño”

Dejar (en griego, “katērgēka” – κατήργηκα) implica abandonar, desprenderse de lo que ya no es útil ni apropiado. Pablo nos enseña que hay comportamientos, pensamientos y juicios que pertenecen a la infancia espiritual que deben ser abandonados a medida que crecemos en Cristo. Este dejar es un acto intencional, una decisión de avanzar hacia la madurez. Colosenses 3:9-10 nos exhorta a despojarnos del viejo hombre con sus prácticas y revestirnos del nuevo, el cual se va renovando en conocimiento conforme a la imagen de Aquel que lo creó.

Conclusión

1 Corintios 13:11 es una llamada a la madurez espiritual, una exhortación a crecer en nuestra fe y a dejar atrás las cosas de niños. Cada palabra y frase de este versículo nos recuerda que el crecimiento en Cristo es un proceso continuo y transformador. En cada etapa, debemos permitir que el Espíritu Santo obre en nosotros, guiándonos hacia una comprensión más profunda de la verdad y una vida que refleje más plenamente el carácter de Cristo.

Nuestra meta es alcanzar la madurez en Cristo, una madurez que se refleja en nuestras palabras, pensamientos y juicios. A medida que dejamos atrás la infancia espiritual y abrazamos la plenitud de la vida en Cristo, glorificamos a Dios y nos preparamos para la eternidad con Él. Que cada “cuando” en nuestras vidas sea una oportunidad para crecer y ser más como nuestro Salvador, Jesús.


1 Corintios 13:12 – Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido

“Ahora”

La palabra “ahora” (en griego, “arti” – ἄρτι) se refiere al tiempo presente, al momento actual en nuestra vida cristiana. Nos sitúa en la realidad de nuestro estado actual, limitados por nuestra naturaleza humana y nuestro entendimiento finito. Este “ahora” contrasta con el “entonces” que Pablo menciona más adelante, un tiempo futuro que promete una claridad y comprensión mucho mayores. En nuestra vida presente, estamos llamados a vivir por fe (2 Corintios 5:7), confiando en lo que no vemos plenamente pero que sabemos es real a través de la revelación de Dios en las Escrituras.

“Vemos”

El verbo “vemos” (en griego, “blepomen” – βλέπομεν) implica percepción visual y, en este contexto, una percepción espiritual. Nuestra visión espiritual es limitada y parcial en este mundo caído. A través de la fe, vemos la realidad espiritual, pero no en su totalidad. Esto nos recuerda la necesidad constante de depender del Espíritu Santo para recibir revelación y entendimiento (Efesios 1:17-18).

“Por espejo”

La frase “por espejo” (en griego, “di’ esoptrou” – δι’ ἐσόπτρου) se refiere a los espejos de la antigüedad, que eran hechos de metal pulido y proporcionaban una imagen borrosa e imperfecta. A diferencia de los espejos modernos, estos espejos antiguos no ofrecían una reflexión clara. Esta metáfora subraya la naturaleza imperfecta de nuestro conocimiento actual. Vemos un reflejo de la verdad, pero no la plenitud de la verdad misma. En 2 Corintios 3:18, Pablo también usa la imagen del espejo para describir cómo, con el rostro descubierto, contemplamos como en un espejo la gloria del Señor, siendo transformados a Su imagen.

“Oscuramente”

La palabra “oscuramente” (en griego, “en ainigmati” – ἐν αἰνίγματι) sugiere una visión velada o enigma. Nuestro conocimiento de Dios y de las realidades espirituales es incompleto y a menudo misterioso. Deuteronomio 29:29 nos recuerda que las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y nuestros hijos para siempre. Aunque nuestra comprensión es limitada, Dios nos ha dado suficiente revelación para conocerlo y seguirlo.

“Mas entonces”

La transición “mas entonces” (en griego, “tote de” – τότε δὲ) marca un contraste con el “ahora”. Señala un tiempo futuro cuando nuestra visión y conocimiento serán completos. Este “entonces” apunta al regreso de Cristo y la consumación de todas las cosas, cuando veremos a nuestro Salvador cara a cara y conoceremos plenamente. Filipenses 3:20-21 nos habla de este tiempo cuando seremos transformados y nuestro cuerpo de humillación será semejante a Su cuerpo de gloria.

“Veremos cara a cara”

“Veremos cara a cara” (en griego, “prosopon pros prosopon” – πρόσωπον πρὸς πρόσωπον) describe una relación directa y sin intermediarios. En el Antiguo Testamento, ver el rostro de Dios era una experiencia reservada para muy pocos y con gran temor (Éxodo 33:20). Sin embargo, en la eternidad, tendremos una comunión íntima y directa con Dios. Esta promesa es una fuente de gran esperanza y consuelo para los creyentes, sabiendo que un día estaremos en Su presencia plena (1 Juan 3:2).

“Ahora conozco en parte”

La expresión “conozco en parte” (en griego, “gnōskō ek merous” – γινώσκω ἐκ μέρους) revela la naturaleza fragmentaria de nuestro conocimiento actual. A pesar de tener la revelación de Dios a través de las Escrituras y el Espíritu Santo, nuestro entendimiento es parcial y limitado. 1 Corintios 8:2 nos recuerda que si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Esta humildad en reconocer nuestras limitaciones debe llevarnos a depender más de Dios y a buscar Su sabiduría continuamente (Santiago 1:5).

“Pero entonces conoceré”

La frase “conoceré” (en griego, “epignōsomai” – ἐπιγνώσομαι) implica un conocimiento pleno y completo. Este verbo sugiere una comprensión profunda y exacta. El contraste entre nuestro conocimiento parcial actual y el conocimiento pleno futuro es significativo. En la presencia de Dios, nuestro entendimiento será completo, y no habrá más enigmas ni oscuridad (1 Corintios 2:9-10).

“Como fui conocido”

“Como fui conocido” (en griego, “kathōs epegnōsthēn” – καθώς ἐπεγνώσθην) indica la manera en que Dios nos conoce completamente y perfectamente. Dios nos conoce íntimamente y completamente desde antes de la fundación del mundo (Salmo 139:1-4). Este conocimiento perfecto de Dios hacia nosotros es la medida de cómo nosotros conoceremos en el futuro. No habrá más barreras ni limitaciones en nuestra relación con Él.

Conclusión

1 Corintios 13:12 nos invita a reflexionar sobre la diferencia entre nuestro conocimiento presente y el futuro. Este versículo nos recuerda nuestra limitación actual, pero también nos da una esperanza gloriosa. Vivimos en un estado de visión parcial y conocimiento fragmentado, pero anhelamos el día en que veremos a nuestro Señor cara a cara y conoceremos plenamente.

Esta esperanza debe motivarnos a buscar a Dios con todo nuestro corazón, a depender de Su Espíritu para guiarnos en la verdad y a perseverar en la fe, sabiendo que lo que ahora vemos oscuramente un día será revelado en toda su claridad y plenitud. Hasta entonces, caminamos por fe, confiando en Su promesa y esperando con ansias el día en que estaremos en Su presencia gloriosa y conoceremos como fuimos conocidos.


1 Corintios 13:13 – Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor

“Y ahora”

La expresión “Y ahora” (en griego, “Nuni de” – Νυνὶ δὲ) sugiere una conclusión y una transición. Nos lleva a considerar lo que es permanente y duradero en contraste con lo temporal. Esta frase nos arraiga en el presente, recordándonos que, en medio de nuestras circunstancias actuales, hay verdades eternas que permanecen. Romanos 8:38-39 nos asegura que nada puede separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, nuestro Señor. “Ahora” nos invita a vivir en la certeza y confianza de las realidades espirituales que son constantes y eternas.

“Permanecen”

La palabra “permanecen” (en griego, “menei” – μένει) implica durabilidad y constancia. A diferencia de muchas cosas en la vida que son pasajeras, estas virtudes son eternas. El verbo sugiere algo que no cambia con el tiempo, que es firme y seguro. Jesús usa este verbo en Juan 15:4-5 cuando habla de la importancia de permanecer en Él, como las ramas en la vid, para llevar mucho fruto. La permanencia en Cristo es esencial para la vida cristiana y nos garantiza que las virtudes de fe, esperanza y amor son eternas.

“La fe”

La “fe” (en griego, “pistis” – πίστις) es la confianza y la convicción en Dios y Su palabra. Hebreos 11:1 define la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. La fe es fundamental para la vida cristiana, porque sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). La fe es nuestra respuesta a la revelación de Dios y es el medio por el cual recibimos Su gracia y salvación (Efesios 2:8-9). La fe es una actitud de confianza total en la fidelidad de Dios y en Su palabra.

“La esperanza”

La “esperanza” (en griego, “elpis” – ἐλπίς) es la expectativa confiada de lo que Dios ha prometido y su fuerza está en Su fidelidad. Romanos 5:5 nos dice que “la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”. La esperanza es lo que nos sostiene en tiempos de prueba y dificultad, mirando más allá de las circunstancias presentes hacia el cumplimiento de las promesas de Dios. Tito 2:13 describe esta esperanza como “la bienaventurada esperanza y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Es una esperanza viva que nos motiva a vivir piadosamente en el presente mientras esperamos la redención futura.

“El amor”

El “amor” (en griego, “agape” – ἀγάπη) es el amor sacrificial y desinteresado que se demuestra en la acción. Este tipo de amor se ve plenamente en Dios, quien “demostró su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). El amor es el mayor mandamiento, como lo afirmó Jesús en Mateo 22:37-40, amar a Dios y amar al prójimo. 1 Juan 4:7-8 nos exhorta a amarnos unos a otros porque el amor es de Dios, y todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El amor es la esencia de la naturaleza de Dios y es la virtud que debe gobernar todas nuestras acciones y relaciones.

“Estos tres”

La frase “estos tres” (en griego, “tauta ta tria” – ταῦτα τὰ τρία) subraya la importancia de la fe, la esperanza y el amor como un conjunto. No son virtudes aisladas, sino que están interconectadas y son esenciales para la vida cristiana. 1 Tesalonicenses 1:3 nos muestra cómo estas tres virtudes se manifiestan en la vida de los creyentes: “Acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”. Cada una de estas virtudes se complementa y fortalece a las otras, formando una base sólida para nuestra vida espiritual.

“Pero”

La palabra “pero” (en griego, “de” – δὲ) introduce una distinción importante. Aunque todas estas virtudes son esenciales y permanentes, hay una que sobresale. Esta conjunción nos prepara para entender la primacía del amor sobre la fe y la esperanza. El “pero” sugiere una comparación y un énfasis en lo que sigue.

“El mayor de ellos”

La frase “el mayor de ellos” (en griego, “meizōn toutōn” – μείζων τούτων) indica que, aunque la fe y la esperanza son vitales, el amor es superior. En el contexto de 1 Corintios 13, Pablo ha estado describiendo las características del amor y su preeminencia sobre los dones espirituales. En Colosenses 3:14, Pablo dice: “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto”. El amor es lo que une todo en perfecta armonía y es el signo distintivo del verdadero discípulo de Cristo (Juan 13:34-35).

“Es el amor”

La declaración “es el amor” (en griego, “hē agapē” – ἡ ἀγάπη) subraya la supremacía del amor. No solo es una virtud entre otras, sino que es la virtud por excelencia que debe permear todas nuestras acciones y relaciones. 1 Juan 4:16 dice: “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. El amor es la esencia de Dios y, por lo tanto, debe ser la esencia de nuestra vida cristiana.

Conclusión

1 Corintios 13:13 nos lleva a reflexionar sobre la permanencia y la preeminencia de la fe, la esperanza y el amor. Estas virtudes son las que sostienen y guían nuestra vida cristiana en el presente y nos preparan para la eternidad. Aunque la fe y la esperanza son esenciales, el amor es el mayor de ellos porque es la manifestación de la naturaleza de Dios y la virtud que perdura eternamente.

La fe es la base de nuestra relación con Dios. Hebreos 11:6 nos enseña que sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan. La fe es lo que nos permite recibir la gracia de Dios y ser justificados delante de Él (Romanos 5:1). Es a través de la fe que entramos en una relación con Dios y somos hechos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17). La fe nos llama a confiar en las promesas de Dios y a vivir conforme a Su palabra, incluso cuando no entendemos completamente o no vemos el resultado inmediato. Debemos vivir cada día confiando en Dios y Su palabra. La fe no solo nos justifica, sino que también nos santifica, guiándonos a una vida de obediencia y dependencia en Dios (Gálatas 2:20). Esto implica confiar en Dios en todas las circunstancias, orar con fervor y estudiar Su palabra diligentemente para fortalecer nuestra fe (Romanos 10:17).

La esperanza es lo que nos sostiene en medio de las pruebas y dificultades. Romanos 8:24-25 nos dice que en esperanza fuimos salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. La esperanza nos da una perspectiva eterna y nos ayuda a mantenernos firmes en nuestra fe. Es la expectativa confiada de que Dios cumplirá Sus promesas y que nuestra salvación será completada en Su tiempo perfecto (Filipenses 1:6). La esperanza nos motiva a perseverar y a vivir con gozo y expectativa, sabiendo que lo mejor está por venir (Tito 2:13). La esperanza debe ser nuestra ancla en tiempos de dificultad. Necesitamos recordar continuamente las promesas de Dios y mantener nuestros ojos en la esperanza de la gloria venidera (Romanos 5:2-5). Esto se traduce en una vida de paciencia y perseverancia, sabiendo que nuestras pruebas producen perseverancia, y la perseverancia, carácter; y el carácter, esperanza (Romanos 5:3-4).

El amor es la virtud que engloba y supera a todas las demás. Es el fundamento de nuestra relación con Dios y con los demás. En 1 Juan 4:7-8, se nos exhorta a amarnos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. El amor es el cumplimiento de la ley (Romanos 13:10) y la señal de un verdadero discípulo de Cristo (Juan 13:34-35). Es el vínculo perfecto que une todas las virtudes y nos permite vivir en armonía y unidad con otros creyentes (Colosenses 3:14). El amor debe ser la marca distintiva de nuestra vida. Esto se manifiesta en nuestras acciones diarias, en cómo tratamos a los demás, en nuestra disposición a perdonar y en nuestra voluntad de sacrificarnos por el bien de los demás (Efesios 5:1-2). Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39) debe ser la meta de nuestra vida cristiana.

En resumen, 1 Corintios 13:13 nos recuerda que la fe, la esperanza y el amor son virtudes permanentes y esenciales para nuestra vida cristiana. Aunque todas son importantes, el amor es el mayor de ellos porque es la esencia misma de Dios y la virtud que nos une más estrechamente a Él y a los demás. Vivir en fe, esperanza y amor nos prepara para la eternidad y nos permite reflejar el carácter de Cristo en nuestro diario vivir. Que busquemos siempre crecer en estas virtudes, sabiendo que en ellas encontramos la verdadera vida en Cristo y el cumplimiento de Su propósito eterno para nosotros.

1 Corintios 13:1 – Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe

Oración por el Amor que Trasciende Todo

Padre Celestial, te agradecemos por la revelación de Tu Palabra, que nos guía y nos enseña cómo vivir de acuerdo a Tu voluntad. En 1 Corintios 13:1, nos recuerdas la primacía del amor en la vida cristiana: “Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.”

Señor, reconocemos que aunque podamos poseer dones espirituales y habilidades extraordinarias, si no tenemos amor, nada de eso tiene valor ante Tus ojos. Nos enseñas que el amor es la esencia de nuestra fe y la marca distintiva de Tus seguidores (Juan 13:34-35).

Te pedimos, Dios de amor, que infundas en nosotros un amor genuino, profundo y desinteresado, similar al amor que nos demostraste a través de Tu Hijo Jesucristo, quien se entregó por nosotros aun cuando éramos pecadores (Romanos 5:8). Ayúdanos a hablar y actuar siempre con amor, para que nuestras palabras y acciones sean agradables a Ti y edificantes para los demás.

Espíritu Santo, te rogamos que llenes nuestros corazones con Tu amor divino. Guíanos a vivir en amor, siendo pacientes, bondadosos, humildes y desinteresados, como nos enseña más adelante en este capítulo (1 Corintios 13:4-7). Que nuestras vidas reflejen el amor de Cristo en todas nuestras relaciones y actividades diarias.

Señor, que nuestras palabras no sean solo ruido vacío, sino que estén llenas de significado y poder, alimentadas por un amor verdadero que transforma corazones y vidas. Ayúdanos a ser testimonios vivos de Tu amor, llevando luz a un mundo que tanto lo necesita.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús, quien es la encarnación perfecta del amor. Amén.


1 Corintios 13:2 – Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

Oración por la Primacía del Amor en el Conocimiento y la Fe

Padre Celestial, te agradecemos por Tu Palabra, que ilumina nuestro entendimiento y nos guía en el camino de la verdad. En 1 Corintios 13:2, nos recuerdas que, aunque poseamos grandes dones y conocimientos, sin amor no somos nada: “Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de tal manera que trasladara los montes, y no tengo amor, nada soy.”

Señor, reconocemos que el conocimiento y la fe son dones preciosos que vienen de Ti, pero sin amor, estos dones pierden su verdadero propósito y valor. Nos enseñas que el amor es la base y la motivación correcta para usar todos los dones espirituales que nos has otorgado (1 Corintios 12:31).

Te pedimos, Dios de sabiduría, que nos llenes de Tu amor para que podamos emplear nuestro conocimiento y nuestra fe en servicio a los demás y para glorificarte a Ti. Que nuestro entendimiento de los misterios de la fe esté siempre acompañado de un corazón lleno de amor, reflejando Tu carácter en todas nuestras acciones (Efesios 3:17-19).

Espíritu Santo, te rogamos que derrames Tu amor en nuestros corazones, para que podamos vivir y actuar con humildad y compasión. Ayúdanos a tener una fe que obra por amor, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, quien mostró el amor supremo al dar Su vida por nosotros (Gálatas 5:6; Juan 15:13).

Señor, que nuestras palabras y acciones no sean simplemente demostraciones de poder o conocimiento, sino que estén siempre motivadas por un amor sincero y abnegado. Que nuestras vidas sean testimonio de Tu amor transformador, impactando positivamente a aquellos que nos rodean y atrayéndolos a Tu reino.

Te lo pedimos en el nombre poderoso de Jesús, nuestro Salvador y ejemplo perfecto de amor. Amén.


1 Corintios 13:3 – Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

Oración por el Amor que Da Significado al Sacrificio

Amado Padre Celestial, te damos gracias por Tu Palabra, que nos guía y nos ilumina en el camino de la fe. En 1 Corintios 13:3, nos recuerdas la importancia del amor en todas nuestras acciones y sacrificios: “Y si repartiera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”

Señor, reconocemos que el sacrificio y la generosidad son virtudes importantes, pero sin amor, pierden su verdadero valor y propósito. Nos enseñas que el amor es el fundamento de todas nuestras acciones y el verdadero motivo que debe impulsarnos (1 Juan 4:8).

Te pedimos, Dios de amor, que infundas en nuestros corazones un amor genuino y profundo que dé sentido a nuestras obras y sacrificios. Que nuestras acciones de generosidad y entrega no sean realizadas por vanagloria o obligación, sino por un amor sincero hacia Ti y hacia nuestros prójimos (Mateo 22:37-39).

Espíritu Santo, te rogamos que llenes nuestras vidas con Tu amor divino. Ayúdanos a vivir y actuar siempre con un corazón lleno de compasión y desinterés, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, quien se entregó por nosotros con el más puro amor (Efesios 5:2).

Señor, que nuestras obras de caridad y sacrificio sean agradables a Ti porque están motivadas por el amor verdadero. Permítenos ver a los demás con Tus ojos, sirviendo y amando con un corazón transformado por Tu gracia.

En el nombre de Jesús, quien nos mostró el mayor amor al dar Su vida por nosotros, oramos. Amén.


1 Corintios 13:4 – El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

Oración por la Manifestación del Amor Verdadero

Buen Padre Celestial, nos acercamos a Ti con gratitud por la enseñanza de Tu Palabra, que nos revela la esencia y las características del verdadero amor. En 1 Corintios 13:4, nos muestras cómo debe ser el amor que guía nuestras vidas: “El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece.”

Señor, te agradecemos por el ejemplo perfecto de amor que nos diste en Jesucristo. Te pedimos que nos ayudes a manifestar estas cualidades en nuestras vidas diarias. Que seamos pacientes con los demás, recordando cómo Tú eres paciente con nosotros (2 Pedro 3:9). Que nuestra paciencia refleje Tu amor constante y duradero.

Te pedimos, Dios bondadoso, que infundas en nosotros una bondad genuina que se exprese en nuestras acciones y palabras. Ayúdanos a ser bondadosos con todos, siguiendo el ejemplo de Cristo, quien mostró bondad incluso a los que lo rechazaban (Efesios 4:32).

Espíritu Santo, ayúdanos a vivir libres de envidia y jactancia. Enséñanos a alegrarnos por las bendiciones y éxitos de los demás, y a ser humildes en todo momento, reconociendo que todo lo bueno que tenemos proviene de Ti (Santiago 3:16-17).

Señor, que nuestras vidas no se llenen de orgullo ni de vanidad. Permítenos ser ejemplos de humildad y modestia, viviendo para glorificarte a Ti y no a nosotros mismos (Filipenses 2:3-4).

Transforma nuestros corazones, Señor, para que reflejemos el amor puro y verdadero que Tú deseas para nosotros. Que nuestras relaciones y acciones sean testimonio de Tu amor transformador, llevando luz y esperanza a un mundo necesitado.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador y modelo perfecto de amor, oramos. Amén.


1 Corintios 13:5 – no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

Oración por el Amor que Transforma Relaciones

Padre Celestial, te agradecemos por la guía que nos das a través de Tu Palabra, especialmente en 1 Corintios 13:5, donde nos enseñas sobre las características del verdadero amor: “El amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.”

Señor, te pedimos que moldees nuestros corazones para reflejar este tipo de amor en nuestras vidas diarias. Ayúdanos a actuar siempre con integridad y respeto hacia los demás, evitando todo comportamiento indebido que pueda dañar nuestras relaciones y deshonrar Tu nombre (Efesios 4:29).

Dios, queremos aprender a no buscar nuestros propios intereses, sino a considerar las necesidades y deseos de los demás antes que los nuestros. Que sigamos el ejemplo de Cristo, quien no vino a ser servido, sino a servir y a dar Su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Enséñanos a vivir desinteresadamente, buscando siempre el bien de nuestros prójimos (Filipenses 2:4).

Espíritu Santo, ayúdanos a controlar nuestras emociones y a no dejarnos llevar por la irritación o la ira. Que podamos ser lentos para la ira y rápidos para escuchar, mostrando siempre un espíritu de mansedumbre y paciencia (Santiago 1:19-20). Llénanos de Tu paz, para que podamos reaccionar con calma y amor incluso en situaciones difíciles.

Señor, queremos liberarnos de todo rencor y resentimiento. Ayúdanos a perdonar de corazón a quienes nos han ofendido, recordando que Tú nos has perdonado en Cristo (Efesios 4:32). Que nuestro amor sea un amor que no guarda cuentas del mal, sino que busca la reconciliación y la paz.

Transforma nuestras relaciones, Señor, para que reflejen el amor puro y verdadero que Tú deseas para nosotros. Que nuestras vidas sean testimonio de Tu gracia y Tu amor, llevando esperanza y sanidad a un mundo necesitado.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús, nuestro Salvador y ejemplo perfecto de amor. Amén.


1 Corintios 13:6 – no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad

Oración por el Amor que se Goza en la Verdad

Padre Topoderoso, te agradecemos por la claridad y dirección que encontramos en Tu Palabra. En 1 Corintios 13:6, nos enseñas sobre la naturaleza del verdadero amor: “El amor no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad.”

Señor, te pedimos que nos ayudes a cultivar un amor que se alinee con Tu justicia y verdad. Que no encontremos placer en la injusticia ni en la maldad, sino que busquemos siempre lo que es justo y recto ante Tus ojos (Miqueas 6:8). Permítenos ser defensores de la verdad y la justicia en todas nuestras acciones y decisiones.

Dios de verdad, queremos alegrarnos y deleitarnos en Tu verdad, que nos has revelado a través de Tu Palabra y en la persona de Jesucristo, quien es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Ayúdanos a vivir conforme a esta verdad y a proclamarla con amor y valentía, siendo luz en medio de un mundo que necesita desesperadamente Tu verdad (Efesios 4:15).

Espíritu Santo, llénanos con Tu amor y guíanos a regocijarnos en lo que es verdadero y puro. Que nuestras vidas reflejen un compromiso inquebrantable con la verdad, evitando cualquier forma de engaño o falsedad. Enséñanos a amar la verdad y a ser testigos fieles de ella en todas nuestras relaciones y circunstancias (1 Juan 3:18).

Señor, te pedimos que nos des discernimiento para reconocer la injusticia y el error, y el coraje para actuar en favor de la verdad y la justicia. Que nuestro amor sea un amor que transforma, que trae esperanza y que edifica, siempre fundado en la verdad de Tu Palabra.

Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de Tu amor verdadero, que no se complace en la injusticia, sino que encuentra su gozo en la verdad. Permítenos ser instrumentos de Tu paz y justicia en este mundo, reflejando Tu amor en todas nuestras acciones.

Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, quien es la verdad y la vida. Amén.


1 Corintios 13:7 – Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

Oración por el Amor que Todo lo Sufre, Cree, Espera y Soporta

Padre Bendito, nos acercamos a Ti con gratitud por Tu Palabra, que nos enseña la verdadera naturaleza del amor. En 1 Corintios 13:7, nos revelas otras de las características del amor que debemos reflejar en nuestras vidas: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

Señor, te pedimos que nos llenes con este amor divino que todo lo sufre. Ayúdanos a soportar con paciencia y gracia las pruebas y dificultades, recordando que Tu amor es nuestra fuerza y refugio en tiempos de tribulación (Romanos 5:3-5).

Dios de esperanza, danos un amor que todo lo cree. Que nuestra fe en Ti sea firme y constante, confiando en Tus promesas y en Tu fidelidad. Permítenos ver a los demás con ojos de fe, creyendo en el potencial de transformación y redención que sólo Tú puedes traer a sus vidas (Hebreos 11:1).

Espíritu Santo, infúndenos un amor que todo lo espera. Ayúdanos a mantener nuestra esperanza en medio de las incertidumbres y desafíos de la vida, sabiendo que Tu plan es perfecto y que nuestras esperanzas están seguras en Ti (Romanos 8:24-25). Que nuestra esperanza en Tu venida y en la restauración de todas las cosas nos impulse a vivir con propósito y expectación (Tito 2:13).

Señor, fortalece nuestro amor para que todo lo soporte. Que tengamos la capacidad de soportar las cargas y las dificultades con fortaleza y determinación, sabiendo que Tú nos sostienes y nos capacitas para perseverar (Filipenses 4:13). Que nuestro amor sea un testimonio de Tu poder transformador y de Tu presencia constante en nuestras vidas.

Te pedimos que este amor, que todo lo sufre, cree, espera y soporta, sea evidente en nuestras relaciones y en nuestras acciones diarias. Que nuestras vidas sean un reflejo de Tu amor incondicional y eterno, atrayendo a otros a conocerte y a experimentar Tu gracia redentora.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.


1 Corintios 13:8 – El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará

Oración por la Eternidad del Amor

Padre Amoroso, te agradecemos por la verdad eterna de Tu Palabra. En 1 Corintios 13:8, nos enseñas acerca de la naturaleza inmutable y eterna del amor: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”

Señor, reconocemos que muchas cosas en esta vida son temporales y pasajeras. Los dones de profecía, las lenguas y el conocimiento son importantes, pero todos tienen su fin. Sin embargo, el amor que proviene de Ti es eterno y nunca falla (1 Juan 4:16).

Te pedimos, Dios de amor, que nos llenes con este amor inagotable. Ayúdanos a entender que, aunque nuestros dones y habilidades puedan cambiar o desaparecer, el amor que compartimos en Cristo es duradero y transformador. Permítenos centrar nuestras vidas en este amor que no conoce fin y que perdura para siempre (1 Corintios 13:13).

Espíritu Santo, te rogamos que nos enseñes a vivir y a actuar siempre con este amor eterno. Que nuestras acciones, palabras y pensamientos reflejen la constancia y la fidelidad de Tu amor. Ayúdanos a ser un testimonio vivo de que el amor verdadero nunca se acaba, sino que persiste a pesar de las circunstancias y desafíos (Romanos 8:38-39).

Señor, que podamos valorar y buscar siempre el amor por encima de todo, sabiendo que es la mayor de las virtudes y el mandamiento supremo que nos has dado (Mateo 22:37-40). Que este amor nos una como cuerpo de Cristo y nos impulse a servirte y a servir a los demás con corazones llenos de gracia y compasión.

Te pedimos que el amor que nunca deja de ser sea la fuerza motriz en nuestras vidas, guiándonos en cada paso y en cada decisión. Que nuestras vidas reflejen Tu amor eterno, atrayendo a otros a conocerte y a experimentar Tu infinita bondad y misericordia.

En el nombre de Jesús, nuestro Salvador y ejemplo perfecto de amor, oramos. Amén.


1 Corintios 13:9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

Oración por la Humildad en Nuestro Conocimiento y Profecía

Padre Celestial, te damos gracias por la sabiduría y dirección que nos proporcionas a través de Tu Palabra. En 1 Corintios 13:9, nos recuerdas la limitación de nuestro conocimiento y profecía: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.”

Señor, reconocemos nuestra naturaleza finita y nuestra incapacidad para comprender plenamente todos Tus caminos y planes. Aunque nos has dado dones de conocimiento y profecía, entendemos que nuestro entendimiento es parcial y que solo Tú tienes el conocimiento perfecto y completo (Isaías 55:8-9).

Te pedimos, Dios de toda sabiduría, que nos ayudes a mantener una actitud de humildad y dependencia de Ti. Que reconozcamos nuestras limitaciones y busquemos siempre Tu guía y revelación. Ayúdanos a no confiarnos en nuestro propio entendimiento, sino a confiar en Ti con todo nuestro corazón (Proverbios 3:5-6).

Espíritu Santo, guíanos en nuestro aprendizaje y crecimiento espiritual. Ayúdanos a utilizar los dones que nos has dado para edificar y servir a los demás, siempre conscientes de que nuestro conocimiento y profecía son solo una fracción de la plenitud de Tu verdad. Que nuestra búsqueda de conocimiento siempre vaya acompañada de un amor sincero y un deseo de glorificarte en todo lo que hacemos (1 Corintios 8:1).

Señor, enséñanos a vivir con la esperanza de que un día conoceremos plenamente, así como somos conocidos por Ti (1 Corintios 13:12). Que esta esperanza nos inspire a seguir creciendo en nuestra fe y en nuestro amor por Ti y por los demás, mientras esperamos con anhelo el día en que todas las cosas serán reveladas en Tu presencia gloriosa.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.


1 Corintios 13:10 – mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

Oración por la Esperanza en la Perfección Venidera

Padre Bueno, te agradecemos por la esperanza que nos das a través de Tu Palabra. En 1 Corintios 13:10, nos recuerdas la promesa de perfección: “Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”

Señor, reconocemos que en nuestra vida presente, nuestro conocimiento y entendimiento son limitados y parciales. Sin embargo, nos llenas de esperanza al prometernos que un día lo imperfecto será reemplazado por lo perfecto. Anhelamos ese día en que conoceremos plenamente y seremos conocidos completamente por Ti (1 Corintios 13:12).

Te pedimos, Dios de toda perfección, que nos ayudes a vivir con la mirada puesta en esta esperanza futura. Que esta verdad nos motive a perseverar en la fe y en el amor, sabiendo que nuestras imperfecciones y limitaciones actuales son temporales y serán transformadas en la perfección de Tu presencia (Filipenses 3:12-14).

Espíritu Santo, te rogamos que nos guíes en nuestro caminar diario, recordándonos constantemente la promesa de lo perfecto. Que nuestras vidas reflejen esta esperanza, viviendo de manera que glorifique a Dios en todo lo que hacemos. Ayúdanos a ser pacientes y a confiar en Tu tiempo y en Tus propósitos (Romanos 8:24-25).

Señor, enséñanos a usar nuestros dones y habilidades, aunque sean parciales, para edificar a Tu iglesia y extender Tu reino aquí en la tierra. Que no nos desanimemos por nuestras limitaciones, sino que confiemos en que Tú completarás la buena obra que has comenzado en nosotros (Filipenses 1:6).

Con gratitud y esperanza, esperamos el día en que lo imperfecto se desvanecerá y seremos transformados en la perfección de Tu gloria eterna. Mientras tanto, ayúdanos a vivir con fe, esperanza y amor, los pilares que perdurarán hasta el día de Tu regreso.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.


1 Corintios 13:11 – Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

Oración por el Crecimiento y la Madurez Espiritual

Padre de la Gloria, te agradecemos por la guía que nos das a través de Tu Palabra y por la oportunidad de crecer y madurar en nuestra fe. En 1 Corintios 13:11, nos recuerdas la importancia de dejar atrás las cosas de niños para alcanzar la madurez: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”

Señor, reconocemos que nuestro caminar contigo implica un proceso continuo de crecimiento y transformación. Te pedimos que nos ayudes a dejar atrás las actitudes y comportamientos inmaduros que no reflejan Tu amor y Tu verdad. Que podamos avanzar hacia una mayor madurez espiritual, buscando siempre ser más como Cristo en cada aspecto de nuestras vidas (Efesios 4:15).

Dios de sabiduría, danos discernimiento para identificar las áreas en nuestras vidas donde aún actuamos como niños en la fe. Ayúdanos a hablar, pensar y juzgar con la sabiduría y el entendimiento que vienen de Ti. Que nuestra fe sea madura, firme y constante, reflejando un amor y una comprensión profundos de Tu Palabra (Hebreos 5:12-14).

Espíritu Santo, te pedimos que obres en nuestros corazones y mentes para transformar nuestras vidas. Enséñanos a vivir de manera digna del llamamiento que hemos recibido, dejando atrás lo que es inmaduro y abrazando la plenitud de vida que Tú nos ofreces. Que nuestras acciones y decisiones reflejen una fe madura y una devoción sincera a Ti (Colosenses 1:9-10).

Señor, permítenos ser ejemplos de madurez espiritual para aquellos que nos rodean. Que nuestras vidas sean un testimonio vivo de Tu poder transformador y de la obra continua del Espíritu Santo en nosotros. Ayúdanos a guiar a otros en su propio camino de crecimiento y a edificar a Tu iglesia con amor y sabiduría.

Te pedimos que, en todo, podamos dejar atrás las cosas de niños y avanzar hacia la madurez en Cristo, creciendo en amor, fe y conocimiento de Ti. Que nuestras vidas reflejen Tu gloria y Tu propósito eterno.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.


1 Corintios 13:12 – Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

Oración por la Esperanza en la Revelación Completa

Padre Glorioso, te agradecemos por la sabiduría y revelación que nos das a través de Tu Palabra. En 1 Corintios 13:12, nos recuerdas la naturaleza parcial de nuestro conocimiento actual y la esperanza de una comprensión completa en el futuro: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”

Señor, reconocemos nuestras limitaciones humanas y la oscuridad parcial con la que percibimos Tu verdad en esta vida. Agradecemos que, aunque ahora vemos de manera imperfecta, tenemos la promesa de que un día veremos con claridad, cara a cara, en Tu presencia gloriosa (1 Juan 3:2).

Te pedimos, Dios de toda sabiduría, que nos des paciencia y perseverancia mientras esperamos esa revelación completa. Ayúdanos a confiar en Ti plenamente, sabiendo que aunque nuestro entendimiento es parcial, Tú tienes el conocimiento perfecto y nos guías con amor y fidelidad (Proverbios 3:5-6).

Espíritu Santo, ilumina nuestras mentes y corazones mientras buscamos conocer más de Ti. Aunque nuestro conocimiento actual es limitado, queremos profundizar en nuestra relación contigo y comprender más de Tus caminos y propósitos. Ayúdanos a vivir con una fe firme y una esperanza viva en la promesa de una comprensión completa y perfecta en el futuro (Efesios 1:17-18).

Señor, enséñanos a vivir con humildad, reconociendo que solo conocemos en parte. Que esta humildad nos impulse a depender más de Ti y a buscar Tu guía en todas las áreas de nuestra vida. Permítenos ser ejemplos de fe y esperanza para aquellos que nos rodean, demostrando que nuestra confianza está en Ti y en Tu promesa de revelación futura (Salmo 25:4-5).

Con gratitud y esperanza, esperamos el día en que veremos cara a cara y conoceremos plenamente, así como somos conocidos por Ti. Que esta esperanza nos inspire a vivir vidas de amor, fe y devoción, reflejando Tu luz en un mundo que necesita desesperadamente Tu verdad y Tu amor.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.


1 Corintios 13:13 – Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

Oración por la Fe, la Esperanza y el Amor en el Ejemplo de Cristo

Padre Bendito, te damos gracias por la guía perfecta de Tu Palabra. En 1 Corintios 13:13, nos recuerdas las virtudes más importantes en nuestra vida cristiana: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” Señor, queremos imitar a Jesucristo en cada aspecto de nuestras vidas, siguiendo Su ejemplo de fe, esperanza y amor.

Te pedimos que aumentes nuestra fe, tal como vimos en la vida de Jesús. Él confió completamente en Ti, incluso en los momentos más difíciles. Ayúdanos a tener una fe inquebrantable, confiando en Tus promesas y en Tu plan perfecto para nuestras vidas (Hebreos 12:2). Que nuestra fe sea activa y viva, manifestándose en obras que glorifiquen Tu nombre y sirvan a los demás (Santiago 2:17).

Dios de esperanza, permítenos vivir con una esperanza firme, tal como Jesús mostró durante Su ministerio en la tierra. Aunque enfrentó sufrimiento y muerte, Jesús siempre miró hacia adelante con la certeza de la resurrección y la redención. Que nuestra esperanza sea un ancla firme para nuestras almas, manteniéndonos constantes en medio de las pruebas y tribulaciones (Hebreos 6:19). Ayúdanos a esperar con paciencia y alegría la plena manifestación de Tu reino y la venida de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 8:24-25).

Señor, queremos reflejar el amor perfecto de Jesús en nuestras vidas. El amor de Cristo es el mayor de todos los dones, y Él demostró este amor sacrificándose por nosotros en la cruz (Juan 15:13). Enséñanos a amar como Jesús amó, con un amor sacrificial, desinteresado y constante. Que nuestro amor sea paciente y bondadoso, no envidioso ni jactancioso, sino siempre buscando el bien de los demás (1 Corintios 13:4-7). Permítenos ser testimonios vivos de Tu amor, llevando consuelo, esperanza y verdad a aquellos que nos rodean.

Espíritu Santo, transforma nuestros corazones para que podamos crecer en fe, esperanza y amor cada día. Que nuestra vida sea un reflejo del caminar de Jesús, y que a través de nosotros, otros puedan ver y experimentar Tu amor y Tu verdad.

En el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, oramos. Amén.

1 Corintios 13:1

El Amor: El Camino Más Excelente

“Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, soy como un metal que resuena o un platillo que retiñe.”

Enseñanza Práctica:

Hablar con Amor Aunque tengamos la capacidad de comunicarnos de manera impresionante, ya sea en múltiples idiomas o con gran elocuencia, sin amor, nuestras palabras son vacías. Como cristianos, debemos recordar que la verdadera virtud no reside en nuestras habilidades, sino en el amor que mostramos a través de ellas.

  • Reflexiona sobre tus palabras: Antes de hablar, pregúntate si tus palabras están llenas de amor. ¿Estás edificando a otros? (Efesios 4:29)
  • Practica la empatía: Escucha con el corazón, no solo con los oídos. Busca entender a los demás antes de ser entendido. (Santiago 1:19)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Amor Jesús es nuestro mayor ejemplo de hablar con amor. Sus palabras siempre fueron llenas de gracia y verdad (Juan 1:14). Incluso cuando reprendía, lo hacía con el propósito de restaurar y edificar, no de destruir.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Habla la verdad en amor (Efesios 4:15). Incluso en la corrección, hazlo con un corazón que busca el bienestar del otro.
  • Cultiva un corazón amoroso: Ora para que el Espíritu Santo transforme tu corazón y te enseñe a amar como Cristo ama (Romanos 5:5).

El Sonido del Amor Verdadero Sin amor, nuestras acciones y palabras pueden ser como un ruido molesto, sin significado y sin impacto real. Con amor, incluso las palabras más simples pueden tener un profundo impacto.

  • Busca ser genuino: No se trata de decir cosas bonitas, sino de hablar desde un corazón transformado por el amor de Dios.
  • Comprométete a la humildad: Reconoce que sin el amor de Cristo en nosotros, nuestras mejores habilidades no tienen valor eterno.

Conclusión 1 Corintios 13:1 nos desafía a examinar nuestras motivaciones. ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Es por amor? El amor es el fundamento de la sana doctrina y la vida cristiana. Sin amor, nuestras acciones carecen de sentido, propósito y se vuelven vanas.

  • Acción Práctica: Hoy, comprométete a hacer al menos una cosa por amor. Ya sea una palabra de aliento, un acto de servicio, o un momento de oración por alguien más, hazlo con el amor que Cristo ha derramado en tu corazón.

Que el amor de Cristo sea nuestra guía y motivación en todo lo que hacemos. Así, seremos reflejo de Su gracia y verdad en este mundo necesitado.


1 Corintios 13:2

El Amor: Más Allá del Conocimiento y la Fe

1 Corintios 13:2 dice: “Y si tuviera el don de profecía y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe, de manera que trasladara montañas, pero no tengo amor, nada soy.”

Enseñanza Práctica:

Conocimiento y Fe sin Amor no Tienen Valor Podemos tener una gran comprensión de las Escrituras, ser capaces de profetizar, y tener una fe increíble, pero sin amor, todo eso es inútil. El conocimiento y la fe deben estar acompañados por el amor para tener verdadero valor y propósito en la vida cristiana.

  • Cultiva la humildad: Reconoce que el conocimiento sin amor puede llevar a la arrogancia. Deja que tu conocimiento de Dios te lleve a amar más a los demás. (1 Corintios 8:1)
  • Practica la fe con amor: La fe verdadera se manifiesta en acciones llenas de amor. Ten una fe activa que busque el bienestar de otros. (Gálatas 5:6)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Conocimiento y Fe con Amor Jesús es la personificación del amor. Aunque poseía todo conocimiento y fe, siempre actuaba con amor. Cada enseñanza, milagro y acción de Jesús estaba motivada por un amor profundo hacia la humanidad.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Usa tu conocimiento para edificar y no para derribar. Usa tu fe para servir y no para buscar gloria personal. (Mateo 20:28)
  • Busca el bien de otros: Jesús siempre puso las necesidades de otros antes que las suyas. Imita Su amor incondicional en tus interacciones diarias. (Juan 13:34)

El Impacto del Amor Verdadero Sin amor, incluso nuestros mayores logros espirituales no tienen valor. Con amor, nuestros dones y habilidades pueden tener un impacto eterno.

  • Valora a las personas sobre los logros: Recuerda que el valor de una persona no se mide por sus conocimientos o habilidades, sino por el amor que muestra. (1 Juan 4:7-8)
  • Comprométete a la compasión: Deja que el amor sea la motivación detrás de tus acciones. La compasión genuina transforma vidas y refleja el corazón de Dios.

Conclusión 1 Corintios 13:2 nos desafía a considerar la importancia del amor en todas nuestras acciones y dones espirituales. Sin amor, nuestras mayores hazañas espirituales no tienen sentido. Con amor, incluso las acciones más simples pueden reflejar el amor de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, busca una oportunidad para usar tu conocimiento y fe en servicio a otros. Haz un acto de amor que refleje el corazón de Jesús, ya sea enseñando con paciencia, orando con fervor, o sirviendo con alegría.

Que el amor de Cristo nos guíe a usar nuestros dones y talentos para Su gloria y el bien de otros.


1 Corintios 13:3

El Amor: El Verdadero Motivo Detrás de Nuestras Acciones

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

Sacrificio Sin Amor No Tiene Valor Podemos hacer grandes sacrificios y actos de caridad, pero sin amor, estos actos no tienen valor eterno. Lo que realmente cuenta es la motivación detrás de nuestras acciones. Sin amor, incluso los sacrificios más grandes son inútiles.

  • Examínate a ti mismo: Pregúntate por qué haces lo que haces. ¿Es por amor genuino o por reconocimiento? (Mateo 6:1)
  • Da con alegría: Haz de la caridad una expresión de tu amor por Dios y por los demás. Da con un corazón alegre y generoso. (2 Corintios 9:7)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Sacrificio con Amor Jesús entregó su vida por nosotros, el mayor acto de amor y sacrificio. Su muerte en la cruz no fue solo un acto de obediencia al Padre, sino una demostración suprema de su amor por la humanidad.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Sirve y sacrifica no para ganar aprobación, sino para reflejar el amor de Cristo. (Juan 15:13)
  • Vive con propósito: Deja que el amor de Cristo sea tu motivación en todo lo que hagas. Vive de manera que tus acciones reflejen Su amor incondicional. (Efesios 5:2)

El Poder del Amor Verdadero Sin amor, nuestras acciones son vacías. Con amor, incluso los actos más pequeños pueden tener un impacto profundo y duradero.

  • Prioriza las relaciones: Más allá de los actos de caridad, invierte en las relaciones con amor y cuidado genuino. (1 Juan 3:18)
  • Comprométete a la sinceridad: Deja que tus acciones sean una expresión sincera de tu amor por Dios y por los demás. No busques reconocimiento, sino el bienestar de otros.

Conclusión 1 Corintios 13:3 nos desafía a considerar nuestras motivaciones. Sin amor, nuestros mayores sacrificios y actos de caridad no tienen valor. Con amor, nuestras acciones reflejan el corazón de Dios y tienen un impacto eterno.

  • Acción Práctica: Hoy, busca una oportunidad para hacer un acto de amor genuino. Puede ser un pequeño gesto de bondad, una palabra de aliento, o un acto de servicio desinteresado. Hazlo con amor y deja que refleje el corazón de Cristo.

Que el amor de Cristo sea nuestra guía y motivación en todas nuestras acciones, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:4

El Amor: La Paciencia y Bondad en Acción

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.

La Paciencia del Amor El amor verdadero es paciente. Esto significa que soportamos con calma y sin quejas las dificultades y los errores/pecados de otros. Ser paciente es ser lento para enojarse y rápido para perdonar.

  • Practica la paciencia diariamente: Enfrenta las frustraciones diarias con una actitud tranquila. Recuerda que todos estamos en un proceso de crecimiento. (Efesios 4:2)
  • Perdona rápidamente: No guardes rencor ni amargura. En lugar de eso, elige perdonar así como Dios te ha perdonado a ti. (Colosenses 3:13)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Paciencia Jesús mostró una paciencia infinita durante su ministerio. Soportó injusticias, malentendidos, rechazo y sufrimiento sin perder la calma ni el amor por la humanidad.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Mantén la calma y el amor incluso en las situaciones más difíciles. Busca ser un reflejo de la paciencia de Cristo. (1 Timoteo 1:16)
  • Ora por paciencia: Pide al Espíritu Santo que te dé la paciencia necesaria para amar a los demás como Jesús lo hace. (Gálatas 5:22)

La Bondad del Amor El amor verdadero es bondadoso. Esto significa que somos amables y considerados con los demás, siempre buscando hacer el bien.

  • Actúa con bondad: Haz pequeños actos de bondad todos los días. Un simple gesto amable puede tener un gran impacto. (Proverbios 3:3)
  • Habla con amabilidad: Usa tus palabras y un tono amable y amororso para edificar y animar a los demás, no para derribarlos. (Efesios 4:29)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Bondad Jesús mostró bondad en todo lo que hizo. Curó a los enfermos, alimentó a los hambrientos y ofreció consuelo a los afligidos. Su vida fue una manifestación continua de la bondad de Dios.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Busca maneras de mostrar bondad en tu vida diaria. No es necesario hacer grandes actos; incluso las pequeñas cosas cuentan. (Mateo 7:12)
  • Ama activamente: Deja que tu amor se manifieste en acciones concretas de bondad hacia los demás. (1 Juan 3:18)

La Humildad del Amor El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni arrogante. La verdadera humildad nos lleva a alegrarnos por los éxitos de otros y a reconocer nuestras propias limitaciones.

  • Rechaza la envidia: Alégrate sinceramente por las bendiciones y éxitos de los demás. (Romanos 12:15)
  • Practica la humildad: Reconoce tus propias limitaciones y necesidades de crecimiento. (Filipenses 2:3-4)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Humildad Jesús, siendo Dios, se humilló a sí mismo tomando la forma de siervo y muriendo en la cruz por nosotros. Su vida y muerte son el mayor ejemplo de humildad y amor desinteresado.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Vive con humildad, considerando a los demás como superiores a ti mismo. (Filipenses 2:5-8)
  • Busca la gloria de Dios: Haz todas tus acciones para la gloria de Dios, no para tu propio reconocimiento. (1 Corintios 10:31)

Conclusión 1 Corintios 13:4 nos muestra que el amor es paciente, bondadoso y humilde. Estas cualidades son esenciales para vivir una vida que refleje el amor de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en ser paciente, bondadoso y humilde en tus interacciones. Haz un acto de bondad deliberado, practica la paciencia en una situación difícil, y busca alegrarte genuinamente por los éxitos de otros.

Que el amor de Cristo llene nuestros corazones y se manifieste en nuestras vidas de manera tangible, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:5

El Amor: No Busca lo Suyo, No Se Irrita, No Guarda Rencor

“No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido.”

Enseñanza Práctica:

El Amor No Es Egoísta El amor verdadero no busca su propio beneficio, sino el bienestar de los demás. Es desinteresado y sacrificial, poniendo las necesidades de otros antes que las propias.

  • Vive con generosidad: Busca oportunidades para servir a los demás sin esperar nada a cambio. (Filipenses 2:3-4)
  • Practica el altruismo: En tus decisiones diarias, considera cómo puedes beneficiar a los que te rodean antes de pensar en ti mismo. (Romanos 12:10)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Altruismo Jesús vivió una vida de servicio desinteresado, siempre buscando hacer la voluntad del Padre y servir a los demás. Su sacrificio en la cruz es el mayor ejemplo de amor altruista.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Haz de la vida de Jesús tu modelo, buscando siempre cómo puedes servir y bendecir a otros. (Marcos 10:45)
  • Ora por un corazón desinteresado: Pide al Espíritu Santo que te transforme para que puedas amar como Jesús, poniendo a otros antes que a ti mismo. (Gálatas 5:13)

El Amor No Se Irrita Fácilmente El amor verdadero no se irrita ni se enoja rápidamente. Es paciente y comprensivo, incluso en situaciones difíciles.

  • Practica la calma: Enfrenta las provocaciones con una actitud tranquila y serena. Respira profundamente y responde con amor. (Proverbios 15:1)
  • Perdona rápidamente: No permitas que la ira se apodere de ti. Perdona a los que te ofenden y busca la paz. (Efesios 4:26-27)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Paciencia Jesús mostró una paciencia infinita, incluso cuando fue maltratado y provocado. Nunca respondió con ira, sino con compasión y amor.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Enfrenta la injusticia y la provocación con la misma paciencia y amor que Jesús mostró. (1 Pedro 2:23)
  • Ora por paciencia: Pide a Dios que te dé la paciencia necesaria para amar incluso en las circunstancias más difíciles. (Colosenses 3:12-13)

El Amor No Guarda Rencor El amor verdadero no lleva un registro de los males recibidos. No guarda rencor ni busca venganza. En cambio, perdona y busca la reconciliación.

  • Libérate del rencor: Decide perdonar a los que te han hecho daño, liberándote del peso del rencor. (Mateo 6:14-15)
  • Busca la reconciliación: Trabaja para restaurar relaciones rotas y promover la paz. (Romanos 12:18)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Perdón Jesús perdonó a aquellos que lo crucificaron, demostrando el mayor acto de perdón. Nos enseñó a perdonar como hemos sido perdonados por Dios.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Perdona a los demás con la misma gracia que Jesús te ha perdonado a ti. (Lucas 23:34)
  • Ora por un corazón perdonador: Pide a Dios que te ayude a perdonar y a no guardar rencor, para que puedas amar con un corazón puro. (Efesios 4:31-32)

Conclusión 1 Corintios 13:5 nos enseña que el amor verdadero no es egoísta, no se irrita fácilmente y no guarda rencor. Estas cualidades son esenciales para vivir una vida que refleje el amor de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en ser desinteresado, paciente y perdonador en tus interacciones. Haz un acto de servicio sin esperar nada a cambio, responde con calma en una situación difícil y perdona a alguien que te haya ofendido.

Que el amor de Cristo sea nuestra guía y motivación en todas nuestras acciones, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:6

El Amor: Se Regocija en la Verdad, No en la Injusticia

“No se goza de la injusticia, sino que se goza con la verdad.”

Enseñanza Práctica:

El Amor No Se Complace en la Injusticia El amor verdadero no encuentra placer en el mal o la injusticia. No disfruta cuando otros sufren o cuando se cometen injusticias, sino que busca lo justo y correcto.

  • Defiende la justicia: Enfréntate a las injusticias que veas a tu alrededor, ya sea en tu comunidad, en el trabajo o en el mundo. Hazlo de una manera que refleje el amor y la justicia de Dios. (Miqueas 6:8)
  • Rechaza la maldad: No te alegres ni participes en actividades o comportamientos que causen daño a otros o perpetúen la injusticia. (Romanos 12:9)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Justicia y Verdad Jesús nunca se complació en la injusticia. Siempre actuó en favor de los oprimidos y se levantó contra la injusticia. Su vida fue una demostración constante de amor y justicia.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Actúa con justicia y defiende a los que no pueden defenderse. Busca maneras de hacer el bien y promover la justicia en tu entorno. (Isaías 1:17)
  • Ora por justicia: Pide a Dios que te dé un corazón sensible a la injusticia y el valor para actuar en defensa de la verdad y la justicia. (Amós 5:24)

El Amor Se Regocija en la Verdad El amor verdadero se deleita en la verdad. Se regocija cuando la verdad prevalece y la justicia se establece. Amar la verdad implica vivir de manera honesta y auténtica, buscando siempre lo que es verdadero y justo.

  • Vive con integridad: Sé honesto y transparente en todas tus acciones. La verdad debe ser la base de tu vida y tus relaciones. (Proverbios 12:22)
  • Busca la verdad: Dedica tiempo a conocer la verdad a través de la Palabra de Dios y a vivir de acuerdo con sus enseñanzas. (Juan 17:17)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de la Verdad Jesús es la verdad (Juan 14:6). Todo su ministerio estuvo basado en la verdad de Dios. Enseñó la verdad, vivió la verdad y fue la encarnación de la verdad.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Ama la verdad y defiéndela en todas tus interacciones con amor, paciencia y misericordia. Vive de acuerdo con la verdad del evangelio y permite que la verdad de Cristo transforme tu vida. (Efesios 4:15)
  • Ora por la verdad: Pide al Espíritu Santo que te guíe hacia la verdad y te ayude a discernir y rechazar las mentiras. (Juan 16:13)

Conclusión 1 Corintios 13:6 nos enseña que el amor verdadero no se complace en la injusticia, sino que se regocija en la verdad. Estas cualidades son esenciales para vivir una vida que refleje el amor de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, comprométete a actuar con justicia y a vivir en la verdad. Defiende a alguien que esté siendo tratado injustamente, habla la verdad en amor en una situación difícil y dedica tiempo a conocer más la verdad de la Palabra de Dios.

Que el amor de Cristo nos guíe a rechazar la injusticia y a regocijarnos siempre en la verdad, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:7

El Amor: Todo lo Sufre, Todo lo Cree, Todo lo Espera, Todo lo Soporta

“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

Enseñanza Práctica:

El Amor Todo lo Sufre El amor verdadero es capaz de soportar cualquier cosa. Esto no significa que ignore el mal, sino que permanece firme y constante incluso en las dificultades.

  • Soporta con paciencia: Cuando enfrentes dificultades o conflictos, mantén una actitud de amor y paciencia. No te rindas fácilmente. (1 Pedro 4:8)
  • Perdona incondicionalmente: El amor soporta los errores y pecados que los demás hacen contra nosotros, y no devuelve el mal. Practica el perdón genuino y constante. (Colosenses 3:13)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Sufrimiento con Amor Jesús sufrió por amor a nosotros. Soportó el dolor y la cruz por el bien de la humanidad. Su amor fue inquebrantable incluso en el sufrimiento.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Enfrenta el sufrimiento con una actitud de amor y fe, confiando en que Dios tiene un propósito más grande. (Hebreos 12:2)
  • Ora por fortaleza: Pide al Espíritu Santo que te dé la fortaleza para soportar con amor las pruebas y dificultades. (2 Corintios 12:9)

El Amor Todo lo Cree El amor verdadero cree a Dios y a todas sus promesas. Tambien cree en lo que El puede hacer. No es ingenuo, pero elige confiar.

  • Confía en los demás: Dale a las personas el beneficio de la duda. Cree en su capacidad de cambio y crecimiento a través de la obra de el Espiritu Santo. (Filipenses 1:6)
  • Promueve la confianza: Sé alguien en quien los demás puedan confiar. Vive de manera que inspires confianza y fe en otros. (Proverbios 3:3-4)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Fe en los Demás Jesús creyó y mostro la fe perfecta. Cree en lo que El puede hacer y en la posibilidad de redención para todos los que te rodean.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Mira a los demás con ojos de fe y esperanza, viendo en ellos lo que Dios puede hacer, ya que para El no hay nada imposible. (Mateo 16:18)
  • Ora por discernimiento: Pide a Dios que te dé discernimiento para ver lo mejor en las personas y para confiar en su obra en sus vidas. (Santiago 1:5)

El Amor Todo lo Espera El amor verdadero siempre tiene esperanza. No se da por vencido, sino que espera lo mejor y confía en el plan de Dios.

  • Mantén la esperanza: En momentos difíciles, aférrate a la esperanza. Confía en que Dios está obrando, incluso cuando no puedes verlo. (Romanos 15:13)
  • Inspira esperanza: Anima a otros a tener esperanza, especialmente cuando se sienten desanimados. (1 Tesalonicenses 5:11)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Esperanza Jesús siempre tuvo esperanza en el plan de Dios, incluso en los momentos más oscuros. Su resurrección es la máxima demostración de esperanza cumplida.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Vive con la esperanza de la resurrección y la promesa de vida eterna. (1 Corintios 15:20-22)
  • Ora por esperanza: Pide a Dios que te llene de su esperanza y que te ayude a mantenerla viva en tu corazón. (Romanos 5:5)

El Amor Todo lo Soporta El amor verdadero soporta todas las circunstancias. No se rinde ante las pruebas, sino que permanece firme.

  • Persevera en el amor: Enfrenta las adversidades con una actitud de perseverancia. No te desanimes ni te des por vencido. (Gálatas 6:9)
  • Apoya a los demás: Sé un pilar de apoyo para aquellos que están pasando por momentos difíciles. Ayúdales a soportar sus cargas. (Gálatas 6:2)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Perseverancia Jesús soportó la cruz por el gozo puesto delante de él. Su amor fue constante y perseverante, nunca flaqueó.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Persevera en tu fe y amor, sin importar las dificultades. Confía en que Dios te sostendrá. (Hebreos 12:1-2)
  • Ora por perseverancia: Pide al Espíritu Santo que te dé la fuerza para soportar y perseverar en todas las circunstancias. (Efesios 6:18)

Conclusión 1 Corintios 13:7 nos enseña que el amor verdadero lo sufre todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. Estas cualidades son esenciales para vivir una vida que refleje el amor de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, comprométete a practicar estas cualidades en tus relaciones. Soporta con paciencia, cree en las promesas de Dios, mantén la esperanza y persevera en el amor.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:8

El Amor: Nunca Deja de Ser

“El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará.”

Enseñanza Práctica:

La Permanencia del Amor El amor verdadero es eterno. A diferencia de los dones espirituales y el conocimiento humano, que son temporales y limitados, el amor perdura para siempre.

  • Enfócate en lo eterno: Prioriza el amor en tus relaciones y acciones, sabiendo que es lo único que realmente permanece. (1 Corintios 13:13)
  • Invierte en el amor: Dedica tiempo y esfuerzo a cultivar el amor en tu vida, tanto hacia Dios como hacia los demás. (1 Juan 4:7-8)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Amor Eterno Jesús mostró un amor que nunca falla. Su sacrificio en la cruz y su resurrección son la máxima demostración de un amor que no tiene fin.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Ama con un amor constante y sin fin, reflejando el amor eterno de Cristo en todo lo que haces. (Juan 13:1)
  • Ora por un amor eterno: Pide a Dios que te llene con su amor eterno y que te ayude a amar como Él ama. (Romanos 5:5)

Los Dones Espirituales Son Temporales Los dones como la profecía, las lenguas y el conocimiento son importantes, pero tienen un propósito temporal. Llegará el momento en que cesarán, pero el amor continuará.

  • Valora los dones correctamente: Reconoce la importancia de los dones espirituales, pero no los pongas por encima del amor. (1 Corintios 12:31)
  • Usa los dones con amor: Asegúrate de que cualquier don espiritual que poseas sea ejercido con amor y para el bien de los demás. (1 Corintios 14:1)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Usar Dones con Amor Jesús usó sus dones y ministerio para servir y amar a los demás. Todo lo que hizo fue motivado por su amor eterno.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Usa tus talentos y dones espirituales para servir a otros con amor. Hazlo de una manera que honre a Dios y edifique a la comunidad. (Mateo 20:28)
  • Ora por sabiduría: Pide a Dios que te dé la sabiduría para usar tus dones espirituales de manera que reflejen su amor eterno. (Santiago 1:5)

El Conocimiento Es Parcial y Temporal Nuestro conocimiento es limitado y parcial. A medida que crecemos, nuestro entendimiento cambia y se expande, pero nunca es completo en esta vida. El amor, sin embargo, es completo y eterno.

  • Busca el conocimiento con humildad: Reconoce que tu conocimiento es limitado y que siempre hay más por aprender. (1 Corintios 8:2)
  • Ama mientras aprendes: Asegúrate de que tu búsqueda de conocimiento esté siempre acompañada de amor y humildad. (Efesios 4:15)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Amor y Conocimiento Jesús, siendo omnisciente, mostró que el amor es más grande que el conocimiento. Su vida fue un equilibrio perfecto de verdad y amor.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Ama a los demás incluso cuando tu conocimiento es limitado. Permite que el amor guíe tu aprendizaje y enseñanza. (Juan 17:3)
  • Ora por un corazón lleno de amor: Pide a Dios que te ayude a amar más allá de tu entendimiento y conocimiento. (Filipenses 1:9)

Conclusión 1 Corintios 13:8 nos enseña que el amor nunca deja de ser, mientras que los dones espirituales y el conocimiento son temporales. El amor es lo que perdura y lo que debe guiar todas nuestras acciones y relaciones.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en amar a los demás con un amor que nunca falla. Usa tus dones y talentos para servir con amor, y busca el conocimiento con humildad y compasión.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:9

El Amor: Reconociendo Nuestra Limitación en el Conocimiento

“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.”

Enseñanza Práctica:

Reconociendo Nuestra Limitación El amor verdadero nos lleva a reconocer nuestras limitaciones en conocimiento y profecía. No lo sabemos todo, y lo que sabemos es solo una parte de la imagen completa. Esta humildad nos ayuda a depender más de Dios y a valorar a los demás.

  • Humildad en el conocimiento: Acepta que tu entendimiento es limitado. Siempre hay más que aprender, y siempre podemos crecer en nuestra comprensión de Dios y Su Palabra. (Proverbios 3:5-6)
  • Busca la sabiduría divina: Pide a Dios que te dé sabiduría y comprensión, reconociendo que Él es la fuente de todo conocimiento verdadero. (Santiago 1:5)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Humildad en el Conocimiento Aunque Jesús era omnisciente, mostró humildad en su enseñanza y en cómo interactuaba con los demás. Siempre apuntaba a la verdad.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: En tus conversaciones y enseñanzas, apunta siempre a Dios y su verdad. Reconoce que tu conocimiento es solo una fracción de Su sabiduría infinita. (Juan 7:16)
  • Ora por humildad: Pide a Dios que te ayude a ser humilde en tu conocimiento y a depender siempre de Su guía y sabiduría. (Filipenses 2:3)

La Imperfección de Nuestra Profecía Nuestra capacidad de profetizar y entender los planes de Dios es parcial. Debemos ser humildes y conscientes de que solo tenemos una parte del panorama completo.

  • Profetiza con humildad: Cuando compartas palabras de profecía o conocimiento, hazlo con humildad y siempre con la disposición de ser corregido y guiado por el Espíritu Santo. (1 Tesalonicenses 5:20-21)
  • Busca la verdad completa: Confía en que Dios revelará Su verdad en su totalidad en su tiempo perfecto. Mientras tanto, sé paciente y persistente en la búsqueda de Su voluntad. (1 Corintios 2:10)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Profecía Jesús profetizó y enseñó con autoridad, pero siempre de acuerdo a la voluntad del Padre. Su profecía y enseñanza fueron perfectas, pero Él mostró humildad y dependencia en la guía del Espíritu Santo.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Profetiza y enseña con la autoridad que Dios te ha dado, pero siempre con humildad y dependencia en Él. (Juan 12:49-50)
  • Ora por claridad: Pide a Dios que te dé claridad y precisión en tus palabras proféticas y que te ayude a ser un instrumento fiel de Su voluntad. (Efesios 1:17-18)

Conclusión 1 Corintios 13:9 nos recuerda que nuestro conocimiento y profecía son parciales. Esta realidad nos lleva a una mayor humildad y dependencia en Dios. Debemos reconocer nuestras limitaciones y buscar siempre crecer en amor y comprensión.

  • Acción Práctica: Hoy, reconoce tus limitaciones en conocimiento y busca aprender más de Dios y Su Palabra. Ora por sabiduría, humildad y claridad en tu vida espiritual y en tus interacciones con los demás.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:10

El Amor: La Perfección que Vendrá

“Pero cuando venga lo perfecto, lo que es en parte se acabará.”

Enseñanza Práctica:

La Esperanza de la Perfección Nuestra comprensión y habilidades son limitadas en esta vida. Sin embargo, tenemos la esperanza de que cuando venga lo perfecto, nuestra comprensión parcial se desvanecerá. Este versículo nos recuerda que debemos vivir con una perspectiva eterna, sabiendo que lo mejor está por venir.

  • Vive con esperanza: Mantén siempre presente la promesa de que lo perfecto vendrá. Esta esperanza debe motivarnos a vivir de manera que agrade a Dios. (Romanos 8:24-25)
  • Confía en el plan de Dios: Aunque ahora entendemos solo en parte, podemos confiar en que Dios tiene un plan perfecto que se cumplirá en Su tiempo. (Jeremías 29:11)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de la Perfección Jesús es el cumplimiento de la perfección que esperamos. Su vida, muerte y resurrección son la base de nuestra esperanza en lo perfecto que vendrá.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Vive de acuerdo a los principios del reino de Dios, sabiendo que la perfección se encuentra en Cristo y su obra redentora. (Hebreos 12:2)
  • Ora por discernimiento: Pide a Dios que te ayude a discernir Su voluntad y a vivir con la esperanza de la perfección que se revelará en Cristo. (Filipenses 1:9-10)

Lo Temporal y lo Eterno Los dones y habilidades que poseemos ahora son temporales y limitados. Cuando venga lo perfecto, estos dones ya no serán necesarios. Nuestra esperanza y fe deben estar centradas en lo eterno, no en lo temporal.

  • Enfócate en lo eterno: Invierte tu tiempo y energía en aquello que tiene valor eterno, como el amor, la fe y la esperanza en Cristo. (2 Corintios 4:18)
  • Valora los dones correctamente: Utiliza tus dones espirituales para edificar a la iglesia y glorificar a Dios, sabiendo que son provisionales hasta que venga lo perfecto. (1 Pedro 4:10)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Enfoque en lo Eterno Jesús siempre tuvo una perspectiva eterna, enseñando y viviendo de manera que reflejaba el reino de Dios y su perfección futura.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Enfócate en vivir de acuerdo a los valores del reino de Dios, buscando primero Su reino y su justicia. (Mateo 6:33)
  • Ora por una perspectiva eterna: Pide a Dios que te ayude a ver más allá de las circunstancias temporales y a vivir con una esperanza eterna. (Colosenses 3:1-2)

Conclusión 1 Corintios 13:10 nos recuerda que lo perfecto vendrá y que nuestra comprensión y dones actuales son solo temporales. Esta realidad nos lleva a vivir con una perspectiva eterna y a poner nuestra esperanza en la perfección que se revelará en Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en vivir con esperanza y perspectiva eterna. Invierte en relaciones y acciones que tengan valor eterno y utiliza tus dones para edificar a otros y glorificar a Dios.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:11

El Amor: La Madurez Espiritual

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”

Enseñanza Práctica:

El Proceso de Madurez El amor verdadero nos lleva a crecer y madurar espiritualmente. Así como dejamos atrás las cosas de la infancia al convertirnos en adultos, también debemos dejar atrás las actitudes inmaduras a medida que crecemos en nuestra fe.

  • Busca la madurez: Esfuérzate por crecer en tu fe y en tu comprensión de Dios. No te conformes con una fe superficial, sino profundiza en tu relación con Él. (Efesios 4:14-15)
  • Deja atrás la inmadurez: Identifica y abandona comportamientos y actitudes que reflejan una inmadurez espiritual, como el egoísmo, la envidia y el rencor. (Hebreos 5:12-14)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Madurez Espiritual Jesús mostró una madurez perfecta en todas sus acciones y enseñanzas. Su vida es un modelo de cómo debemos crecer y madurar en nuestra fe.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Imita la madurez de Cristo en tu vida diaria, mostrando amor, paciencia y comprensión en todas tus interacciones. (1 Pedro 2:21)
  • Ora por crecimiento: Pide a Dios que te ayude a madurar en tu fe y a dejar atrás las actitudes inmaduras. (Colosenses 1:9-10)

Hablar, Pensar y Juzgar con Madurez La madurez espiritual se refleja en cómo hablamos, pensamos y juzgamos. Debemos esforzarnos por ser más como Cristo en estas áreas, mostrando sabiduría y discernimiento en todas nuestras acciones.

  • Habla con sabiduría: Que tus palabras reflejen la sabiduría y el amor de Dios. Evita las palabras inmaduras o dañinas. (Proverbios 15:1)
  • Piensa con madurez: Desarrolla una mentalidad cristiana, enfocándote en lo que es verdadero, noble, justo y puro. (Filipenses 4:8)
  • Juzga con discernimiento: Evalúa las situaciones y personas con la sabiduría de Dios, evitando juicios precipitados o inmaduros. (Mateo 7:1-2)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Sabiduría y Discernimiento Jesús siempre habló, pensó y juzgó con perfecta sabiduría y discernimiento. Su vida es un ejemplo de cómo debemos vivir con madurez espiritual.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Habla, piensa y juzga con la sabiduría y el discernimiento que provienen de una relación profunda con Dios. (Juan 7:24)
  • Ora por sabiduría: Pide a Dios que te dé la sabiduría y el discernimiento necesarios para vivir de manera madura y reflejar Su amor en todo lo que haces. (Santiago 1:5)

Conclusión 1 Corintios 13:11 nos desafía a dejar atrás la inmadurez espiritual y a crecer en nuestra fe, hablando, pensando y juzgando con la madurez de Cristo.

  • Acción Práctica: Hoy, identifica un área de tu vida donde necesitas crecer en madurez espiritual. Dedica tiempo a orar y estudiar la Palabra de Dios para crecer en esa área, y busca maneras de aplicar esta madurez en tus relaciones y decisiones diarias.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:12

El Amor: La Claridad y Plenitud que Vendrán

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”

Enseñanza Práctica:

Viendo a Través de un Espejo Oscuro En esta vida, nuestra comprensión de Dios y de Su plan es limitada e imperfecta, como mirar a través de un espejo empañado. Aunque tenemos revelación a través de las Escrituras y el Espíritu Santo, no lo vemos todo con claridad.

  • Acepta la limitación: Reconoce que nuestra comprensión es parcial y que no siempre entenderemos todo lo que Dios hace. (Isaías 55:8-9)
  • Confía en Dios: Confía en la bondad y sabiduría de Dios, aun cuando no puedas ver el panorama completo. (Proverbios 3:5-6)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Confianza en Dios Jesús vivió en total confianza y sumisión a la voluntad del Padre, incluso cuando enfrentó la cruz. Su vida nos enseña a confiar en Dios plenamente, aun cuando no entendemos todo.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Vive con confianza en el plan de Dios, sabiendo que Él tiene el control y que Su amor por ti es perfecto. (Lucas 22:42)
  • Ora por confianza: Pide a Dios que te dé la fe y la confianza para seguir adelante, aun cuando las circunstancias sean inciertas. (Salmo 56:3)

Conociendo en Parte, Pero Conociendo Plenamente en el Futuro Nuestro conocimiento actual es limitado y parcial, pero tenemos la promesa de que un día conoceremos plenamente, como Dios nos conoce. Esta esperanza nos motiva a perseverar en nuestra fe y a crecer en nuestro conocimiento de Dios.

  • Busca conocer a Dios más profundamente: Dedica tiempo a estudiar la Biblia y a orar, para crecer en tu conocimiento y comprensión de Dios. (2 Pedro 3:18)
  • Espera con esperanza: Mantén la esperanza de que un día verás a Dios cara a cara y comprenderás plenamente Su amor y propósito para tu vida. (1 Juan 3:2)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Revelación Jesús es la revelación perfecta de Dios. A través de Él, podemos conocer a Dios más plenamente y ver un reflejo de Su gloria y amor.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Busca conocer a Dios a través de la vida y enseñanzas de Jesús, quien es la imagen visible del Dios invisible. (Colosenses 1:15)
  • Ora por revelación: Pide al Espíritu Santo que te ilumine y te dé una comprensión más profunda de quién es Dios y de Su amor por ti. (Efesios 1:17-18)

Veremos Cara a Cara La promesa de ver a Dios cara a cara nos da una esperanza y una expectativa gloriosa. Este encuentro futuro nos motiva a vivir una vida de fe y amor, sabiendo que un día estaremos en la presencia plena de Dios.

  • Vive con expectación: Permite que la esperanza de ver a Dios cara a cara te motive a vivir de manera santa y piadosa. (2 Corintios 5:7)
  • Anhela la presencia de Dios: Cultiva un deseo profundo de estar en la presencia de Dios, no solo en el futuro, sino también en tu vida diaria a través de la oración y la adoración. (Salmo 27:4)

Conclusión 1 Corintios 13:12 nos recuerda que ahora vemos de manera limitada y parcial, pero que un día veremos a Dios cara a cara y conoceremos plenamente. Esta esperanza nos motiva a vivir con confianza y expectación, creciendo en nuestro conocimiento y amor por Dios.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en crecer en tu conocimiento de Dios y en confiar en Su plan para tu vida. Dedica tiempo a la oración y al estudio de la Biblia, y vive con la esperanza de que un día verás a Dios cara a cara.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.


1 Corintios 13:13

El Amor: La Mayor de las Virtudes

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”

Enseñanza Práctica:

La Permanencia de la Fe, la Esperanza y el Amor Este versículo nos recuerda que tres virtudes perdurarán: la fe, la esperanza y el amor. Estas son fundamentales en la vida cristiana y deben ser cultivadas continuamente.

  • Fortalece tu fe: La fe es la confianza en Dios y en Sus promesas, incluso cuando no podemos ver el resultado final. Dedica tiempo a leer y meditar en las Escrituras para fortalecer tu fe. (Hebreos 11:1)
  • Mantén la esperanza: La esperanza es la expectativa confiada de lo que Dios ha prometido. Nos da la fortaleza para perseverar en medio de las pruebas. Mantén tu esperanza viva recordando las promesas de Dios. (Romanos 15:13)
  • Practica el amor: El amor es el vínculo perfecto que une todas las virtudes. Debemos amar a Dios y a los demás con el amor que Cristo nos ha mostrado. (1 Juan 4:7-8)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Fe, Esperanza y Amor Jesús es nuestro ejemplo perfecto en todas estas virtudes. Vivió una vida de fe, esperanza y amor, mostrando cómo debemos vivir nosotros.

  • Sigue el ejemplo de Jesús en fe: Confía en Dios en todas las circunstancias, sabiendo que Él es fiel. (Marcos 11:22)
  • Sigue el ejemplo de Jesús en esperanza: Mantén la esperanza en la resurrección y la vida eterna, sabiendo que Cristo ha vencido la muerte. (1 Corintios 15:20)
  • Sigue el ejemplo de Jesús en amor: Ama a los demás con el mismo amor sacrificial que Jesús mostró en la cruz. (Juan 15:13)

El Amor: La Mayor de Todas Aunque la fe y la esperanza son esenciales, el amor es superior porque es la esencia misma de Dios y la virtud que da sentido a todas las demás. Sin amor, incluso los mayores actos de fe y esperanza no tienen valor.

  • Ama como Cristo: Deja que tu amor por Dios y por los demás sea el motor de todas tus acciones. (Efesios 5:2)
  • Busca el bien de los demás: El amor verdadero no busca su propio beneficio, sino el bienestar de los demás. (1 Corintios 13:5)

Jesucristo: El Ejemplo Supremo de Amor El amor de Jesús es el ejemplo máximo de cómo debemos amar. Su sacrificio en la cruz es la demostración suprema de amor incondicional y sacrificial.

  • Sigue el ejemplo de Jesús: Ama sin condiciones, perdonando y sirviendo a los demás como Jesús lo hizo. (Efesios 4:32)
  • Ora por un corazón amoroso: Pide a Dios que te llene con Su amor y te ayude a amar a los demás con el mismo amor que Él tiene por ti. (Romanos 5:5)

Conclusión 1 Corintios 13:13 nos recuerda que la fe, la esperanza y el amor son virtudes fundamentales, pero el amor es la mayor de todas. Este amor debe ser la base de nuestra vida cristiana y la motivación detrás de todas nuestras acciones.

  • Acción Práctica: Hoy, enfócate en practicar el amor en todas tus interacciones. Busca maneras de mostrar amor a Dios y a los demás, recordando que el amor es lo más importante y duradero.

Que el amor de Cristo nos guíe y nos fortalezca para vivir de acuerdo con estos principios, para la gloria de Dios y el bien de los demás.

1 Corintios 13:1

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.”

Lenguas

  • Isaías 28:11, Deuteronomio 28:49, Salmos 81:5, Isaías 33:19, Jeremías 5:15, Daniel 1:4, Daniel 1:17, Marcos 16:17, Hechos 2:4, Hechos 2:11, Hechos 10:46, Hechos 19:6, 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 12:28, 1 Corintios 12:30, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 14:2, 1 Corintios 14:4, 1 Corintios 14:5, 1 Corintios 14:6, 1 Corintios 14:9, 1 Corintios 14:13, 1 Corintios 14:18, 1 Corintios 14:19, 1 Corintios 14:22, 1 Corintios 14:23, 1 Corintios 14:26, 1 Corintios 14:27, 1 Corintios 14:39, Apocalipsis 7:9.

Humanas

  • Génesis 11:1, Génesis 11:6, Génesis 11:7, Génesis 11:9, Salmos 33:15, Proverbios 16:1, Mateo 12:37, Mateo 15:18, Mateo 15:20, Marcos 7:21, Lucas 6:45, Juan 8:43, Juan 8:47, Hechos 2:6, Hechos 2:8, Hechos 2:11, 1 Corintios 2:13, 1 Corintios 14:10, 1 Corintios 14:19, 1 Corintios 14:21, 1 Corintios 14:23, Efesios 4:29, Colosenses 3:8, Colosenses 3:16, 1 Pedro 4:11, Apocalipsis 14:6, Apocalipsis 14:7, Apocalipsis 14:8, Apocalipsis 14:9, Apocalipsis 14:10.

Angélicas

  • Génesis 3:24, Génesis 19:1, Génesis 19:15, Génesis 28:12, Génesis 32:1, Génesis 32:2, Éxodo 14:19, Éxodo 23:20, Éxodo 23:23, Éxodo 32:34, Éxodo 33:2, Números 20:16, Jueces 2:1, Jueces 6:11, Jueces 6:12, Jueces 6:21, Jueces 13:3, Jueces 13:6, Jueces 13:9, Jueces 13:13, 2 Samuel 14:17, 2 Samuel 14:20, 2 Samuel 19:27, 2 Reyes 19:35, 1 Crónicas 21:16, Salmos 34:7, Salmos 91:11, Salmos 103:20, Isaías 37:36, Daniel 3:28.

Amor

  • Deuteronomio 6:5, Deuteronomio 7:9, Deuteronomio 7:13, Deuteronomio 10:12, Deuteronomio 10:19, Deuteronomio 11:1, Deuteronomio 11:13, Deuteronomio 11:22, Deuteronomio 19:9, Deuteronomio 30:6, Josué 22:5, Josué 23:11, Nehemías 1:5, Salmos 31:23, Salmos 36:7, Salmos 69:36, Salmos 97:10, Salmos 119:132, Proverbios 8:17, Proverbios 10:12, Proverbios 17:17, Proverbios 18:24, Proverbios 20:6, Proverbios 27:6, Isaías 56:6, Daniel 9:4, Oseas 3:1, Amós 5:15, Zacarías 8:17, Mateo 5:43-44, Mateo 22:37-39, Marcos 12:30-31, Lucas 6:27, Lucas 6:32, Lucas 6:35, Lucas 10:27, Juan 3:16, Juan 13:34-35, Juan 14:15, Juan 14:21, Juan 15:9-10, Juan 15:12-13, Romanos 5:5, Romanos 5:8, Romanos 8:35, Romanos 8:39, Romanos 12:9-10, Romanos 13:8-10, 1 Corintios 8:1, 1 Corintios 13:4-7, 1 Corintios 16:14, 2 Corintios 5:14, Gálatas 5:6, Gálatas 5:13, Gálatas 5:22, Efesios 1:4, Efesios 2:4-5, Efesios 3:17-19, Efesios 4:2, Efesios 4:15-16, Efesios 5:1-2, Efesios 5:25, Filipenses 1:9, Colosenses 2:2, Colosenses 3:14, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 3:12, 1 Tesalonicenses 4:9, 2 Tesalonicenses 3:5, 1 Timoteo 1:5, 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 1:7, 2 Timoteo 2:22, Tito 2:2, Tito 3:4-5, Filemón 1:5, Filemón 1:7, Hebreos 6:10, Hebreos 10:24, Hebreos 13:1, Santiago 2:8, 1 Pedro 1:22, 1 Pedro 4:8, 1 Juan 2:5, 1 Juan 2:10, 1 Juan 3:1, 1 Juan 3:11, 1 Juan 3:14, 1 Juan 3:16-18, 1 Juan 3:23, 1 Juan 4:7-12, 1 Juan 4:16-18, 1 Juan 4:19-21, 2 Juan 1:6, Judas 1:21.

Metal

  • Éxodo 27:2, Éxodo 31:4, Éxodo 35:32, Números 31:22, Números 31:23, Deuteronomio 8:9, Deuteronomio 28:23, 1 Crónicas 22:3, 1 Crónicas 29:2, 2 Crónicas 2:7, 2 Crónicas 2:14, 2 Crónicas 24:12, Job 28:2, Job 28:4, Job 41:27, Salmos 115:4, Salmos 135:15, Isaías 41:7, Isaías 44:12, Jeremías 6:29, Jeremías 10:4, Ezequiel 22:20, Ezequiel 22:22, Daniel 2:33, Daniel 2:35, Daniel 2:45, Daniel 5:4, Hageo 2:8, Apocalipsis 18:12, Apocalipsis 18:13, Apocalipsis 21:21.

Resuena

  • Éxodo 19:16, Éxodo 20:18, Levítico 25:9, Josué 6:5, Jueces 7:18, Jueces 7:20, 2 Samuel 15:10, 1 Reyes 1:34, 1 Reyes 1:39, 1 Reyes 1:41, 1 Crónicas 15:28, Nehemías 4:20, Salmos 47:5, Salmos 81:3, Salmos 89:15, Salmos 98:6, Salmos 150:3, Isaías 18:3, Isaías 27:13, Jeremías 4:5, Jeremías 6:1, Ezequiel 33:3, Oseas 5:8, Joel 2:1, Amós 3:6, Sofonías 1:16, Zacarías 9:14, Mateo 24:31, 1 Corintios 14:7, 1 Tesalonicenses 4:16.

Címbalo

  • 2 Samuel 6:5, 1 Crónicas 13:8, 1 Crónicas 15:16, 1 Crónicas 15:19, 1 Crónicas 15:28, 1 Crónicas 16:5, 1 Crónicas 16:42, 1 Crónicas 25:1, 1 Crónicas 25:6, 2 Crónicas 5:12, 2 Crónicas 5:13, 2 Crónicas 29:25, Esdras 3:10, Nehemías 12:27, Salmos 68:25, Salmos 81:2, Salmos 149:3, Salmos 150:5, Daniel 3:5, Daniel 3:7, Daniel 3:10, Daniel 3:15.

Retiñe

  • Éxodo 28:33, Éxodo 28:34, Éxodo 39:25, Éxodo 39:26, Números 10:2, Números 10:8, Números 10:10, 2 Samuel 6:5, 1 Crónicas 15:16, 1 Crónicas 15:19, 1 Crónicas 15:28, 1 Crónicas 16:42, Esdras 3:10, Nehemías 12:27, Salmos 81:2, Salmos 150:5, Daniel 3:5, Daniel 3:7, Daniel 3:10, Daniel 3:15.

1 Corintios 13:2

“Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.”

Profecía

  • Deuteronomio 18:18, 1 Samuel 10:6, 1 Samuel 19:20, 1 Reyes 22:10, 2 Reyes 2:3, 2 Reyes 2:15, 2 Reyes 3:11, 2 Crónicas 18:6, Nehemías 6:10, Isaías 28:7, Isaías 44:26, Jeremías 1:9, Jeremías 28:9, Ezequiel 13:2, Daniel 9:24, Oseas 12:10, Joel 2:28, Amós 3:7, Zacarías 13:2, Mateo 7:22, Mateo 10:41, Mateo 13:14, Mateo 21:11, Mateo 23:34, Lucas 1:76, Lucas 7:16, Juan 1:21, Hechos 2:17, Hechos 2:18, Hechos 11:27, Hechos 21:9, 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 12:28, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 14:1, 1 Corintios 14:22, 1 Corintios 14:24, 1 Tesalonicenses 5:20, Apocalipsis 19:10, Apocalipsis 22:9.

Misterios

  • Deuteronomio 29:29, Job 11:7, Salmos 25:14, Salmos 78:2, Proverbios 3:32, Daniel 2:18-19, Daniel 2:22, Daniel 2:28-30, Daniel 2:47, Daniel 4:9, Daniel 5:12, Mateo 13:11, Marcos 4:11, Lucas 8:10, Romanos 11:25, Romanos 16:25-26, 1 Corintios 2:7, 1 Corintios 4:1, 1 Corintios 13:2, 1 Corintios 14:2, 1 Corintios 15:51, Efesios 1:9, Efesios 3:3-5, Efesios 5:32, Efesios 6:19, Colosenses 1:26-27, Colosenses 2:2, Colosenses 4:3, 2 Tesalonicenses 2:7, 1 Timoteo 3:9, Apocalipsis 1:20, Apocalipsis 10:7, Apocalipsis 17:5, Apocalipsis 17:7.

Ciencia

  • Proverbios 1:7, Proverbios 2:6, Proverbios 3:20, Proverbios 8:10, Proverbios 9:10, Proverbios 10:14, Proverbios 12:1, Proverbios 14:6, Proverbios 18:15, Proverbios 24:4, Isaías 11:2, Isaías 33:6, Daniel 1:4, Daniel 1:17, Daniel 2:21, Daniel 12:4, Oseas 4:6, Lucas 11:52, Romanos 2:20, Romanos 11:33, 1 Corintios 1:5, 1 Corintios 8:1, 1 Corintios 8:11, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 14:6, 2 Corintios 2:14, Efesios 3:19, Efesios 4:13, Filipenses 1:9, Colosenses 2:3, 1 Timoteo 6:20, 2 Pedro 1:5, 2 Pedro 3:18.

Fe

  • Génesis 15:6, Deuteronomio 32:20, Habacuc 2:4, Mateo 8:10, Mateo 9:2, Mateo 9:22, Mateo 9:29, Mateo 15:28, Mateo 17:20, Mateo 21:21, Marcos 2:5, Marcos 4:40, Marcos 5:34, Marcos 9:23, Marcos 10:52, Marcos 11:22, Lucas 5:20, Lucas 7:9, Lucas 7:50, Lucas 8:25, Lucas 8:48, Lucas 17:5-6, Lucas 18:42, Juan 3:16, Juan 6:29, Juan 11:40, Juan 12:46, Hechos 3:16, Hechos 6:5, Hechos 11:24, Hechos 14:9, Hechos 14:22, Hechos 15:9, Hechos 16:31, Romanos 1:5, Romanos 1:8, Romanos 1:12, Romanos 1:17, Romanos 3:22, Romanos 3:28, Romanos 4:5, Romanos 4:9, Romanos 4:11, Romanos 4:12, Romanos 4:13, Romanos 5:1, Romanos 10:17, 1 Corintios 12:9, 1 Corintios 13:2, 1 Corintios 13:13, 2 Corintios 1:24, Gálatas 2:16, Gálatas 2:20, Gálatas 3:2, Gálatas 3:5-9, Gálatas 3:11-14, Gálatas 3:22-26, Gálatas 5:6, Gálatas 5:22, Efesios 2:8, Efesios 3:12, Efesios 4:5, Efesios 4:13, Filipenses 1:27, Filipenses 3:9, Colosenses 1:4, Colosenses 1:23, Colosenses 2:5, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 3:2, 1 Tesalonicenses 3:5-7, 1 Tesalonicenses 3:10, 1 Tesalonicenses 5:8, 2 Tesalonicenses 1:3-4, 2 Tesalonicenses 1:11, 1 Timoteo 1:5, 1 Timoteo 1:14, 1 Timoteo 2:15, 1 Timoteo 3:9, 1 Timoteo 4:12, 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 1:13, 2 Timoteo 2:22, 2 Timoteo 3:10, Tito 1:1, Tito 2:2, Tito 3:15, Filemón 1:5, Filemón 1:6, Filemón 1:7, Hebreos 4:2, Hebreos 6:1, Hebreos 10:22, Hebreos 10:38, Hebreos 11:1-40, Hebreos 12:2, Santiago 1:3, Santiago 1:6, Santiago 2:1, Santiago 2:5, Santiago 2:14-26, 1 Pedro 1:5, 1 Pedro 1:7-9, 1 Pedro 1:21, 1 Pedro 5:9, 2 Pedro 1:1, 1 Juan 3:23, 1 Juan 5:4, 1 Juan 5:5, Judas 1:3, Judas 1:20.

Trasladase montes

  • Isaías 54:10, Isaías 55:12, Isaías 64:1, Mateo 17:20, Mateo 21:21, Marcos 11:23, Lucas 17:6, 1 Corintios 13:2, Hebreos 11:33-34.

Nada soy

  • Job 1:21, Salmos 39:5, Isaías 40:17, Daniel 4:35, Juan 15:5, Romanos 7:18, 1 Corintios 13:2, Gálatas 6:3, Filipenses 3:8.

1 Corintios 13:3

“Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”

Repartiese

  • Levítico 19:10, Deuteronomio 15:7-11, Rut 2:16, Job 31:16-20, Salmos 37:21, Salmos 112:9, Proverbios 11:24-25, Proverbios 22:9, Eclesiastés 11:1-2, Isaías 58:7, Isaías 58:10, Ezequiel 18:7, Ezequiel 18:16, Mateo 6:1-4, Mateo 19:21, Mateo 25:35-36, Marcos 10:21, Lucas 3:11, Lucas 11:41, Lucas 12:33, Lucas 18:22, Juan 13:29, Hechos 2:45, Hechos 4:34-35, Hechos 9:36, Hechos 10:2, Hechos 11:29, Romanos 12:13, 2 Corintios 8:9, 2 Corintios 9:7, Gálatas 2:10, Efesios 4:28, 1 Timoteo 6:18, Hebreos 13:16, Santiago 2:15-16, 1 Juan 3:17.

Bienes

  • Génesis 14:20, Génesis 28:22, Éxodo 22:29, Levítico 27:30-32, Deuteronomio 14:22, Deuteronomio 14:28, Deuteronomio 26:2, 1 Samuel 1:24, 1 Crónicas 29:14, Nehemías 10:37, Malaquías 3:8-10, Mateo 6:19-21, Mateo 19:21, Marcos 10:21, Lucas 12:33, Lucas 18:22, Hechos 2:44-45, Hechos 4:34-37, Romanos 15:26, 2 Corintios 8:2-3, 2 Corintios 9:6-7, 1 Timoteo 6:17-19, Hebreos 13:16, Santiago 2:15-16.

Dar de comer a los pobres

  • Levítico 25:35, Deuteronomio 15:7-11, Nehemías 5:10-11, Job 31:16-22, Salmos 41:1, Salmos 112:9, Proverbios 14:21, Proverbios 19:17, Proverbios 22:9, Isaías 58:7, Mateo 6:1-4, Mateo 19:21, Mateo 25:35-40, Marcos 10:21, Lucas 3:11, Lucas 11:41, Lucas 12:33, Lucas 14:13, Lucas 18:22, Juan 13:29, Hechos 9:36, Hechos 10:2, Hechos 11:29, Romanos 12:13, Gálatas 2:10, Efesios 4:28, 1 Timoteo 6:18, Hebreos 13:16, Santiago 1:27, 1 Juan 3:17.

Entregase mi cuerpo

  • Daniel 3:16-28, Mateo 5:10-12, Mateo 10:39, Mateo 16:24-25, Marcos 8:35, Lucas 9:24, Lucas 17:33, Juan 12:25, Juan 15:13, Hechos 7:59-60, Romanos 12:1, 1 Corintios 13:3, 2 Corintios 11:23-27, Filipenses 1:20-21, Filipenses 2:17, Filipenses 3:10, 2 Timoteo 4:6-8, Hebreos 11:35-38, 1 Pedro 4:12-14, 1 Juan 3:16, Apocalipsis 2:10, Apocalipsis 12:11.

Ser quemado

  • Daniel 3:19-23, Mateo 13:42, Mateo 13:50, Mateo 18:8-9, Mateo 25:41, Marcos 9:43-48, Juan 15:6, Apocalipsis 20:14-15, Apocalipsis 21:8.

Nada me sirve

  • Job 22:2-3, Isaías 1:11, Isaías 1:13, Isaías 58:3, Jeremías 6:20, Oseas 6:6, Amós 5:21-22, Miqueas 6:6-8, Mateo 6:1-4, Mateo 7:22-23, Mateo 15:9, Marcos 7:7, Lucas 18:9-14, 1 Corintios 13:3, Gálatas 5:6, Filipenses 3:4-9, 1 Timoteo 1:5, 2 Timoteo 3:5, Tito 3:5, Hebreos 9:14, Santiago 2:20.

1 Corintios 13:4

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece.”

Sufrido

  • Salmos 86:15, Proverbios 15:18, Proverbios 16:32, Proverbios 19:11, Proverbios 25:15, Lamentaciones 3:26-27, Romanos 2:4, Romanos 5:3-4, Romanos 8:25, Romanos 12:12, Romanos 15:4, 2 Corintios 1:6, 2 Corintios 6:4-6, Gálatas 5:22, Efesios 4:2, Colosenses 1:11, Colosenses 3:12, 1 Tesalonicenses 5:14, 2 Tesalonicenses 1:4, 1 Timoteo 1:16, 2 Timoteo 2:24, Hebreos 6:12, Hebreos 10:36, Hebreos 12:1, Santiago 1:3-4, Santiago 5:7-8, 1 Pedro 2:19-20, 1 Pedro 3:20, 2 Pedro 3:15, Apocalipsis 2:2-3.

Benigno

  • Salmos 31:19, Salmos 33:5, Salmos 107:8-9, Salmos 145:9, Proverbios 11:17, Proverbios 12:25, Proverbios 14:21, Proverbios 19:22, Jeremías 9:24, Miqueas 6:8, Zacarías 7:9, Mateo 5:7, Mateo 5:44, Lucas 6:27, Lucas 6:35-36, Hechos 14:17, Romanos 2:4, Romanos 11:22, Romanos 12:9-10, Romanos 12:14, 1 Corintios 13:4, 2 Corintios 6:6, Gálatas 5:22, Efesios 4:32, Colosenses 3:12, 1 Tesalonicenses 5:15, 2 Timoteo 2:24, Tito 3:2, Tito 3:4, 1 Pedro 3:8, 2 Pedro 1:7.

Envidia

  • Génesis 30:1, Génesis 37:11, Números 11:29, 1 Samuel 18:8-9, Salmos 37:1, Salmos 73:3, Proverbios 3:31, Proverbios 14:30, Proverbios 23:17, Eclesiastés 4:4, Isaías 11:13, Isaías 26:11, Ezequiel 35:11, Mateo 27:18, Marcos 15:10, Hechos 7:9, Hechos 13:45, Romanos 1:29, Romanos 13:13, 1 Corintios 3:3, Gálatas 5:21, Gálatas 5:26, Filipenses 1:15, 1 Timoteo 6:4, Tito 3:3, Santiago 3:14-16, Santiago 4:2-3, 1 Pedro 2:1.

Jactancioso

  • Salmos 10:3, Salmos 49:6, Proverbios 13:10, Proverbios 25:14, Proverbios 27:1-2, Isaías 10:12-15, Isaías 14:12-15, Jeremías 9:23-24, Daniel 4:30-32, Habacuc 2:4-5, Mateo 6:1-2, Mateo 6:5, Mateo 6:16-18, Mateo 23:5-7, Lucas 18:10-14, Romanos 1:30, Romanos 2:17-23, Romanos 4:2, Romanos 11:18, 1 Corintios 1:31, 1 Corintios 3:21, 1 Corintios 4:7, 1 Corintios 13:4, 2 Corintios 11:16-18, Gálatas 6:13-14, Efesios 2:8-9, Efesios 5:5, Filipenses 3:3-8, 1 Tesalonicenses 2:5-6, 2 Tesalonicenses 2:4, 1 Timoteo 6:3-4, 2 Timoteo 3:1-2, Santiago 3:14, Santiago 4:16, 1 Juan 2:16, Apocalipsis 3:17.

Envanece

  • Salmos 73:6-8, Proverbios 6:16-17, Proverbios 8:13, Proverbios 11:2, Proverbios 13:10, Proverbios 16:5, Proverbios 16:18-19, Proverbios 21:4, Proverbios 25:27, Proverbios 28:25, Isaías 2:11-17, Isaías 3:16, Isaías 5:15, Isaías 10:12, Isaías 13:11, Isaías 23:9, Isaías 25:11, Isaías 26:5, Isaías 28:1, Jeremías 48:29, Daniel 4:30, Daniel 5:20-23, Habacuc 2:4-5, Mateo 23:12, Lucas 1:51, Lucas 14:11, Lucas 18:14, Romanos 1:30, Romanos 11:20, Romanos 12:16, 1 Corintios 4:6, 1 Corintios 5:2, 1 Corintios 8:1, 1 Corintios 13:4, 2 Corintios 12:20, Gálatas 5:26, Filipenses 2:3, 1 Timoteo 3:6, 2 Timoteo 3:2, Santiago 4:6, 1 Pedro 5:5, 1 Juan 2:16.

1 Corintios 13:5

“No hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor.”

Nada indebido

  • Levítico 19:18, Levítico 25:17, Proverbios 10:12, Proverbios 12:16, Proverbios 17:9, Proverbios 24:29, Mateo 5:22, Mateo 5:39-41, Mateo 7:12, Mateo 18:15-17, Mateo 18:21-22, Lucas 6:27-30, Lucas 17:3-4, Juan 13:34, Romanos 12:10, Romanos 12:17-21, Romanos 13:10, 1 Corintios 6:7, Efesios 4:26, Efesios 4:32, Colosenses 3:8, Colosenses 3:13, 1 Tesalonicenses 5:15, 2 Timoteo 2:24, Tito 3:2, Hebreos 10:24, Hebreos 12:14, Santiago 1:19-20, 1 Pedro 2:23, 1 Pedro 3:9.

Busca lo suyo

  • Deuteronomio 15:7-11, Job 29:15-16, Salmos 41:1, Salmos 112:9, Proverbios 3:27-28, Proverbios 11:24-25, Proverbios 19:17, Proverbios 21:13, Isaías 58:7-10, Zacarías 7:9-10, Mateo 6:3-4, Mateo 25:35-40, Lucas 3:11, Lucas 6:30, Lucas 10:33-35, Lucas 14:13-14, Juan 13:29, Hechos 2:44-45, Hechos 4:32-35, Hechos 9:36, Romanos 12:13, 1 Corintios 10:24, 1 Corintios 10:33, 2 Corintios 8:9, 2 Corintios 9:6-9, Gálatas 2:10, Efesios 4:28, Filipenses 2:3-4, 1 Timoteo 6:18, Hebreos 13:16, Santiago 1:27, 1 Juan 3:17-18.

No se irrita

  • Proverbios 14:29, Proverbios 15:18, Proverbios 16:32, Proverbios 19:11, Proverbios 20:3, Proverbios 29:11, Eclesiastés 7:9, Mateo 5:22, Mateo 5:39-41, Mateo 7:12, Lucas 6:27-28, Romanos 12:10, Romanos 12:18-21, 1 Corintios 13:5, Efesios 4:26-27, Efesios 4:31-32, Colosenses 3:8, Colosenses 3:13, Santiago 1:19-20, 1 Pedro 2:23, 1 Pedro 3:9.

No guarda rencor

  • Levítico 19:18, Salmos 103:9, Proverbios 10:12, Proverbios 17:9, Proverbios 19:11, Eclesiastés 7:9, Mateo 6:14-15, Mateo 18:21-22, Marcos 11:25-26, Lucas 6:37, Lucas 17:3-4, Lucas 23:34, Romanos 12:17-21, 1 Corintios 13:5, 2 Corintios 2:10-11, Efesios 4:26-27, Efesios 4:31-32, Colosenses 3:8, Colosenses 3:13, 1 Tesalonicenses 5:15, 2 Timoteo 2:24, Tito 3:2, Hebreos 12:14-15, Santiago 1:19-20, 1 Pedro 3:9, 1 Juan 1:9.

1 Corintios 13:6

“No se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.”

No se goza de la injusticia

  • Génesis 6:11-12, Génesis 18:20-21, Éxodo 23:1-2, Éxodo 23:7, Deuteronomio 19:16-19, Deuteronomio 25:1, 1 Samuel 2:12-17, 1 Samuel 2:22-25, Salmos 5:4-6, Salmos 10:3, Salmos 11:5, Salmos 26:5, Salmos 50:18-21, Salmos 101:3-4, Proverbios 6:16-19, Proverbios 11:20, Proverbios 17:15, Proverbios 21:15, Isaías 1:23, Isaías 5:20-23, Isaías 10:1-3, Isaías 59:4-8, Jeremías 5:26-28, Jeremías 22:13-17, Amós 5:7, Amós 6:12, Miqueas 3:9-12, Miqueas 7:3, Habacuc 1:4, Sofonías 3:1-4, Mateo 23:23, Mateo 24:12, Juan 3:19-20, Juan 7:7, Juan 8:44, Romanos 1:18, Romanos 1:32, Romanos 12:9, 1 Corintios 13:6, 2 Corintios 6:14, Efesios 5:11, Colosenses 3:25, 2 Tesalonicenses 2:12, 1 Juan 3:4, Apocalipsis 21:8, Apocalipsis 22:15.

Se goza de la verdad

  • Salmos 1:1-2, Salmos 19:7-8, Salmos 25:5, Salmos 26:3, Salmos 43:3, Salmos 51:6, Salmos 86:11, Salmos 119:30, Salmos 119:43, Salmos 119:142, Salmos 119:151, Salmos 119:160, Proverbios 12:22, Proverbios 23:23, Isaías 45:19, Isaías 65:16, Jeremías 5:1, Jeremías 7:28, Zacarías 8:16, Malaquías 2:6, Juan 1:14, Juan 3:21, Juan 4:24, Juan 8:32, Juan 14:6, Juan 14:17, Juan 15:26, Juan 16:13, Juan 17:17, Hechos 20:30, Romanos 1:18, Romanos 2:8, Romanos 9:1, Romanos 15:8, 1 Corintios 5:8, 1 Corintios 13:6, 2 Corintios 4:2, 2 Corintios 6:7, 2 Corintios 13:8, Gálatas 2:5, Gálatas 5:7, Efesios 1:13, Efesios 4:15, Efesios 4:25, Efesios 5:9, Efesios 6:14, Filipenses 1:18, Filipenses 4:8, Colosenses 1:5, 2 Tesalonicenses 2:10, 2 Tesalonicenses 2:12-13, 1 Timoteo 2:4, 1 Timoteo 3:15, 1 Timoteo 4:3, 1 Timoteo 6:5, 2 Timoteo 2:15, 2 Timoteo 3:7-8, 2 Timoteo 4:4, Tito 1:1, Tito 1:14, Hebreos 10:26, Santiago 1:18, 1 Pedro 1:22, 1 Juan 1:6, 1 Juan 1:8, 1 Juan 2:4, 1 Juan 2:21, 1 Juan 3:18-19, 1 Juan 4:6, 2 Juan 1:1-2, 2 Juan 1:4, 3 Juan 1:3-4, 3 Juan 1:8, 3 Juan 1:12.

1 Corintios 13:7

“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

Todo lo sufre

  • Job 1:21-22, Job 2:10, Salmos 34:19, Salmos 37:7, Salmos 55:22, Salmos 62:5-8, Salmos 119:67, Salmos 119:71, Isaías 30:20, Isaías 50:6-7, Isaías 53:7, Jeremías 10:19, Lamentaciones 3:27-28, Mateo 5:10-12, Mateo 10:22, Mateo 24:13, Lucas 21:19, Juan 15:18-20, Hechos 5:41, Romanos 5:3-4, Romanos 8:35-39, 1 Corintios 4:12-13, 2 Corintios 1:6, 2 Corintios 4:8-10, 2 Corintios 6:4, 2 Corintios 11:23-28, Efesios 4:2, Filipenses 1:29-30, Colosenses 1:11, 1 Tesalonicenses 1:6, 2 Tesalonicenses 1:4, 2 Timoteo 2:10, 2 Timoteo 3:11-12, Hebreos 10:32-34, Hebreos 12:1-2, Santiago 1:2-4, 1 Pedro 2:19-23, 1 Pedro 3:14, 1 Pedro 4:12-13, 1 Pedro 4:16, 1 Pedro 5:10, Apocalipsis 2:10.

Todo lo cree

  • Génesis 15:6, Salmos 27:13, Salmos 37:3, Salmos 37:5, Proverbios 3:5-6, Isaías 7:9, Isaías 26:3-4, Isaías 28:16, Isaías 43:10, Jeremías 17:7-8, Mateo 8:10, Mateo 9:2, Mateo 9:22, Mateo 9:29, Mateo 15:28, Mateo 21:22, Marcos 5:36, Marcos 9:23, Marcos 11:22-24, Lucas 1:45, Lucas 8:50, Juan 1:12, Juan 3:16, Juan 5:24, Juan 6:47, Juan 11:25-26, Juan 14:1, Hechos 10:43, Hechos 16:31, Romanos 1:16-17, Romanos 3:22, Romanos 4:3, Romanos 4:20-21, Romanos 5:1, Romanos 10:9-11, 1 Corintios 13:7, Gálatas 2:16, Gálatas 3:6, Gálatas 3:22, Efesios 1:13, Filipenses 1:29, Filipenses 3:9, 2 Tesalonicenses 2:13, Hebreos 11:1, Hebreos 11:6, Hebreos 11:11, Santiago 2:23, 1 Pedro 1:21, 1 Juan 5:10-13.

Todo lo espera

  • Salmos 27:14, Salmos 33:20, Salmos 37:34, Salmos 39:7, Salmos 40:1, Salmos 62:5, Salmos 130:5-6, Isaías 25:9, Isaías 26:8, Isaías 33:2, Isaías 40:31, Lamentaciones 3:24-26, Miqueas 7:7, Habacuc 2:3, Lucas 2:25, Lucas 2:38, Juan 14:1-3, Romanos 5:2-5, Romanos 8:24-25, Romanos 15:4, 1 Corintios 1:7, 1 Corintios 13:7, Gálatas 5:5, Filipenses 3:20, Colosenses 1:5, 1 Tesalonicenses 1:10, 1 Tesalonicenses 5:8, 2 Tesalonicenses 3:5, Tito 2:13, Hebreos 6:11, Hebreos 6:18-19, Hebreos 9:28, Hebreos 10:23, Hebreos 10:36-37, Santiago 5:7-8, 1 Pedro 1:3-4, 1 Pedro 1:13, 1 Juan 3:2-3, Judas 1:21.

Todo lo soporta

  • Mateo 5:39-41, Mateo 27:14, Marcos 15:5, Lucas 6:27-29, Lucas 6:35, Juan 18:11, Juan 19:9, Hechos 7:60, Romanos 12:17-21, 1 Corintios 4:12, 1 Corintios 6:7, 1 Corintios 9:12, 1 Corintios 13:7, 2 Corintios 1:6, 2 Corintios 6:4-5, 2 Corintios 11:23-28, Efesios 4:2, Filipenses 4:13, Colosenses 1:11, 1 Tesalonicenses 1:6, 2 Tesalonicenses 1:4, 1 Timoteo 4:10, 2 Timoteo 2:10, 2 Timoteo 3:10-11, 2 Timoteo 4:5, Santiago 1:12, 1 Pedro 2:19-20, 1 Pedro 2:23, 1 Pedro 3:9, 1 Pedro 4:16.

1 Corintios 13:8

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia se acabará.”

Amor nunca deja de ser

  • Deuteronomio 7:9, Salmos 100:5, Salmos 103:17, Salmos 136:1-26, Isaías 54:10, Isaías 55:3, Isaías 59:21, Jeremías 31:3, Oseas 2:19, Juan 13:1, Juan 15:9, Juan 15:13, Romanos 8:35-39, Romanos 13:10, 1 Corintios 13:13, Efesios 3:17-19, 1 Tesalonicenses 3:12, 2 Tesalonicenses 3:5, 1 Juan 2:10, 1 Juan 4:7-21.

Las profecías se acabarán

  • Daniel 9:24, Zacarías 13:2-3, Mateo 11:13, Lucas 16:16, Romanos 12:6, 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 13:9, 1 Corintios 13:10, 1 Corintios 14:1, 1 Corintios 14:3-5, 1 Corintios 14:22, 1 Corintios 14:29-33, 1 Tesalonicenses 5:20, 1 Juan 4:1, Apocalipsis 10:7, Apocalipsis 11:3.

Censarán las lenguas

  • Isaías 28:11, Marcos 16:17, Hechos 2:4, Hechos 2:11, Hechos 10:46, Hechos 19:6, 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 12:28, 1 Corintios 12:30, 1 Corintios 13:1, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 14:2, 1 Corintios 14:4-6, 1 Corintios 14:9, 1 Corintios 14:13-14, 1 Corintios 14:18-19, 1 Corintios 14:22-23, 1 Corintios 14:26-27, 1 Corintios 14:39.

La ciencia se acabará

  • Job 26:14, Salmos 139:6, Eclesiastés 1:18, Isaías 11:9, Daniel 12:4, Romanos 11:33, 1 Corintios 13:8, 1 Corintios 13:9, 1 Corintios 13:12, 2 Corintios 5:7, Efesios 1:17, Efesios 3:19, Efesios 4:13, Colosenses 2:3, 1 Timoteo 6:20, 2 Pedro 3:18.

1 Corintios 13:9

“Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos.”

En parte conocemos

  • Job 11:7, Salmos 19:12, Salmos 40:5, Salmos 92:5, Salmos 139:6, Proverbios 30:3-4, Eclesiastés 3:11, Isaías 40:28, Isaías 55:8-9, Daniel 2:22, Amós 3:7, Miqueas 4:12, Zacarías 14:7, Mateo 24:36, Juan 13:7, Romanos 11:33-34, 1 Corintios 2:9-11, 1 Corintios 8:2, 1 Corintios 13:9-12, 2 Corintios 5:7, Efesios 3:8-10, Efesios 3:18-19, Colosenses 1:26, 1 Timoteo 3:16, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 10:4, Apocalipsis 22:10.

En parte profetizamos

  • Números 12:6, Deuteronomio 18:15, Deuteronomio 18:18, 1 Samuel 9:9, 1 Reyes 22:8, 1 Crónicas 17:15, 2 Crónicas 18:7, 2 Crónicas 36:12, Nehemías 9:30, Isaías 29:10, Isaías 30:10, Isaías 44:26, Jeremías 1:5, Jeremías 28:9, Lamentaciones 2:14, Ezequiel 13:2, Oseas 12:10, Joel 2:28, Amós 3:7, Zacarías 1:6, Zacarías 13:2, Mateo 11:13, Mateo 21:11, Marcos 6:4, Lucas 1:70, Lucas 7:16, Lucas 24:19, Hechos 2:17-18, Hechos 3:22, Hechos 11:27-28, Hechos 13:1, Hechos 15:32, Hechos 21:9-10, 1 Corintios 12:10, 1 Corintios 13:2, 1 Corintios 13:9, 1 Corintios 14:1, 1 Corintios 14:3-5, 1 Corintios 14:22, 1 Corintios 14:29, 1 Corintios 14:31-32, Efesios 2:20, Efesios 3:5, Efesios 4:11, 1 Tesalonicenses 5:20, 1 Pedro 1:10-12, 2 Pedro 1:19-21, Apocalipsis 10:11.

1 Corintios 13:10

“Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”

Cuando venga lo perfecto

  • Salmos 16:11, Isaías 25:8, Isaías 35:10, Isaías 60:19-20, Isaías 66:22, Daniel 9:24, Daniel 12:4, Zacarías 14:9, Mateo 5:48, Mateo 13:43, Juan 17:23, Romanos 8:29-30, 1 Corintios 1:8, 1 Corintios 13:10, 1 Corintios 15:24, Efesios 4:13, Filipenses 3:12, Colosenses 1:28, Colosenses 3:14, Hebreos 7:19, Hebreos 9:11, Santiago 1:4, Santiago 1:25, 1 Pedro 1:5, 1 Pedro 5:10, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 10:7, Apocalipsis 11:15, Apocalipsis 20:5-6, Apocalipsis 21:1-7, Apocalipsis 21:27, Apocalipsis 22:3-5.

Lo que es en parte se acabará

  • Salmos 119:96, Isaías 24:23, Daniel 12:9, Zacarías 13:2-3, Zacarías 14:9, Mateo 24:35, Lucas 21:33, Romanos 11:25, 1 Corintios 13:8-10, Efesios 4:13, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 10:7.

1 Corintios 13:11

“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.”

Cuando yo era niño

  • Deuteronomio 1:39, 1 Samuel 1:24, 1 Samuel 3:1, 1 Samuel 3:8, 1 Reyes 3:7, 2 Reyes 2:23-24, Salmos 8:2, Salmos 22:9-10, Salmos 71:5-6, Proverbios 22:6, Isaías 7:16, Jeremías 1:6-7, Mateo 11:25, Mateo 18:2-3, Mateo 21:15-16, Marcos 9:36-37, Marcos 10:13-16, Lucas 2:40, Lucas 2:46-47, Lucas 10:21, 1 Corintios 13:11, Efesios 4:14, 1 Pedro 2:2.

Hablaba como niño

  • Job 33:25, Salmos 34:11, Isaías 28:9, Isaías 28:13, Isaías 55:8-9, Jeremías 1:6-7, Mateo 11:25, Mateo 21:15-16, 1 Corintios 13:11, Efesios 4:14, 1 Pedro 2:2.

Pensaba como niño

  • Salmos 131:2, Isaías 55:8-9, Jeremías 4:22, Jeremías 10:8, Oseas 7:11, Mateo 11:25, Mateo 18:3, Lucas 10:21, 1 Corintios 13:11, Efesios 4:14, Hebreos 5:12-13.

Juzgaba como niño

  • Salmos 131:2, Proverbios 22:15, Proverbios 23:13, Isaías 3:4, Isaías 3:12, Isaías 28:9, Isaías 55:8-9, Jeremías 4:22, Jeremías 10:8, Oseas 7:11, Mateo 11:25, Mateo 18:3, Lucas 10:21, 1 Corintios 13:11, Efesios 4:14, Hebreos 5:12-13.

Dejé lo que era de niño

  • Salmos 119:99-100, Proverbios 1:4, Proverbios 1:22, Proverbios 2:10-11, Proverbios 3:13, Proverbios 4:5-7, Proverbios 8:1, Proverbios 8:5, Proverbios 9:6, Proverbios 10:13, Proverbios 14:18, Proverbios 19:8, Proverbios 22:15, Isaías 55:8-9, Jeremías 4:22, Jeremías 10:8, Oseas 7:11, Mateo 11:25, Mateo 18:3, Lucas 10:21, 1 Corintios 13:11, Efesios 4:14, 1 Pedro 2:2, 2 Pedro 3:18.

1 Corintios 13:12

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”

Vemos por espejo, oscuramente

  • Job 26:14, Job 36:26, Salmos 77:19, Salmos 97:2, Proverbios 4:18, Eclesiastés 3:11, Isaías 6:5, Isaías 55:8-9, Ezequiel 1:28, Juan 1:18, Juan 14:7-9, Juan 16:12-13, Juan 17:3, Romanos 1:20, Romanos 8:24-25, 1 Corintios 13:12, 2 Corintios 3:18, 2 Corintios 4:6, Efesios 3:9, Efesios 5:8, Colosenses 1:26, Colosenses 2:2-3, 1 Timoteo 1:17, 1 Timoteo 6:16, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 21:23-25, Apocalipsis 22:4-5.

Entonces veremos cara a cara

  • Génesis 32:30, Éxodo 33:11, Éxodo 33:20-23, Números 12:8, Deuteronomio 5:4, Job 19:26-27, Salmos 17:15, Salmos 42:2, Salmos 63:2, Isaías 6:5, Mateo 5:8, Juan 1:14, Juan 1:18, Juan 14:7-9, Juan 16:22, Juan 17:24, 1 Corintios 13:12, 2 Corintios 3:18, Filipenses 3:20-21, 1 Tesalonicenses 4:17-18, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 22:4.

Ahora conozco en parte

  • Job 26:14, Job 36:26, Salmos 139:6, Proverbios 4:18, Isaías 40:28, Isaías 55:8-9, Romanos 11:33-34, 1 Corintios 8:2, 1 Corintios 13:9, 1 Corintios 13:12, 2 Corintios 5:7, Efesios 3:18-19, Colosenses 1:26, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 10:4.

Entonces conoceré como fui conocido

  • Salmos 139:1-6, Isaías 11:9, Jeremías 31:34, Juan 10:14, Juan 13:7, Juan 14:7-9, Juan 17:3, 1 Corintios 13:12, 1 Corintios 15:28, Gálatas 4:9, Efesios 1:17-18, Efesios 3:18-19, Filipenses 3:12, Colosenses 1:10, 2 Timoteo 2:19, 1 Juan 3:2, Apocalipsis 22:4.

1 Corintios 13:13

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”

Fe

  • Génesis 15:6, Habacuc 2:4, Mateo 8:10, Mateo 9:2, Mateo 9:22, Mateo 9:29, Mateo 15:28, Mateo 17:20, Mateo 21:21, Marcos 2:5, Marcos 4:40, Marcos 5:34, Marcos 9:23, Marcos 10:52, Marcos 11:22, Lucas 5:20, Lucas 7:9, Lucas 7:50, Lucas 8:25, Lucas 8:48, Lucas 17:5-6, Lucas 18:42, Juan 3:16, Juan 6:29, Juan 11:40, Juan 12:46, Hechos 3:16, Hechos 6:5, Hechos 11:24, Hechos 14:9, Hechos 14:22, Hechos 15:9, Hechos 16:31, Romanos 1:5, Romanos 1:8, Romanos 1:12, Romanos 1:17, Romanos 3:22, Romanos 3:28, Romanos 4:5, Romanos 4:9, Romanos 4:11, Romanos 4:12, Romanos 4:13, Romanos 5:1, Romanos 10:17, 1 Corintios 12:9, 1 Corintios 13:13, 2 Corintios 1:24, Gálatas 2:16, Gálatas 2:20, Gálatas 3:2, Gálatas 3:5-9, Gálatas 3:11-14, Gálatas 3:22-26, Gálatas 5:6, Gálatas 5:22, Efesios 2:8, Efesios 3:12, Efesios 4:5, Efesios 4:13, Filipenses 1:27, Filipenses 3:9, Colosenses 1:4, Colosenses 1:23, Colosenses 2:5, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 3:2, 1 Tesalonicenses 3:5-7, 1 Tesalonicenses 3:10, 1 Tesalonicenses 5:8, 2 Tesalonicenses 1:3-4, 2 Tesalonicenses 1:11, 1 Timoteo 1:5, 1 Timoteo 1:14, 1 Timoteo 2:15, 1 Timoteo 3:9, 1 Timoteo 4:12, 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 1:13, 2 Timoteo 2:22, 2 Timoteo 3:10, Tito 1:1, Tito 2:2, Tito 3:15, Filemón 1:5, Filemón 1:6, Filemón 1:7, Hebreos 4:2, Hebreos 6:1, Hebreos 10:22, Hebreos 10:38, Hebreos 11:1-40, Hebreos 12:2, Santiago 1:3, Santiago 1:6, Santiago 2:1, Santiago 2:5, Santiago 2:14-26, 1 Pedro 1:5, 1 Pedro 1:7-9, 1 Pedro 1:21, 1 Pedro 5:9, 2 Pedro 1:1, 1 Juan 3:23, 1 Juan 5:4-5, Judas 1:3, Judas 1:20.

Esperanza

  • Salmos 16:9, Salmos 31:24, Salmos 33:18, Salmos 33:22, Salmos 38:15, Salmos 39:7, Salmos 42:5, Salmos 42:11, Salmos 62:5, Salmos 71:5, Salmos 71:14, Salmos 119:49, Salmos 119:74, Salmos 119:81, Salmos 119:114, Salmos 119:116, Salmos 130:5, Salmos 130:7, Salmos 131:3, Salmos 146:5, Proverbios 10:28, Proverbios 13:12, Proverbios 14:32, Jeremías 14:8, Jeremías 17:7, Jeremías 29:11, Jeremías 31:17, Lamentaciones 3:21, Lamentaciones 3:24, Lamentaciones 3:26, Ezequiel 37:11, Oseas 2:15, Joel 3:16, Zacarías 9:12, Mateo 12:21, Lucas 6:23, Lucas 23:43, Hechos 23:6, Hechos 24:15, Hechos 26:6-7, Romanos 4:18, Romanos 5:2-5, Romanos 8:20-25, Romanos 12:12, Romanos 15:4, Romanos 15:13, 1 Corintios 13:13, 1 Corintios 15:19, Gálatas 5:5, Efesios 1:18, Efesios 4:4, Filipenses 1:20, Colosenses 1:5, Colosenses 1:23, Colosenses 1:27, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 2:19, 1 Tesalonicenses 4:13, 1 Tesalonicenses 5:8, 2 Tesalonicenses 2:16, 1 Timoteo 1:1, Tito 1:2, Tito 2:13, Hebreos 3:6, Hebreos 6:11, Hebreos 6:18-19, Hebreos 7:19, Hebreos 10:23, Hebreos 11:1, 1 Pedro 1:3, 1 Pedro 1:13, 1 Pedro 1:21, 1 Pedro 3:15, 1 Juan 3:3.

Amor

  • Deuteronomio 6:5, Deuteronomio 7:9, Deuteronomio 7:13, Deuteronomio 10:12, Deuteronomio 10:19, Deuteronomio 11:1, Deuteronomio 11:13, Deuteronomio 11:22, Deuteronomio 19:9, Deuteronomio 30:6, Josué 22:5, Josué 23:11, Nehemías 1:5, Salmos 31:23, Salmos 36:7, Salmos 69:36, Salmos 97:10, Salmos 119:132, Proverbios 8:17, Proverbios 10:12, Proverbios 17:17, Proverbios 18:24, Proverbios 20:6, Proverbios 27:6, Isaías 56:6, Daniel 9:4, Oseas 3:1, Amós 5:15, Zacarías 8:17, Mateo 5:43-44, Mateo 22:37-39, Marcos 12:30-31, Lucas 6:27, Lucas 6:32, Lucas 6:35, Lucas 10:27, Juan 3:16, Juan 13:34-35, Juan 14:15, Juan 14:21, Juan 15:9-10, Juan 15:12-13, Romanos 5:5, Romanos 5:8, Romanos 8:35, Romanos 8:39, Romanos 12:9-10, Romanos 13:8-10, 1 Corintios 8:1, 1 Corintios 13:4-7, 1 Corintios 16:14, 2 Corintios 5:14, Gálatas 5:6, Gálatas 5:13, Gálatas 5:22, Efesios 1:4, Efesios 2:4-5, Efesios 3:17-19, Efesios 4:2, Efesios 4:15-16, Efesios 5:1-2, Efesios 5:25, Filipenses 1:9, Colosenses 2:2, Colosenses 3:14, 1 Tesalonicenses 1:3, 1 Tesalonicenses 3:12, 1 Tesalonicenses 4:9, 2 Tesalonicenses 3:5, 1 Timoteo 1:5, 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 1:7, 2 Timoteo 2:22, Tito 2:2, Tito 3:4-5, Filemón 1:5, Filemón 1:7, Hebreos 6:10, Hebreos 10:24, Hebreos 13:1, Santiago 2:8, 1 Pedro 1:22, 1 Pedro 4:8, 1 Juan 2:5, 1 Juan 2:10, 1 Juan 3:1, 1 Juan 3:11, 1 Juan 3:14, 1 Juan 3:16-18, 1 Juan 3:23, 1 Juan 4:7-12, 1 Juan 4:16-18, 1 Juan 4:19-21, 2 Juan 1:6, Judas 1:21.

El mayor de ellos es el amor

  • Proverbios 10:12, Cantares 8:7, Juan 13:34-35, Juan 15:13, Romanos 13:8-10, 1 Corintios 13:13, Gálatas 5:6, Gálatas 5:13-14, Efesios 5:1-2, Colosenses 3:14, 1 Tesalonicenses 3:12, 1 Tesalonicenses 4:9, 1 Pedro 1:22, 1 Pedro 4:8, 1 Juan 4:7-21.

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